La Jornada lunes 21 de junio de 1999

LOS MILLONARIOS

Ayer, la revista Forbes, publicación estadunidense que desde hace doce años lleva el registro de las mayores fortunas del mundo, dio a conocer la lista de los hombres más acaudalados del planeta correspondiente a 1999. La llamada "Lista Forbes" da lugar a diversas lecturas sobre la distribución global de la riqueza y el desarrollo económico de las naciones.

Por principio de cuentas, la publicación indica que nueve de las diez personas con mayores fortunas se encuentran en Estados Unidos y una en Europa, en tanto que las 26 más acaudaladas se ubican entre los países con mayor desarrollo económico, así como en las monarquías petroleras de Medio Oriente. Estos datos dan cuenta de una enorme concentración de la riqueza mundial en Estados Unidos, Europa occidental y el Golfo Pérsico.

Por otra parte, la suma de las fortunas personales de las diez personas que encabezan la lista equivale, aproximadamente, al monto de la deuda externa de México y Brasil, lo que hace pensar que, en la actualidad, la riqueza de los individuos puede ser equivalente o mayor que la de las naciones. Es decir, los mayores ingresos y ganancias se generan y concentran en la actividad económica de ciertas empresas, no en la actividad económica articulada de los países.

Por otra parte, aunque cada vez son mayores las sumas enumeradas por Forbes, ello no refleja un mejoramiento del bienestar social en el mundo. Ciertamente, a partir del lugar 25 o 26, la lista referida se diversifica por nacionalidades. Ello significa que, año con año, en los países pobres y económicamente atrasados surgen nuevos ricos y las fortunas de quienes lo son de antiguo se incrementan a un ritmo que no guarda proporción alguna con el crecimiento económico de sus respectivas naciones.

El informe en cuestión resulta dramático si se considera que la suma de la deuda externa de las 36 naciones más pobres equivale al conjunto de las fortunas de las tres personas más acaudaladas del planeta, y que los países referidos prácticamente no disponen de presupuestos para educación y salud, debido a la carga que les representa el servicio anual de su endeudamiento.

El aumento de los miembros selectos de la lista de los más ricos del mundo no significa que los pobres disminuyan al mismo ritmo; por el contrario, la pobreza aumenta de manera sostenida, tanto en extensión como en gravedad. Esta situación refleja con crudeza los efectos del modelo económico aplicado en escala planetaria, el cual favorece la concentración de los ingresos en lugar del crecimiento económico, permite la rapiña de unos cuantos sobre los recursos y los bienes de las sociedades, y engendra enormes poderes políticos al margen de la legalidad democrática. Todo ello constituye una inmoralidad manifiesta y un agravio para la enorme mayoría de los seres humanos.