n Cumple 30 años como realizador y vino a México para hacer un casting


Schroeder: para que una historia sea fascinante no hace falta la nostalgia

n Con tal de obtener dólares, la industria fílmica de EU recurre a la concepción del autor, dice

schroeder-barbet-4-jpg César Güemes/ I n Cuando dirigió Barfly, sobre la vida de Charles Bukowski y con la actuación de Mickey Rourke, los tres accedieron al terreno de la mitología contemporánea. Eso fue en el 87. La trayectoria de Barbet Schroeder, sin embargo, comenzó en el 69 con su primera cinta, More. Y luego seguiría con La vallée (1972), Idi Amin Dada (1974), Maistresse (1976), Koko, el gorila que habla (1977), Tricheurs (1983), la citada Barfly y posteriormente Reversal of fortune (1990), Single white female (1992), Kiss of death (1995), Before and after (1996), y la más reciente, Desesperate measures (1998), exhibida en salas nacionales como Horas de angustia.

De manera que sin proponérselo, Schroeder cumplió, este 1999, tres décadas como director de cine. Estuvo aquí a fin de realizar un casting con actores mexicanos con miras a una cinta que realizará en español en un país todavía por definir. Salvo ese peculiar asunto, su siguiente filme, el realizador que hizo un himno visual para todos aquellos que un día en su vida han levantado una copa, consiente en hablar de todo cuanto es preciso.

ųAl lado de Bukowski y de Mickey Rourke, participó usted en la construcción de un arquetipo. No es usual. Los mitos actuales vienen del cine y los arquetipos sólo de felices combinaciones como la que consiguieron ustedes tres.

ųParte del secreto es que ese arquetipo está basado en la vida mítica de Bukowski. Digamos que es una versión fílmica del mito de sí que él creó.

ųƑDiría que el cine de hoy basa su éxito en la fabricación de mitos?

ųEnteramente. Cuando se detiene ese proceso, ya no hay cine posible.

Todo por unas gafas negras

ųƑCómo fue su trabajo con Charles Bukowski?, Ƒes un tipo difícil, alguien que se parece a su mito hecho a medida?

ųPor principio leí todos sus libros, en busca de alguna historia que resultara cinematográfica. Y descubrí algo muy interesante en su literatura: los libros estaban escritos como guiones. Así que parecía muy fácil adaptar para la pantalla todo eso, salvo que cada una de las narraciones tenía al final o en alguna parte ciertas líneas que eran totalmente literarias y a las cuales era imposible encontrarles equivalencia en imágenes. Es algo que en Estados Unidos llaman punch-line. Sin ese elemento, las historias no tendrían significación emocional ni formal. Ese punch-line no hay manera de trasladarlo a la pantalla. Entonces, decidí buscar personalmente a Bukowski para que él hiciera una adaptación. Su manera de construir diálogos es muy eficaz y sería una pérdida terrible que él no hiciera el guión para la cinta.

''Claro que era muy difícil encontrar su número de teléfono. Finalmente lo conseguí, lo llamé y le dije: soy cineasta y quiero hacer una película con sus historias. Respondió solamente: olvídalo. Y colgó. Lo llamé otra vez, le expliqué que no iba a ser una película de Hollywood, sino de respeto hacia su obra. Me puse como director de cine al servicio de su pluma literaria. Sólo así dijo que estaba bien. Nos encontramos en un barrio muy sórdido donde él vivía por entonces, pasamos en su casa toda una noche conversando sobre el proyecto. Así fue como comenzamos a buscar un libro adaptable pero decidimos que mejor que eso era una historia nueva, en la que narrara esa parte de su vida cuando él fue Barfly, en un bar en Filadelfia. El resultado, ya conocido, es una impresión totalmente intemporal: el bar podría ser el mismo hace diez años u hoy. Tratamos de que todo pareciera igual a como ha sido siempre en estos bares comunes de Estados Unidos."

ųLa historia, en efecto, es vigente. A doce años de haberla estrenado se puede apreciar hoy como si lo que cuenta hubiera sucedido ayer.

ųEse es un efecto que busco. Hay dos maneras de hacer cine que no me gustan: aquella que finge estar en el pasado y esa otra que aparentemente te lleva al futuro. Para que una historia sea fascinante no hace falta la nostalgia, que por cierto está llena de sentimentalismo, algo que me molesta mucho. El presente es lo que me atrae. Y tampoco me gusta hacer películas sobre la vida de un artista famoso que es representado por un actor. Lo cual es contradictorio, porque finalmente hice una cinta basada en un escritor famoso e interpretado por un actor profesional. Ahora, lo hice de una forma en la que no se siente demasiado el peso de lo que sucedió en el pasado.

ųPara Barfly es muy claro que Mickey Rourke hizo suyo el papel. Rourke es Barfly. Si antes no lo era, el trabajo de convertirlo en el personaje recayó en usted.

ųSeguro. El no comprendía el personaje al comenzar. Consideraba que Barfly debía aparecer vestido con una camisa hawaiana, con gafas negras y que estaría completamente bronceado por el sol. Así, las cosas eran muy difíciles. Le dije a Rourke: si insistes en lo de las gafas, no hacemos la película porque ése no es el personaje que hemos construido. Y eso lo manifesté después de siete años de trabajo con Bukowski y con las personas que iban a invertir el dinero en la cinta. Luego de siete años, tan sólo por una gafas estuvimos a punto de no hacer nada. El caso es que entendió. Yo conocía muy bien al personaje Barfly en la vida y en los libros, eso me ayudó a dirigirlo con facilidad. Después Rourke se sintió muy bien. Llegó a ser algo muy agradable. Algunas veces, por ejemplo, cierta toma no salía del todo bien y él mismo solicitaba hacer otra. Rourke se daba cuenta, por mi forma de mirarlo, que no me había gustado. Y luego la toma salía magnífica. Lo difícil fue sólo al principio.

Mickey Rourke, actor excepcional

BARFLY ųAlgo que ha trascendido es que Mickey Rourke no bebe alcohol, que no tomó nada durante la filmación, y sin embargo creó uno de los prototipos de bebedor más emotivos de este fin de siglo.

ųAsí es. El ha dicho en entrevistas que los personajes de alcohólicos no le gustan, que no los acepta. Pero es un actor excepcional. Y alguien así puede hacerlo todo aunque nunca se haya puesto una buena borrachera.

ųƑSucedió algo similar con Faye Dunaway?, Ƒcómo entró al papel?

ųMuy fácilmente, su personaje venía a ser un alma hermana de Bukowski, más pesimista si es posible, más dramático. Era más negro porque no se trataba de alguien que creara. Había mucha oscuridad en la representación que debía conseguir. Entendió que la cinta era muy dura, realista, que no podía aparecer con un peinado al estilo de estrella de cine. Hicimos varios ensayos de look con ella hasta que conseguimos uno que resultó perfecto. Faye aparece muy hermosa, pero al mismo tiempo muy de verdad.

ųƑEl cine de autor, como puede ser Barfly, qué tanto se opone al cine industrial y multimillonario?

ųEso ya no está claro. Mira, por ejemplo Matrix es un filme de autor. Se trata de la historia hecha por dos hermanos, de veintitantos años cada uno, que venían del cine independiente. Tarantino lo mismo, su trabajo es completamente de autor. Para mí, tanto la autoría como la industria, son factores que se complementan y son la fuerza del cine estadunidense. Permite que Tarantino o los creadores de Matrix aparezcan al mismo tiempo que lo realizado por la industria con toda su potencia. En muchas otras cinematografías del mundo esto no es posible. Nada menos en el cine francés, antes de la Nueva Ola, hubiera sido imposible pensar en el trabajo de autor. Es verdad que la industria estadunidense quiere hacer dinero, y si los dólares se encuentran en la concepción de un autor, pues ya está. Además, cada compañía tiene su sección especializada para el cine independiente. Hoy todo cabe y está dentro de la industria.

ųƑHa sentido presión por parte de Hollywood?, Ƒhay algo que hubiera tenido que callar para no contraponerse a los intereses de la industria?

ųBueno, sí, pero no. Una estrategia muy útil para el cine es la que se aplica en cierto tipo de teatro: antes de mostrar la obra en la capital, la presentas en foros pequeños de sitios alejados. Observas cómo funciona y, si algo no marcha, lo cambias. Ese sistema es muy bueno. Seguramente Shakespeare o Moliére hacían algo parecido. Cuando el público no comprende un aspecto, se cambia. En ese sentido sí tuve que modificar algo por lo menos una ocasión. Respecto de la industria, no, jamás he tenido conflicto.

''Lo único que me sucedió una vez fue en Antes y después, que contenía una escena de sexo entre marido y mujer dentro de un momento muy dramático. El público en primera instancia no lo aceptó. Decidí recortarla un poco para hacerla menos fuerte. Incluso en el estudio me decían que la dejara completa, pero preferí no hacerlo. Son los únicos 30 segundos de toda mi carrera que he tenido que modificar, y eso fue en beneficio de la historia en relación con el público.''