Miguel Barbachano Ponce
Primogénitos del mal

"La figura del asesino sicópata y serial ųafirma Rafael Aviña en la página 24 del programa mensual- junio 1999 de la Cineteca Nacionalų killer como antihéroe de una incipiente cultura criminal surgió cuando Norman Bates interrumpió el regaderazo de Janet Leigh asestándole decenas de cuchilladas en la antológica cinta de Hitchcock, Psicosis (1960). Había nacido el psycho killer que no tardaría en cubrirse de gloria y de todo tipo de viscosidades sanguinolentas con el advenimiento del gore y el splatter.

Pero antes de Norman y Janet y los otros aterradores personajes que enfrentaremos en el ciclo El cine de la paranoia, cuyas imágenes ensombrecen una sala específica de Cineteca, debemos preguntarnos quiénes fueron los primogénitos de aquéllos satánicos protagonistas. La respuesta es necesario encontrarla rebuscando en la obras cinemáticas realizadas a principios de este caótico siglo XX, en Francia, por Victoria Hippolyte Jasset (1862-1913) y Louis Feuillade (1874-1925).

Obras de enigmáticos títulos, como Nick Carter (1908), Zigomar maitre invisible (1911), Balaoo (1912), Protea (serial cuyo primer episodio fue estrenado en París el domingo 22 de junio de 1913, precisamente el día de la muerte del realizador Jasset, ocurrida en la Maison de Santé de la rue Antoine-Chantin); Fantomas contre Juve (serial que articuló Feuillade, estrenado también en importante cadena de cine parisiense en aquel año non y cuya trama se desarrolla mediante cinco filmes de aproximadamente 45 minutos cada uno fatigados por René Navarre) Les vampires" (vasto fresco criminal dirigido por Feuillade en 1915, en el que los surrealistas quisieron ver ''la gran realidad de este siglo", y cuya protagonista principal Irma Vep recorre intransigente las oscuras azoteas de la ciudad luz durante la Primera Guerra Mundial).

Acerquémonos ahora a los orígenes de estas cintas primogénitas de la paranoia cinematográfica mundial. Nick Carter ųpor ejemploų fue concebida por Jasset como una reacción populista contra la Film d'Art, que en aquellos años de cine mudo se esforzaba por transformarlo en un séptimo arte, por medio de la recreación en las pantallas de obras dramáticas de la literatura universal, estelarizadas por actores destacados de la Comedie Française, que en vez de hablar con dramáticos acentos (no olvidar que el teatro es el verbo encarnado) gesticulaban. Obviamente, ante tal desencanto, las masas preferían las acciones sorpresivas e ilimitadas de los seriales de índole policial.

De idéntica manera en Zigomar maitre invisible, adaptación al celuloide de una novela por entregas, cuyos diversos episodios aparecían semanalmente en el periódico Le Matin, Jasset entretiene al espectador acorde a ciertos resortes espectaculares, lejos, muy lejos, de aquellos que manipulaba el teatro aristocrático y burgués.

Resortes que posteriormente utilizaría el film noir, creado por Huston, como interminables persecuciones por pasajes subterráneos, o como grupos de delincuentes instalados en indefinibles discusiones. Ahora bien, debemos considerar a Jasset no sólo como uno de los primeros maestros del suspense, sino también como a un artesano creador que sabe filmar ''en vivo la vida". Muestra de la anterior consideración es la recientemente restaurada Balaoo a propósito de un simio (léase gorila) transformado en hombre. Balaoo (1912) viene a ser hoy antecedente relevante y directo de King Kong (1933) y El planeta de los monos.

ƑY qué opinar acerca de Feuillade?, Ƒqué decir a propósito de Fantomas y de Vampires? Que más allá de las ''abominaciones folletinescas de sus anécdotas" ųescribió Louis Dellucų una y otra enriquecieron los Films Goumont gracias a un brío técnico superior a toda la producción francesa de la época.

Antes de terminar, es obligatorio recordar que Louis Gasnir y Edouard José, en 1915, otorgaron memorable triunfo a la compañía Pathé y a su star Pearl White en Mysteres de New York. Luego se recrudeció la primera guerra y su terrorífico cortejo de maldades.