n Nunca aceptará una intervención extranjera, advierte Bogotá
Sufre el ejército colombiano severo revés frente a los grupos rebeldes
n Murieron 39 soldados; hay seis desaparecidos n Combates de las FARC y el ELN contra paramilitares
Reuters, Afp, Dpa y Ap, Santafé de Bogotá, 23 de junio n Colombia "no aceptará jamás" una intervención extranjera ante el conflicto armado interno, declaró este miércoles el canciller Guillermo Fernández de Soto, mientras el ejército sufrió un nuevo revés frente a los grupos guerrilleros que comenzaron una ofensiva contra los destacamentos paramilitares.
En el marco de una ofensiva lanzada desde el pasado lunes por las Fuerzas Armadas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) contra el santuario de los grupos paramilitares en el departamento de Córdoba, se produjo la llegada de fuerzas del ejército por la vía aérea, pero en el desembarco los militares sufrieron el mayor número de muertos.
El subcomandante del ejército, general Néstor Ramírez, declaró en conferencia de prensa que los militares sufrieron 35 muertos, seis heridos y por lo menos seis desaparecidos, contra una treintena de bajas rebeldes, además de 10 campesinos y al menos cuatro paramilitares caídos.
Sin embargo, informes castrenses posteriores señalaron que eran 39 los soldados muertos, y al respecto un líder de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia, identificado como comandante Omega, reconoció que en los combates del martes murieron 38 soldados.
Asimismo, admitió sólo cuatro bajas en las filas de las Autodefensas Unidas de Colombia contra 15 rebeldes.
Pero los militares se mostraron cautelosos en torno al número real de bajas entre los paramilitares, al concretarse en señalar que se libran intensos combates en "una guerra total y absoluta" en la que el ejército utiliza aviones y helicópteros.
Los informes indican que unos 500 guerrilleros entraron a Nudo de Paramillo, en Córdoba, para atacar el cuartel general de las Autodefensas Unidas de Colombia que comanda Carlos Castaño, un lugar en el que las FARC ya habían lanzado un ataque en diciembre pasado cuando creyeron haber aniquilado al ultraderechista.
El gobernador de Antioquia, Alberto Builes, informó que los combates en Córdoba se extienden a su departamento con la llegada del ejército colombiano, y que en las acciones iniciales también tuvieron participación varias columnas del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda guerrilla del país.
Emboscada y abandono
El comandante de las fuerzas armadas, general Fernando Tapias, explicó que unos 50 militares cayeron en una emboscada al llegar transportados en helicópteros a Juan José, municipio de Puerto Libertador, en Córdoba, en un río, ya que en un segundo vuelo la nave resultó averiada por tiroteos de los guerrilleros.
Ante esa situación, la nave se retiró y los soldados quedaron abandonados y sitiados en medio de grupos rebeldes que los atacaron, ante el peor revés militar de los últimos tiempos con 39 bajas, seis heridos y seis desaparecidos.
Sobre este asunto, el general Néstor Ramírez comentó que ésta era una guerra injusta porque los guerrilleros un día secuestran gente en un autobús, otro día plagian a pasajeros de un avión, luego asaltan un puesto de la policía y después golpean bélicamente al ejército.
El ataque de las FARC tiene lugar a dos semanas del comienzo de las negociaciones de paz con el gobierno del presidente Andrés Pastrana, cuyos combates no impedirán que las partes se sienten a la mesa ya que Caracas y rebeldes acordaron dialogar "en medio de la guerra" ante la imposibilidad de decretar un cese del fuego.
Entre tanto, se reportó que el ELN sufrió al menos cinco bajas en Arauca, al tiempo que ese grupo reconoció tener en su poder a nueve pescadores secuestrados el 6 de junio, y advirtió que será imposible reactivar el proceso de liberación de esas personas mientras el gobierno mantenga incomunicados a sus voceros en prisión.
El ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Guillermo Fernández de Soto, aseguró que el gobierno conservador jamás aceptará una intervención extranjera en su país, y negó que el conflicto armado interno suponga una amenaza para los países vecinos como Brasil, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela.
Señaló que no se habla con objetividad cuando se dice que Colombia representa una amenaza para la seguridad hemisférica, al reconocer que hay "situaciones" que ciertamente se presentan desde hace años pero que para eso se han establecido mecanismos de cooperación con los demás gobiernos de la región.
De Soto afirmó que las declaraciones hechas durante la víspera por el jefe del Comando Sur estadunidense, general Charles Wilhelm, ante un subcomité del Senado de su país, "fueron citadas fuera de contexto" cuando se refirió a la seguridad del Canal de Panamá y de los países vecinos ante la presencia de fuerzas guerrilleras y grupos de narcotraficantes.
Es preocupante, dijo, que no se hayan recogido sus palabras de reconocimiento a los esfuerzos del gobierno de Pastrana y sus fuerzas armadas para proteger sus fronteras, y asentó que el general Wilhelm "en ningún momento afirmó" que es conveniente dejar tropas de Estados Unidos en Panamá para evitar incursiones de la guerrilla colombiana.
En otro orden de cosas, la justicia colombiana anunció la apertura de una investigación contra seis oficiales del ejército y la policía, por su presunta negligencia para impedir una matanza de 20 campesinos a manos de paramilitares hace un año en Puerto Alvira.
Por último, miles de campesinos marcharon este miércoles por calles de las principales ciudades de Colombia, por segundo día consecutivo, en demanda de una solución a la severa crisis que padece el sector.
En la capital, más de 700 labriegos ocuparon las instalaciones del Instituto Estatal de la Reforma Agraria, para exigir la entrega de tierras y créditos blancos que les permitan reactivar la producción en el campo.
Pese a que en otras seis ciudades se acentuaron en forma pacífica las manifestaciones, en departamentos como Boyaca las autoridades declararon la ley seca para prevenir alteraciones del orden público