José Blanco
ƑTiene remedio la UNAM?

Jaime Sánchez Susarrey se hace esa pregunta (Reforma, 12/06/99), y se responde: "No, todo parece indicar que la Universidad Nacional Autónoma de México no tiene remedio". No obstante, olvida pronto ese alegato, pues concluye su artículo prescribiendo un remedio: la separación del bachillerato y la descentralización del nivel superior por áreas disciplinarias, que Sánchez propone se funde en la vieja taxonomía positivista de la Escuela Nacional Preparatoria.

La UNAM ha podido siempre sobreponerse a sus crisis, y ahora lo hará también. Además, debe ųcomo siempreų, superar sustancialmente la calidad de sus tareas académicas. Aunque no necesariamente con los remedios de Sánchez.

Cabe volver a discutir, en un espacio de análisis sereno, las ventajas y desventajas de separar el bachillerato del nivel superior. Lo que emerge de los debates realizados hasta ahora sobre esa propuesta, es la dificultad para ser concluyente sin incorporar a la discusión la necesidad de avanzar con celeridad en un proyecto sobre el bachillerato nacional. En este nivel educativo hay un caos: existen más de 300 planes académicos y sus objetivos se han vuelto harto confusos.

La descentralización del nivel superior es un proyecto en marcha en la UNAM, si bien ha avanzado con suma lentitud. El sistema de campus ųque ya se prefiguraų no puede basarse en la vieja ordenación positivista de las ciencias, porque el gran desarrollo de la mayor parte de las disciplinas académicas ha abierto ya en el mundo un vasto y creciente campo a la interdisciplina, exigida ésta por la complejidad de los problemas de las sociedades contemporáneas. Esta condición demanda la cercanía institucional de la investigación y la enseñanza de las disciplinas de la naturaleza y de la sociedad. Los campus de la UNAM, con su creciente autonomía académica, serán organizados a semejanza de universidades de tamaño medio.

Sánchez Susarrey lleva razón: "Nuestro país no puede darse el lujo de entrar al tercer milenio con una universidad de semejantes características. Todo el mundo sabe y reconoce que la educación superior es un recurso estratégico, el más importante de todos, para la inserción de México en el mundo". Pero ha sumado a algunas de sus buenas razones sobre el conflicto de la UNAM, prejuicios cultivados y difundidos por visiones interesadas en dañar expresamente la imagen de la institución. Su sentencia de traza "inapelable", según la cual "los estudiantes obtienen un título, pero ese grado no les sirve de gran cosa en el mercado laboral. En muchas empresas se les niega el trabajo por el hecho de ser egresados de la UNAM"; es falsa por todas partes, por más anuncios que alguna vez se han propagado de "se solicita tal; egresados de la UNAM, abstenerse".

Es falsa, por su burda generalización: los egresados de una gran cantidad de disciplinas nada tienen que ver con "las empresas". Es el caso de las múltiples carreras de letras, lenguas, música, arte dramático, filosofía, sociología, psicología ųen la mayor parte sus ramasų, economía, ciencia política, relaciones internacionales, administración pública, pedagogía, geografía, derecho ųen la mayor parte de sus especialidadesų, artes plásticas, física, matemáticas, biología, medicina, odontología, arquitectura, trabajo social, química. Los profesionales formados en estas disciplinas son indispensables a la sociedad, pero no son empleados por las empresas (sólo excepcionalmente).

Por su parte, creer que los egresados de las carreras orientadas a la empresa son rechazados, vuelve a ser otra burda generalización: contadores, psicólogos, abogados, ingenieros químicos, ingenieros civiles y mecánicos y electricistas, comunicólogos y periodistas, médicos veterinarios, actuarios, corren con suerte vario pinta, como todos los profesionales, desde los más exitosos hasta los desempleados. El desempleo profesional, que existe, es atribuible, principalmente, a la contracción económica. Encontraremos también, finalmente, a los desempleados por su baja preparación, que son la base de la falsa generalización de Sánchez.

Conocer sigue siendo necesario, antes de afirmar.