Las autoridades no han dejado de insistir en que es urgente modernizar la infraestructura eléctrica del país, y tampoco han dejado de advertir que si dicho sector no se privatiza toda la población pagará las consecuencias. Sin embargo, lo peor aún está por venir, pues tras el blindaje económico por 23 mil 700 millones de dólares otorgado a México el miércoles pasado, las presiones arreciarán. No hay que olvidar que los préstamos otorgados a México siempre han estado condicionados. Baste recordar los multicitados documentos en los cuales el Banco Mundial hace una serie de recomendaciones para privatizar tanto el sector eléctrico como la educación (Mexico strategy papers y Mexico enhancing factor productivity growth, respectivamente). En vista de los terremotos que se avecinan --además del adelantado el miércoles--, es preciso aclarar que si bien el sector eléctrico debe modernizarse, sus condiciones no le han impedido brindar servicio en los años recientes, a pesar del incremento de la población y de la demanda. Contra lo que pudieran argumentar los promotores de la privatización del sector eléctrico, la eficiencia y los costos actuales de la Comisión Federal de Electricidad son motivo de orgullo, pues se ubican entre los mejores en al ámbito internacional. No es casual que haya cifras positivas en cuanto a costo de producción, disponibilidad de energía, parque de generación y tiempo de interrupción por usuario, por mencionar algunos indicadores. Ello se debe a que, pese a las restricciones presupuestales, los electricistas mexicanos han sabido mantener el servicio. A diferencia de unos cuanto mexicanos que se enorgullecen de aparecer en la lista de los multimillonarios de Forbes, los electricistas han trabajado con la conciencia de servir a todo una nación y no sólo a intereses particulares.
En el sector educativo, el desacuerdo que propició la huelga se ha desvirtuado. Hoy el conflicto se concentra entre los huelguistas y quienes desean reanudar actividades a toda costa. En el olvido parece haber quedado la discusión sobre los recursos públicos destinados a pagar el despilfarro de funcionarios y banqueros y aquellos otorgados a la educación. ƑQué se ha dicho sobre el dispendio de los altos funcionarios de la Secretaría de Hacienda en comidas, gasolina, asesorías y viajes? ƑPor qué se considera más funcional el cobro de cuotas --con miras a la privatización-- que la reducción de gastos superfluos? ƑPor qué los funcionarios no responden con claridad y documentos a estas denuncias? Sólo alguien sin cordura y sin conciencia democrática admitiría un presupuesto que da prioridad al disfrute de funcionarios sobre el desarrollo de la educación. Los recursos para resolver el problema financiero de la UNAM existen, sólo que se dilapidan irresponsablemente en gastos superfluos. ƑPor qué sí se puede sacrificar a la población para pagar un rescate bancario que hoy asciende a 85 mil 500 millones de dólares y, en cambio, no se le puede ofrecer el desarrollo del sistema educativo a través de políticas justas? Quizás sea porque las cuentas pendientes de los gobernantes neoliberales con los organismos internacionales y las instituciones extranjeras van en aumento, mientras la esperanza de una justa distribución de los bienes y servicios se diluye ante una lista de siete millonarios cuya fortuna equivale al ingreso anual de más de 90 millones de personas. (Los interesados en los documentos del Banco Mundial sobre privatizaciones pueden comunicarse con Anasella Acosta de lunes a jueves después de las tres de la tarde al 52624300 extensión 4481).
Melée
Si usted es consumidor de Nutrasweet, Equal, Spoonful, Coca o Pepsi dietética o de cualquier otro producto cuya etiqueta diga ''sin azúcar'', y sufre síntomas como espasmos, dolores punzantes, entumecimiento de piernas, calambres, vértigo, mareos, dolores de cabeza, dolores de las articulaciones, depresión, ataques de ansiedad, dificultad para hablar, visión borrosa o pérdida de la memoria, probablemente tenga la enfermedad del aspartame, que, según especialistas, puede causar la muerte. Hoy se sabe que la mayoría de los síntomas son neurológicos, pues el aspartame destruye el sistema nervioso. En la actualidad hay más de 5 mil producto que contienen este producto y la patente ya ha expirado. Según los especialistas, el consumo de esta sustancia también puede provocar ceguera, cambios en la química cerebral, ataques, malformaciones congénitas y, a diferencia de lo que las campañas publicitarias dicen, el aspartame no es ''dietético'': se almacena principalmente en las células grasas de caderas y muslos. Además, mantiene el nivel de azúcar en la sangre fuera de control, lo que puede provocar un estado de coma. Nomás.