Masiosare, domingo 20 de junio de 1999


La nota roja en
la ruta del 2000


Alberto Nájar


``Esta ciudad (el df) es caja de resonancia, y en tanto el comportamiento de la criminalidad no disminuya, es de baja credibilidad lo que estoy diciendo'', se quejaba el ahora precandidato del PRI, Francisco Labastida, luego de ofrecer cifras sobre un ``escaso'' crecimiento de la criminalidad en la capital del país. Las frases del entonces secretario de Gobernación provocaron una guerra declarativa con las autoridades locales. La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal pidió a la Secretaría de Gobernación informes sobre el origen de sus números. Nunca hubo respuesta. En la ruta al 2000 las cifras del crimen son ya una arma política que se maneja a conveniencia. El crudo dato de los 284 homicidios intencionales cometidos en el df de enero a abril cobra otra dimensión si se acompaña de otras cifras: en Culiacán, Sinaloa, el promedio de homicidios dolosos es de 11.1 por cada 100 mil habitantes. En el df es de 3.3. Las cifras no tranquilizan a ninguna ciudad del país, pero incompletas y sesgadas son una arma en la batalla electoral

El camino al 2000 está empedrado de nota roja y del uso político de los índices delictivos. Como nunca, el aumento o descenso de la criminalidad es utilizado como argumento por políticos y partidos para ganar puntos ante el electorado.

Las estadísticas sobre homicidios, asaltos y robo de autos forman parte ya de todas las campañas. Se han convertido en una peligrosa arma política.

Y nadie sabe por dónde puede brincar la liebre. La histeria electrónica tras la ejecución de Francisco Stanley es una muestra.

Sin embargo, Tv Azteca no tiró la primera piedra.

Tres semanas antes del homicidio del locutor, el entonces secretario de Gobernación, Francisco Labastida Ochoa, acusó al gobierno capitalino de perjudicar los programas de combate a la delincuencia en todo el país.

Mientras en 20 estados el índice delictivo bajó 7%, dijo, en el Distrito Federal ``creció poquito, un escaso 1%'', que sin embargo, afirmaba el ahora precandidato priísta, fue suficiente para perjudicar la imagen de las estrategias federales para combatir el crimen.

``Esta ciudad es caja de resonancia, y en tanto el comportamiento de la criminalidad no disminuya, es de baja credibilidad lo que estoy diciendo'', se quejó.

La procuraduría capitalina reaccionó de inmediato, y demandó al funcionario que diera cuenta del origen de sus estadísticas, pues no coincidían con el índice delictivo que mes con mes recaba la dependencia.

Desde Gobernación llegó la respuesta: en dos días los funcionarios capitalinos tendrían la información solicitada.

Ya no hubo tiempo. Labastida Ochoa renunció a la secretaría, se convirtió en precandidato a la Presidencia y el ex gobernador de Oaxaca Diódoro Carrasco entró al relevo en el Palacio de Covián.

De las cifras prometidas a la PGJDF nada se ha vuelto a saber.

***

¿Qué tan grave es el problema de la seguridad pública en el país?

Nadie sabe a ciencia cierta. La cifra negra -los delitos que no se denuncian- y la tradición oficial de mantener los datos en la clandestinidad no dan certeza.

El viernes 11 de junio Masiosare solicitó a 30 procuradores estatales información estadística de la criminalidad en cada una de las entidades, para tratar de conocer la radiografía oficial del delito en México.

Se les consultó sobre delitos donde no existe posibilidad de cifra negra, esto es, aquellos que obligadamente tienen que denunciarse. Se trata de homicidios dolosos, robo de autos y asaltos bancarios.

Se les inquirió, además, sobre los registros de secuestros -que evidencian el grado de violencia en las entidades, a pesar de haber un alto porcentaje de cifra negra-, así como de los indicadores de asalto y robo a transportistas; acciones éstas relacionadas con el crimen organizado.

Una semana después de enviadas las peticiones, solamente 10 de 30 procuradores -de los estados de Aguascalientes, Baja California Sur, Querétaro, Coahuila, Oaxaca, San Luis Potosí, Colima, Tamaulipas, Hidalgo y el Distrito Federal- respondieron, algunos con datos incompletos o equivocados.

Del resto de los funcionarios hubo silencio o evasivas, algunas que incluso rayan en el absurdo, como en el caso del estado de México, donde el procurador solicitó -por medio de sus auxiliares- que la petición se enviara al director de Comunicación Social.

De los estados de los actuales precandidatos solamente dos accedieron a ofrecer información: Coahuila, de donde es originario Humberto Roque Villanueva, y el Distrito Federal, donde gobierna Cuauhtémoc Cárdenas.

En la procuraduría de Tabasco, tierra de Roberto Madrazo, la respuesta fue que ``deben esperar a que les llamen para que les digan cuándo les pueden dar la información''.

De Guanajuato, Sinaloa y Puebla no hubo respuesta alguna. De esas tres entidades son los presidenciables Vicente Fox, Francisco Labastida y Manuel Bartlett.

Dos y dos son cuatro

En política las matemáticas no son exactas.

Los mismos números pueden interpretarse de formas distintas. Y en este rubro, las estadísticas del índice delictivo no son la excepción.

¿Qué significa, por ejemplo, que en la ciudad de México se hayan cometido 284 homicidios intencionales de enero a abril? ¿Y que en ese mismo lapso en Nuevo Laredo hubieran ocurrido 24 asesinatos?

¿Es menos violenta la ciudad fronteriza que la capital del país?

Una interpretación simple dice que sí. Pero otra, en cambio, señala que no hay tal. Nuevo Laredo tiene 300 mil habitantes, mientras que en el Distrito Federal sobreviven 8 millones de personas.

En términos relativos, significa que en Nuevo Laredo se cometió un asesinato por cada 12 mil 500 habitantes, mientras que en la capital del país hubo un homicidio por cada 28 mil 169 personas.

De los datos aportados por los procuradores se desprende que en algunas entidades existe un índice delictivo alto en relación con el número de habitantes, como en Baja California Sur, que tiene 408 mil 774 habitantes y cuenta con una tasa de homicidios de uno por cada 20 mil personas, similar a la capital del país.

La información, empero, tiene matices distintos.

Después de su campaña tras el homicidio de uno de sus cómicos, Tv Azteca empezó a poner en la pantalla datos de los índices delictivos de algunas ciudades del país y los comparó con la delincuencia del Distrito Federal.

Tampoco en este intento reivindicatorio le fue bien. De acuerdo con el oficio DEPEC 334/06/99 enviado por la Dirección de Estadística Criminal a la locutora Rosa María de Castro, el presentar la información en forma aislada únicamente genera confusión.

Así, por ejemplo, los datos sobre homicidio doloso en Culiacán, ``si se relacionan, por cada 100 mil habitantes, la tasa resultaría de 11.1, mientras que en el Distrito Federal correspondería a 3.3 en el mismo periodo'' (entre enero y abril de este año)

En el caso de robo de autos la tasa de Guadalajara es de 208.2 por cada 100 mil habitantes, mientras que en el Distrito Federal la cifra es de 172.2.

Y si se comparan los robos de automóviles contra el parque vehicular, resulta que la ciudad con mayor incidencia de este delito es Culiacán, con mil 968.4, contra 631.9 de Guadalajara y 576.2 de la capital del país.

Más. De acuerdo con las estadísticas de la procuraduría capitalina, en lo que va del año existe una ligera tendencia a la baja en el índice delictivo en comparación con el mismo periodo de 1998.

Por ejemplo, del 1o. de enero al 30 de abril se presentaron 3 mil 587 denuncias menos de robo de autos.