VENTANAS Ť Eduardo Galeano
La nieve
Aquella noche, toda la nieve de todos los inviernos del mundo cayó sobre el barrio.
Liliana Villagra llevaba un buen rato queriendo dormir: queriendo y no pudiendo, por culpa de esas moscas que a veces zumban en el alma, y no hay manera de espantarlas.
Dándose vueltas en la cama, peleando con la almohada, Liliana escuchó las tres campanadas del reloj. Entonces, decidió que necesitaba aire. Abrió la ventana, de par en par, y llenó sus pulmones de buen frío.
El barrio de Pigalle era siempre bullanguero, resonante de juergas y de peleas, alborotado por el ir y venir de las putas y de los travestis, pero aquella noche se había convertido en un desierto, blanco y mudo.
Y una canción subió, desde la nieve. Una voz de pajarito estaba entonando, allá abajo, alguna antigua melancolía.
Empinada en la ventana, Liliana descubrió una mujer que estaba esperando, recostada contra la pared, y esperando cantaba, mientras la nieve caía sobre la calle Houdon y caía sobre su abrigo de piel, quizá comprado en el mercado de las pulgas.
ųƑNo quiere entrar?ųofreció Liliana.
La mujer agradeció, pero dijo que estaba trabajando.
ųLinda canción ųdijo Liliana.
ųYo canto para no dormirme ųdijo la mujer.