n Aseguran industriales que no pueden subir sueldos para no alterar la inflación


Aliarse, opción ante la voracidad de maquiladoras

n Obreros se saben sindicalizados porque les cobran cuotas; a sus dirigentes ni los conocen

Fabiola Martínez, enviada /II, Ciudad Juárez, Chih.,18 de junio n En punto de las 15 horas, decenas de autobuses suburbanos se enfilan sobre la avenida Bernal -en la zona noreste de esta ciudad-, para llevar a obreros de la maquila justo a las puertas de sus centros de trabajo.

Se trata de uno de los 18 parques industriales asentados aquí al estilo estadunidense; fábricas ubicadas en avenidas limpias y perfectamente trazadas, cafeterías, jardines y canchas deportivas con todos los servicios urbanos y centros comerciales alrededor.

De ahí mismo, media hora después, salen presurosos -entre empujones con sus batas azules y algunos todavía con los lentes de protección- cientos de trabajadores del primer turno (de 6:00 a 15:30 horas); en su mayoría mujeres y jóvenes, muchos de los cuales dicen tener 16 años o más, aunque su apariencia pudiera ser la de estudiantes de secundaria.

Uno de ellos, oriundo del sur de Chihuahua, espera sentado en la defensa de un automóvil a que llegue la hora exacta de entrada. Viste un pantalón de mezclilla amplio ("guango", dice él), playera de jugador de baloncesto y zapatos de plataforma, y a la primera pregunta resume lo que varios de sus compañeros comentaron antes: "šlo que pagan aquí es una 'madre'! (384 pesos a la semana, incluido un bono de 64 pesos), pero qué le hacemos, no hay de otra; en mi pueblo está peor y colocarse bien en El Paso (Texas), pos está más cañón".

Al igual que otros obreros de la planta Automotive, que ensambla arneses para automóviles, deduce que sí pertenece a un sindicato -"porque aparece la cuota Ƒverdá?"-, aunque ninguno de una decena de fábricas visitadas sabe quién es su dirigente ni el nombre de la organización.

-ƑY si tienes algún problema con tu salario o equipo, a quién te diriges?

-Pues directo con el supervisor de la línea (de producción), aunque creo que hay una señora, ya grande, que dicen que es la del sindicato.

Beatriz Luján, coordinadora del Centro de Estudios y Taller Laboral (Cetlac) perteneciente al Frente Auténtico del Trabajo, señala que aun con los bajos salarios que paga esta industria de exportación, miles de jóvenes y mujeres llegan a Ciudad Juárez procedentes de otras entidades del país (Coahuila, Durango, Zacatecas, Oaxaca y últimamente en gran cantidad de Veracruz), con la ilusión de encontrar un mejor nivel de vida.

"Sin embargo, al pasar los meses ven que esto no es realidad y se van asentando en la periferia, en colonias marginadas carentes de cualquier servicio, o se perfilan como consumidores potenciales de drogas y alcohol. Esta también es una de las razones de la creciente inseguridad pública", considera.

En el ámbito laboral, los obreros de la maquila se enfrentan a cargas de trabajo excesivas, escasa protección y nula posibilidad de ser defendidos por una organización sindical auténtica.

"Cuando alguien se atreve a formar un sindicato, o por lo menos a integrar la comisión mixta de seguridad e higiene -derecho que otorga la Ley Federal del Trabajo- se enfrenta en primer lugar a la represión, al despido injustificado (se calcula una rotación mensual de personal de por lo menos 10 por ciento), y a ser incluido en la lista negra, con lo que ya no te aceptan en ninguna otra maquiladora".

Actualmente, informó, en la fábrica Zenco realizan "despidos en masa" y obligan a los obreros a firmar su "renuncia voluntaria"; otro caso, por ejemplo, es el de María de los Angeles Rodríguez, a quien la empresa Proctor Silex obligó a renunciar porque estaba embarazada.

Uno más de los casos de violación a cualquier derecho elemental del trabajador, refiere la situación de Irene Quiroz, de la empresa Súrgicos, a quien despidieron porque padecía de una enfermedad en los ojos, que adquirió justamente por el manejo de sustancias tóxicas en esa planta.

"Es necesario concientizar a la gente", explica Luján, aunque destaca que al hablar con los empresarios acerca de las irregularidades en cuestión, éstos le argumentan que 'quisieran pagar más, pero su gobierno no nos deja porque sacamos de orden las perspectivas de inflación'".

Alejandro Pérez, obrero de maquila por 10 años y ahora integrante del Cetlac, expresa que la Junta Local de Conciliación y Arbitraje está a favor de las empresas; "cuando demandas, los patrones se burlan de ti y te amenazan šenfrente de funcionarios de la Junta!".

En otras dos fábricas (Philips y Fabesa) algunas obreras denuncian -siempre solicitando que no se revele su nombre- que se les obliga a trabajar horas extras. "Nosotras salimos a la una de la mañana, pero como hay bastante producción no nos dejan ir hasta las dos o tres de la madrugada. Se ponen en la puerta o nos quitan nuestro transporte y pues, definitivamente, no nos atrevemos a salir solas, ya ves lo que pasó (más de 100 mujeres asesinadas en la región, la mayoría trabajadoras de la maquila)".