2.- La historia que sigue, todos la conocemos. El 23 de diciembre de 1992 es reformada de manera inconstitucional la LSPEE, adecuándola a lo previamente pactado en el Tratado de Libre Comercio. Lo que no se supo es que el 5 de noviembre de 1992, la Suprema Corte de Ontario ordenó la completa liquidación y disolución de The Mexlight, validando el argumento fundamental del gobierno mexicano de que la sola existencia de la Mexlight contravenía lo dispuesto en el párrafo sexto del artículo 27 constitucional.
En este agitado ambiente de privatización eléctrica, el 9 de febrero de 1994, por decreto del presidente Carlos Salinas de Gortari, nace el nuevo Organismo Descentralizado Luz y Fuerza del Centro (LFC).
El SME vivía un ambiente de fiesta. Parecía que concluían así 21 largos años de un proceso de liquidación, disolución y guerra comercial a la que fue cometida la antigua CLFC, período que fue aprovechado para colocarla, en pocos años, en una situación de quiebra técnica; a tal grado, que en 1994 la deuda que tenía contraída con CFE ascendía a 21 mil 476 millones de pesos, como resultado de la compra de energía en bloque al precio impuesto por CFE.
El 8 de febrero, en el salón Adolfo López Mateos de Los Pinos, ante más de 400 representantes del Sindicato Mexicano de Electricistas, Salinas de Gortari pronunció un discurso memorable (špor sus incumplimientos!). Dijo que LFC nacía con personalidad jurídica y patrimonio propio y financieramente sana, pues el gobierno absorbía la deuda multimillonaria con CFE.
Sin embargo, el gusto del SME duró poco. A raíz del crack financiero de diciembre de 1994, el nuevo gobierno de Ernesto Zedillo estableció compromisos con el Banco Mundial para privatizar una serie de áreas económicas, entre las que se encontraba la electricidad. De manera tal que, habiendo desaparecido de los estados financieros de LFC la deuda multimillonaria durante los meses de febrero a noviembre de ese año, para diciembre de 1994 esta vieja deuda fue arbitrariamente colocada en los pasivos de LFC, situándola inmediatamente en una posición prácticamente de quiebra técnica. Todo indicaba que esta maniobra contable buscaba elevar el costo global de LFC, preparándola para su privatización.
Este primer incumplimiento despertó sospechas en el SME. A tal grado, que en la revisión del contrato colectivo de marzo de 1998, ese gremio demostró en forma impecable otros graves incumplimientos por parte del Ejecutivo federal: a) en primer término, que el nuevo organismo, LFC, no había sido debidamente registrado conforme lo establece la Ley Federal de Entidades Paraestatales, b) la vieja deuda de 21 mil 476 millones de pesos seguía gravitando como una pesada losa sepulcral en las finanzas de LFC, c) existían graves irregularidades en el registro del patrimonio nacional otorgado a ese organismo, entre otras cosas una vieja hipoteca que venía de los años 50, que había sido contratada por la Mexlight y trasmitida a CLFC, al momento de su creación, en 1963, d) finalmente, el SME demostró que la vieja CLFC no había sido liquidada... que seguía existiendo, violando la LSPEE en su artículo cuatro transitorio.
La denuncia presentada por el SME fue de tal impacto, que el 13 de marzo de 1998, los funcionarios de la Secretaría de Energía tuvieron que convocar, con carácter extraordinario y urgente, a una asamblea de accionistas de la CLFC, para votar un solo punto de la orden del día: la liquidación de CLFC. El acta de esta asamblea fue registrada ante la notaría 120 y presentada a la dirección del SME en la tarde del mismo día.
Hoy, a la luz de la iniciativa privatizadora presentada por el presidente Zedillo, surgen inevitablemente una pregunta y varias reflexiones. ƑEl haber dejado pendiente la liquidación-disolución de CLFC, constituía una manera de hacer operativa ųorganizacionalmente hablandoų la privatización de Luz y Fuerza del Centro? La respuesta es afirmativa, pues CLFC tenía una estructura corporativa, regionalizada a través de tres empresas subsidiarias y la matriz del centro; muy semejante a la que prevé la iniciativa zedillista de dividir CFE y LFC, para su eventual puesta en venta al capital privado.
Cabe subrayar, finalmente, que el esquema descapitalizador que el gobierno federal aplicó a CLFC a lo largo de casi 24 años, se sigue aplicando a LFC en sus cinco años de existencia: 1) impidiéndole crecer en capacidad de generación y negándole los recursos de capital necesarios para dar mantenimiento a su planta de generación, 2) obligándolo a una dependencia casi absoluta de la energía comprada en bloque y al precio impuesto por CFE, lo que ha traído como resultado que a la vieja deuda de 21 mil 476 millones de pesos se le sume una nueva de 2 mil 91 millones de pesos, y que en conjunto representan el 59 por ciento respecto del valor total de sus activos.
En este contexto, resulta por lo menos indignante que la iniciativa privatizadora del presidente Ernesto Zedillo pretenda manejar como ''argumento'' lo que es resultado de una pésima y deliberada administración estatal.