El futuro de las revistas científicas
Rafael A. Méndez Sánchez
Con insistencia en esta sección ha surgido el tema de la problemática de las revistas científicas en México. En general no es muy complicado para un investigador decidir si debe apoyarlas publicando en ellas o ignorarlas y recurrir a las extranjeras. El punto más importante es la difusión internacional que pudiera dársele a un artículo de una revista local. Una investigación importante podría caer en el olvido si aparece en un impreso que no es leído por la comunidad internacional.
Por otra parte, la mayoría de los estímulos que reciben los investigadores (por ejemplo en física) se basan en la producción de artículos en revistas internacionales y en las citas. Y aquí nos preguntamos: Ƒpublico en una revista nacional para apoyarla, lo cual me daría pocas citas, pocos estímulos, y que la comunidad internacional no leerá o en una revista internacional que me da estímulos, citas y en la que mi trabajo no es ignorado? El segundo camino es el que seguimos la mayoría de los investigadores. Sin embargo, con esa actitud nosotros mismos desvalorizamos las publicaciones nacionales.
Lo mismo hacen los comités de evaluación, que por lo general son también científicos. Hay incluso quien sugiere que para darle a las revistas nacionales un mayor impacto y sean tomadas en cuenta internacionalmente, y para que nuestros comités de evaluación les den más peso, la distribución la debe hacer una editorial extranjera. Pero con ello contribuimos al desempleo en México.
La incógnita a resolver es Ƒcómo robustecemos nuestras revistas, que tantos recursos y esfuerzo han costado al país e incluso tienen altos estándares internacionales, sin que nuestra investigación quede en el olvido? La solución es muy simple: publicar en los archivos electrónicos gratuitos. Voy a dar un ejemplo de algo que me ocurrió hace poco tiempo. Aunque es en una línea muy específica, creo es válido en general, ya que una investigación (cuando no hay aplicaciones de por medio) culmina en un artículo.
A mediados del año pasado, publiqué un texto en la revista American Journal of Physics. En febrero de este año subí el artículo a los archivos xxx del Laboratorio de Los Alamos (http://xxx.lanl.gov/) con gratas sorpresas. Recibí algunos correos electrónicos de profesores extranjeros que me llegaron prácticamente el mismo día de la publicación electrónica. Si mi correo electrónico estaba también en la revista, Ƒpor qué no recibí mensajes antes? No es difícil averiguar que muchos de los investigadores que están a la vanguardia no leen las revistas, sino más bien se mantienen al tanto a través de las comunicaciones verbales (por ejemplo, en los congresos, coloquios, etcétera.) y los archivos electrónicos.
La razón por la cual se leen esos archivos es muy simple: la rapidez y la especialización de esos medios, aunada a la gran producción científica mundial. Depurar la información que nos interesa de los títulos, resúmenes y artículos de todas las revistas podría llevar demasiado tiempo o ser imposible. Sin embargo, con un archivo electrónico se resuelven los problemas de la siguiente manera:
1) Un robot manda periódicamente correos electrónicos (e-mails) con los títulos y resúmenes a quien se suscriba a una lista en un tema específico, es decir, a los investigadores que están interesados en el tema.
2) Se mantiene una página Web ųperiódicamente actualizadaų, en la que se pueden subir, ver y bajar artículos o preprints, con ligas a las páginas www de los investigadores.
3) Se crean páginas personales con ligas (links) a los archivos y las revistas electrónicos. También se deben hacer ligas a la página personal en los buscadores.
La gran ventaja de esos archivos es que se pueden obtener preprints con mucha anticipación a la versión electrónica o impresa de las revistas sobre un tema muy específico (šincluso más de seis meses antes de la fecha de publicación del Physical Review Letters!). Una ventaja adicional es la facilidad con que se pueden hacer búsquedas.
El futuro de las revistas científicas mexicanas está en nuestras manos y en las de sus editores. Enviemos artículos a las publicaciones nacionales, dándoles amplia difusión en los archivos electrónicos internacionales y en el www. Las revistas locales tienen que hacer lo propio en ese ámbito, pero con links a los archivos electrónicos, y regalar sus productos a universidades e institutos en todo el mundo. Con eso aumentaría el impacto de nuestras revistas hasta hacerlas indistinguibles de las extranjeras, aun para los comités de evaluación.
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