Serfin no aguantó las condiciones de la privatización y mucho menos los efectos de lo que parece haber sido el golpe de gracia de la crisis económica y financiera de 1995. El tercer banco más importante del país está en quiebra después de lo que fue en verdad una larga agonía. Con esta quiebra se pone en claro la fragilidad del sistema bancario mexicano. Además, se estrena el IPAB (Instituto de Protección al Ahorro Bancario) no como una institución capaz de regenerarlo a través de nuevos mecanismos de supervisión y seguro de depósitos, sino que su primera acción es seguir cubriendo el costo de los platos rotos de la gestión económica del anterior y del actual gobiernos.
El saneamiento bancario en México ha sido sumamente costoso en términos económicos y también políticos. La historia del Fobaproa es testigo de ello, y no testigo mudo, a pesar de su reciente metamorfosis. Pero ahora la intervención en el caso Serfin parece estarse presentando como una situación indolora en la que la nueva agencia participa sólo como un puente para reestructurar la fallida institución. Subsisten también, como en todo lo que va de la historia financiera desde la privatización bancaria, sospechas de las acciones aplicadas a este banco en los años recientes. El diputado panista Cantú llama aberrante a la forma especial en que se ha tratado a Serfin y el diputado priísta Barnés García asegura que los dueños del banco habrían violado la ley mediante operaciones de compra-venta de acciones. Ambos aprobaron la Ley del Fobaproa.
Los accionistas de Serfin van a perder su inversión por un monto del orden de 9 mil millones de pesos y se necesitan 20 mil millones más para sanear al banco. Es fascinante cómo nos hemos acostumbrado en México a las cifras millonarias de los rescates bancarios que no terminan, y eso en un país en donde hay 26 millones de personas en condiciones de pobreza extrema y otros 14 millones en situación de pobreza (40 por ciento del total de la población).
Hay un dato interesante que se refiere al socio extranjero de Serfin. El Hong Kong Shanghai Bank va a mantener su participación de casi 20 por ciento en la nueva institución reestructurada, ya que cuenta con una garantía del gobierno mexicano. Vale preguntarse, entonces, si el dinero de los extranjeros vale más que el de los mexicanos; y si esos inversionistas, que son cada vez más necesarios para la subsistencia del sistema financiero, cuentan con medios especiales, es decir, con privilegios legales, no aplicables a los demás.
La administración de la crisis terminal de Serfin significa, conforme a los datos ofrecidos por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, el IPAB y el propio banco, que el gobierno asume una pérdida del orden de 20 mil millones de pesos a partir del 8 de julio próximo. Esta cifra cae dentro del margen de endeudamiento establecido por la ley que creo el IPAB y se financiará con una línea de crédito. La expectativa es recuperar el dinero cuando se venda el banco a nuevos inversionistas. Debe esperarse que pueda venderse un banco de la dimensión de Serfin; en eso parecen coincidir los asesores extranjeros de la Secretaría de Hacienda. El problema es en cuánto se va a vender y cuándo y, por ello, habrá que estar pendientes de qué garantías ofrecerá ahora el gobierno del tipo concedido al Hong Kong Shanghai. Por otra parte, aunque se nos presenta el caso Serfin como manejable, existe un alto costo de oportunidad del dinero. Esto quiere decir que en un país con las necesidades del nuestro lo que se ponga en este negocio deja de usarse, aunque sea por un periodo determinado, en otras cosas que pueden ser económica y socialmente más provechosas.
ƑVale la pena meter dinero para rehacer a Serfin en las condiciones actuales de la institución y del país? Sabemos que los depósitos están garantizados en su totalidad y podrían, entonces, transferirse a otros bancos incluso cobrándoles el favor. A los depositantes la verdad es que les daría igual un banco que otro, ya que la calidad del servicio es igualmente mala y su costo igualmente caro. ƑPara qué meter dinero bueno al malo en Serfin o tener que negociar desventajosamente con inversionistas extranjeros?
El dinero que se va a poner ahora por parte del IPAB va servir para seguir alimentando un negocio bancario muy limitado pero rentable, que no va mucho más allá de invertir en Cetes, manejar cuentas de cheques y tarjetas de crédito o financiar a las más grandes empresas. ƑNo sería mejor que esa línea de crédito para hacer otra transfusión a Serfin se usara para crear un banco en serio, que prestara a pequeñas empresas con instrumentos modernos de asesoría y de riesgos compartidos con las que se alentara al mercado interno? La reforma del sistema financiero está siguiendo el camino más convencional y menos imaginativo. Este sexenio está marcado por la crisis bancaria y la reforma de este sector vital no avanza definitivamente, tiene pies de barro. De todos modos preparémonos para el siguiente capítulo que se llama Bancrecer.