n No minimizar las conquistas, pide Monsiváis


Denunciar y documentar la intolerancia, vasta tarea cívica

n Reconocer la diferencia, premisa para un real estado de derecho

Raquel Peguero n A pesar de ser previsible ''que seguirán los crímenes del odio contra los gay, los asesinatos de los líderes indígenas, la persecución contra protestantes, las violaciones y la violencia intrafamiliar, y los asesinatos en serie como los de Ciudad Juárez, todo lo que tiene que ver con un clímax sicológico de tradicionalismo, y el despojo de la categoría de seres humanos a los que se consideran inferiores", no es conveniente minimizar los avances logrados frente a la intolerancia.

Lo que procede ''en la acción cívica contra la intolerancia y en la lucha por los afianzamientos legítimos por la diversidad ųaseguró Carlos Monsiváisų es una tarea muy vasta e incluye la documentación y la denuncia, las campañas específicas, la adquisición de una cultura jurídica, la lucha por posiciones democráticas, y el señalamiento irónico de cómo la intolerancia más atroz es servida siempre por la estupidez militante. Los pícaros son tontos, escribió José Martí, los intolerantes también y esto en el debate que viene no deja de ser una de nuestras ventajas".

Durante la clausura del ciclo La sociedad diversa y sus enemigos, realizada anteanoche en la Casa de la Cultura Jesús Reyes Heroles, a Monsiváis correspondió dar las conclusiones de las sesiones efectuadas el jueves y el viernes, y que en la segunda reunió a Francisco López Bárcenas, Carlos Martínez García, Patricia Mercado, Ricardo Hernández y Tere Incháustegui, como moderadora/presentadora. En el foro, organizado por las asociaciones civiles Diversa y Acto (Acción Ciudadana por la Tolerancia), el autor de Amor perdido afirmó que, contrario a muchos grupúsculos que manifiestan su oposición a la tolerancia, al grito de ''no queremos tolerancia, queremos revolución", a los participantes en este encuentro ''sí nos interesa la tolerancia y no la interpretamos como la caridad de la indiferencia, sino como el respeto a lo que no se comparte porque el ser legal y legítimo no requiere de nuestra aprobación".

Embestida de la derecha

Antes de las ponencias acerca de las minorías religiosas e indígenas, Patricia Mercado, a nombre del grupo Diversa, formuló ocho propuestas relacionadas con la necesidad de trabajar hacia la afirmación de que la postura ''feminista es una vía emancipatoria que busca la equidad entre mujeres y hombres, el respeto a la otredad, sea cual fuere la forma de vida lícita que se elija llevar y, consecuentemente, respetar y hacer respetar la garantía de una vida plena". Llamó la atención respecto del tiempo electoral que se avecina y la importancia de que los pactos deben partir ''de la claridad de los movimientos, grupos o ciudadanos a nivel individual" sobre cuáles son los puntos negociables.

''Sabemos ųagregó Mercadoų que la derecha viene con toda su fuerza a tratar de detener el avance de la izquierda, de los planteamientos libertarios que ponen como centro del tema las diversidades, y está dispuesta a echar abajo que la perspectiva de género sea un lente con el que se dirijan las políticas gubernamentales."

Al respecto, propuso ''igualdad de oportunidades y de trato, como una de las formas de acabar con la discriminación y la exclusión". Dijo que para lograr el desarrollo económico con equidad deberá promoverse ''una política social amplia, integral e incluyente que recupere el objetivo central de propiciar igualdad entre sexos, grupos y regiones".

Propuso, además, promover el respeto de los derechos humanos, garantizar una maternidad libre y voluntaria, ''lo cual implica reformas legislativas y políticas públicas en materia de salud"; impulsar que el Estado dote de medios ''para que mujeres y hombres compartan de manera equitativa las responsabilidades familiares, en especial la crianza de los hijos"; estimular el respeto y la cooperación entre hombres y mujeres ''para forjar una cultura que arremeta contra la violencia en todas sus formas", amén de aumentar ''la presencia de las mujeres en el mundo del trabajo".

A partir de cuatro puntos referentes a la discriminación y los derechos indígenas, López Bárcenas hizo hincapié en que se debe reconocer la diferencia y a partir de ahí ''elaborar un nuevo pacto social en el que se fundamenten nuestras relaciones y en el que deberán ser garantizados los derechos de todos, porque de ello depende su fortaleza o debilidad y sin aquél, jamás, se podrá arribar a un verdadero estado de derecho plural y democrático".

El representante del Congreso Nacional Indígena afirmó que desde que los españoles acuñaron el término ''indio'' para referirse a lo diferente a ellos, ''ha significado discriminación, exclusión o negación de lo diverso, y eso se mantiene hasta nuestros días" como si fuera un pleonasmo y ello casi siempre va ligado a la negación de que ''somos una nación pluricultural y multiétnica". Explicó que durante la Independencia se atentó contra los pueblos autóctonos a pesar de las voces que se elevaron contra ello, como la de Ignacio Ramírez, ''pero nadie hizo caso y los indígenas seguimos ignorados por decreto".

López Bárcenas manifestó que lo curioso es que mientras se les ignoraba, el Estado y algunas organizaciones patronales o eclesiásticas ''lavaban su conciencia inventando planes que nos ayudaran a dejar nuestro atraso y alcanzar la civilización". Eso fue más evidente después de la Revolución del 17, cuando se crearon procuradurías y se impulsó la educación indígena; eran planes bien intencionados, sin embargo ''nunca sirvieron", y no obstante que la educación tuvo logros, ésta ''fue un método para que los indígenas dejáramos de serlo y nos incorporáramos a la cultura nacional. Si bien no era un objetivo declarado, ésos fueron sus efectos", pues sembraron el desprecio ''a lo que éramos y somos, igual que en el resto de la población". Dijo que eso persiste, y si acaso ha cambiado sólo en ''el discurso", pues a partir del 92 el Estado habla de una nueva relación con los indígenas.

Esa nueva relación, indicó, se refleja en la actitud que el gobierno federal asumió en la mesa de diálogo con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, donde ''paralelo al incumplimiento de su palabra, presentó una iniciativa de reforma constitucional que contradice lo pactado en San Andrés, y ordenó a los gobiernos estatales que legislen con ese contenido". El resultado es que ahora tenemos seis leyes federales y sus respectivos reglamentos que se han reformado para incluir la materia indígena; 17 constituciones estatales y un número igual de leyes reglamentarias sobre el tema y las iniciativas sobre ello que ya existen en por lo menos ocho estados: ''Si los derechos indígenas se midieran por las leyes que se proclaman, nuestros pueblos estarían en la gloria jurídica, pero no es así; se sigue legislando para negar los derechos".

Sobre minorías religiosas, Martínez García primero hizo un breve recorrido histórico para mostrar la honda raíz de estos grupos, en especial las iglesias evangélicas/protestantes ųque se miran como advenedizas indeseablesų y la intolerancia que enfrentan en una sociedad mayoritariamente católica. Dijo que México es una nación plural, pero que se busca ser ''negada por los grupos más conservadores y defensores del monolitismo cultural".

En siete escenas relató otros tantos actos de intolerancia, como el ocurrido en 1816 en México, cuando un ciudadano inglés anglicano fue linchado por no descubrirse la cabeza al paso del Santísimo, o los acosos, incendios de casas y persecuciones contra tzeltales y tzotziles en diferentes épocas por sus creencias, que llevó incluso al presidente municipal de Chimitc, Chiapas, en 1957, a romper la Constitución delante de todos, después de que se le señaló que ahí se garantizaba el derecho a profesar una creencia religiosa.

La lid incluye todos los campos

Martínez García se refirió a algo que, dijo, puede ''parecer una cuestión menor, pero es reveladora de la subsistencia de reflejos mentales que deben ser cuestionados" y que se publicó en La Jornada durante las Olimpiadas de Atlanta, en 1996. Después del bombazo contra las instalaciones olímpicas, dijo, se supo que no había sido perpetrado por terroristas musulmanes sino por un guardia de seguridad anglosajón, la Rayuela editorializó con una paráfrasis antiprotestante: ''Atlanta: la seguridad en manos de Lutero". Con ello, argumentó, se recurrió a ''un refrán de la Contrarreforma, el cual refiere el peligro para los fieles de caer en manos de quien se atrevió a poner en tela de juicio las enseñanzas y supremacía del papado". El asunto aquí es criticable, agregó, porque se trata de un ''diario que se ha ganado a pulso su imagen de espacio democrático y democratizador"; sería entendible si ''lo hubiera publicado un medio cercano a la epistemología del Episcopado".

A esta lista, apuntó, habría que agregar la cadena de actos de intolerancia de ''autoridades panistas que le niegan permisos a los no católicos para edificar sus templos o realizar actividades en espacios públicos". Por ello, aseveró, debemos ''ampliar nuestra idea de construir una sociedad tolerante, y la lid es en todos los campos incluido el semántico, ya que es imprescindible ''dejar de usar el término sectas, como concepto peyorativo para referirse a los no católicos".

Al respecto, Monsiváis llamó la atención sobre el hecho de que la sociedad civil tan atenta contra la represión a las comunidades zapatistas no diga ''una palabra de la persecución de los disidentes religiosos, y que el EZLN no declare ni envíe misivas, y que al PRD parezca que no le incumbe la cuestión, ni que ningún articulista serio aborde el tema, simplemente no existe". También preguntó qué hace en ese sentido las comisiones Nacional de Derechos Humanos, la de Chiapas y las distintas agrupaciones civiles; ''la respuesta es detallada: no hacen nada, porque no se han llegado a convencer que los no católicos tienen derechos de la índole que sea, y en parte porque los afectados apenas protestan".

Antes de que Ricardo Hernández Forcada hablara de las Sexualidades diversas en una sociedad plural, y pusiera el énfasis en que es necesario ''superar la minoría de edad a la que se encuentra reducida la multitud de individuos, para que pasen de su mera condición individual a la de sujeto social" con derechos y garantías, Tere Incháustegui aportó un completa recapitulación del tema que motivó el ciclo.