Alejandro Ordorica Saavedra
Sábado Distrito Federal

No, no se trata festivamente de la letra de ese himno del folcklore urbano que genialmente emanó de la creatividad del gran Chava Flores, sino más bien de un "sabadazo", como denominamos al hecho negativo que ocurre o se registra en el fin de semana.

Eso pareció la visita de Salinas de Gortari, que aunque anunciada por el rumor en distintos momentos de este año, no dejó de ser sorpresiva para todos, pues casi nadie creía que realmente llegara a la capital del país y menos en estos momentos, dado el enorme caudal de culpas e incriminaciones en su contra.

De nueva cuenta la televisión fue el detonante social al abrirle cámaras y micrófonos, para argumentar, a placer, obviamente a su favor y sin mayores cuestionamientos, ante la falta de una posición crítica de algunos de sus entrevistadores.

Sin embargo, a través de los medios de comunicación en su conjunto, pero de manera relevante en radio, fluyeron como verdadero contrapeso las opiniones de hombres, mujeres y jóvenes de la ciudad de México, que fueron abrumadoramente de repudio a Salinas.

Por cierto, nuevamente en el caso de estos procesos de comunicación social, se prenden las luces de emergencia que indican la necesidad de legislar sobre la materia, para culminar con un marco jurídico que responda mejor a la realidad social y política del México actual, salvaguardando šclaro!, por encima de todo, la libertad de expresión.

De hecho, los poderes de la nación y las instituciones públicas correspondientes, se han rezagado y muestran evidentes desfases ante el reclamo de la sociedad que ha pedido insistentemente justicia, castigo a la corrupción y aplicación de la ley contra la impunidad.

Su visita a la capital de la República, tuvo un cúmulo de mensajes que se le revertirán, pues quedó latente la impunidad para representarse aquí y ahora desafiando a las instituciones; la intromisión en tiempos preelectorales; la ostentación de una presencia política más que de tipo privado o familiar; el desacato a las reglas no escritas del presidencialismo de su partido de que los ex presidentes se deben retirar de los espacios públicos (Ƒo es un pacto al estilo "Cosa Nostra" donde la familia revolucionaria perdona a la familia tecnocrática para ir juntos a las elecciones del 2000?); y especialmente la gran ofensa al pueblo de México por presentarse con tal descaro, cinismo e hipocresía, tras de los enormes daños y perjuicios que causó a la nación.

En el balance, lo único positivo y alentador es la respuesta que representativamente se generó en la población de la ciudad de México, y extensivamente del país, que prueba la existencia y vitalidad de una sociedad civil que reacciona con energía en situaciones de verdad trascendentes.

Los epitafios de la ciudadanía son inamovibles e irreversibles: "Que regrese lo que robó", "no lo dejen entrar", "no lo dejen salir de Almoloya", cárcel al asesino" y otros más que conforman, en los hechos, una contundente sentencia popular.

Bien remató Chava Flores, su alegre y sabrosa composición musical, como avisándonos también del futuro: Sábado Distrito Federal, ay, ay, ay, ay.