n Se salió del script que él mismo anunció a medios


Al cierre de esta edición, Carlos Salinas aún seguía en México

Roberto Garduño y Ciro Pérez n Carlos Salinas se salió del script y no abandonó ayer el país, como lo anunció al pueblo. Al cierre de esta edición, el ex mandatario permanecía en México. Reunido con su padre, tres de sus hermanos, sobrinos y colaboradores cercanos, en una residencia del Pedregal de San Angel, de nuevo no fue consecuente con sus palabras. Su estancia en la capital del país aumentó las especulaciones en relación con los motivos de la visita: ƑProvocación política? ƑMedición de fuerzas? ƑReunión familiar, postergada desde hace más de cuatro años?

Una vez que cortó su autoexilio para asistir a la graduación de su hijo mayor, sorprender a la prensa extranjera y nacional con sus dotes histriónicas, hablar con su hermano Raúl, y atestiguar la boda de su cuñada Gabriela Gerard, el polémico ex mandatario se resguardó en la casa de sus suegros, ubicada en la calle Cráter 414, al sur de la ciudad de México.

El vértigo informativo provocado por Carlos Salinas se precipitó aún más el domingo, pues éste no cumplió con su palabra. Un día antes, frente a 56 periodistas invitados a la casa de su familia en Dulce Oliva 157, Coyoacán, antepuso, como motivos de su estancia en México, el delicado estado de salud de su padre, Raúl Salinas Lozano, y la graduación de su hijo Carlos Emiliano. Se le interrogó entonces si asistiría a la boda de su cuñada. Dijo que no. Es más, refirió el domingo por la mañana como la fecha de su retorno a la ciudad de Londres, Inglaterra.

Ayer la especulación en torno al paradero de este hombre se extendió. Algunos periódicos aseguraron que el sábado, después de la boda de Gabriela Gerard, asistió a otro enlace en el Colegio de las Vizcaínas. No fue así. Carlos Salinas durmió en la casa de sus suegros, los padres de Ana Paula Gerard. Y desde entonces, hasta el cierre de la edición de este diario, no salió de ese domicilio para emprender el retorno a Londres, donde tiene agendada para mañana, martes, "una comida de negocios".

Por la mañana, el ex presidente dio lectura a los diarios que se editan en la capital del país, también jugó tenis y desayunó con su padre ųque es auxiliado por dos enfermeras de cabecera. También convivió con su familia política y estuvo al lado de Ana Paula y sus dos pequeños hijos.

Afuera en la ciudad, en pleno domingo, las radiodifusoras dieron rienda suelta a la imaginería. Se formularon itinerarios del ex mandatario para dejar México. Se llegó a decir que al mediodía abordaría un helicóptero para trasladarse al aeropuerto de Toluca; y de ahí, en vuelo privado, reintegrarse a su autoexilio. También dieron como referencia de salida los aeropuertos de Acapulco y Puebla.

Mientras, en la casa de la familia Gerard las cosas eran distintas. Convertida en una suerte de bunker, la casona comenzó a recibir invitados. Carlos Salinas y su padre dieron la bienvenida a Adriana, Sergio y Enrique, hermanos e hijos respectivamente. También llegaron los nietos de don Raúl: Mariana, Juan José, Carlos Emiliano, Juan Cristóbal y Cecilia, que llegó acompañada de un nieto del desaparecido Alejo Peralta, Pablo Peralta, en un lujosísimo Porsche, valuado en 230 mil dólares.

También les acompañaron un grupo considerable de colaboradores y amigos, entre ellos Ramón Alberto Garza, director de Reforma, quien ayer, por tercera vez, entrevistó a Carlos Salinas. Este sólo le negó a su amigo la toma de placas fotográficas, "es una cuestión familiar", le dijo.

Como en los viejos tiempos, los Salinas y sus amigos se reunieron en una comida dominical. A la casa Gerard se presentó el servicio de alimentos Mariel, con servicio para 40 personas, que contenía un bufete de aves, carnes rojas y pescado. También se prepararon diversos platillos con nopales ųestos del gusto permanente de Carlos. Afuera permanecían sin comer decenas de reporteros, fotógrafos y camarógrafos. Los integrantes del Estado Mayor Presidencial ofrecieron agua a quienes aguardaban frente al domicilio.

La reunión se prolongó varias horas. La casa de Cráter 414 permaneció fuertemente resguardada. Tanta movilización de escoltas de los invitados despertó la curiosidad entre los conductores que cruzaban frente al portón: "ƑQué esta pasando?, Ƒquién está aquí? ƑEstá Carlos Salinas? šQue se vaya!"

Pero al interior seguía reunido el clan Salinas. El abuelo Raúl; los tíos Carlos, Sergio, Enrique y Adriana; los sobrinos y los amigos de la familia. Todos menos el ausente, Raúl, condenado a 50 años de prisión en el penal estatal de Almoloya de Juárez. Más tarde trascendió, de parte de uno de los invitados que solicitó omitir su nombre, que la familia habló sobre las acciones que tomará contra una resolución adversa en el caso de la apelación contra la sentencia.

Los integrantes de aquélla acordaron "dar la batalla hasta ver libre a Raúl". Es más, se confirmó la creación de una "oficina" de relaciones públicas ųmanejada por dos individuos relacionados con algunos medios de comunicaciónų para enfrentar a través de la prensa, radio y televisión los embates del "desprestigio".

A la medianoche del domingo, el ex presidente seguía reunido con su padre, pero se despidió de sus hermanos Adriana, Sergio y Enrique, quienes abordaron un vehículo Lincoln azul, placas 370 FSB; detrás le siguió una camioneta Grand Cherokee, que "sacó" a Cecilia Salinas Occelli. Reunión que tardó en realizarse más de cuatro años en la ciudad de México. Encuentro con distintas lecturas.