En mis recuerdos de la recién terminada feria madrileña de San Isidro, ninguno tan torero y de tan fresco aroma como el de aquel momento... El más bello tal vez ocurrido en el ferial, en que los madrileños celebraron el retorno triunfal del gran torero José Tomás, después de su coronación en México -donde se formó- y la expansión victoriosa de su nombre por el mundo de los toros.
Fue en su segunda actuación en la feria, durante la lidia de su segundo enemigo. Bajo el cielo azul en la tarde de primavera, como príncipe de leyenda, José Tomás, con un toro encastado que lo era de verdad, se fue al centro del redondel con la muleta en la mano izquierda, dando el medio pecho, adelantando la muleta, cruzando, trayendo muy toreado al toro, al que cargó la suerte, alargando el pase en redondo, lo templó y luego lo remató por abajo de la pala del pitón, en tres series ligadas que enloquecieron a la afición.
Fue el de José Tomás el toreo fundamental de mano izquierda y pase natural, cruzado con el toro. Tan hablado y poco realizado. Maravillabase el público de que tales faenas se sucedieron en el redondel. Hastiados de los derechazos inconexos con el pico de la muleta a torillos bobalicones, el toreo del madrileño fue una irrupción de frescura.
Con esta exhibición de verdad torera, José Tomás obligó a Enrique Ponce a dejar su toero ballet y fajarse en su última actuación en la feria. Más lo ejecutado por el diestro de Galapagar, estuvo muy, pero muy por encima de los visto en el serial. La manifestación de una nueva guerra con su destoreo pegapasista.
José Tomás estableció una perfecta correspondencia -una ecuación- entre la pureza de su quehacer torero y la sensibilidad del público de la plaza de Las Ventas: ciertamente el más exigente y conocedor del mundo taurino. No había exceso, ni en más ni en menos, en el toreo nacido en Galapagar, respecto a la afición que gustó de su torear, y lo vitoreó exaltada.
Se acabó la feria madrileña y se iniciarán las novilladas en la Plaza México. ¿De nuevo el destoreo, el aburrido derechazo, los pies en polvorosa de los novilleros, los becerros? Porque después de José Tomás todo en el toreo será el regreso a lo clásico. Se terminó la placidez y uniformidad de las faenas. Los que quieran llegar tendrán que dejar quietas las zapatillas, torear con la izquierda, cruzarse.. cargar la suerte... o irse.