* Conmoción en Chile por revelaciones de un oficial del ejército retirado


Muchos desaparecidos, arrojados desde helicópteros al vacío

* El piloto, preferido de Augusto Pinochet * Confirma que Arellano Stark hizo fusilar a 72 izquierdistas

Enrique Gutiérrez Aicardi, corresponsal, y agencias, Santiago, 25 de junio * Muchos detenidos desaparecidos durante la dictadura militar chilena (1973-1990) fueron arrojados desde helicópteros al mar o a las altas cumbres de la cordillera de los Andes, dio a conocer el teniente coronel retirado Olagier Benavente.

Las declaraciones del ex militar, quien comandara un regimiento de montaña en la ciudad de Talca, en el sur del país, causaron conmoción en círculos políticos locales tras publicarse lo anterior en los diarios La Nación y La Tercera, en momentos en que ha cobrada renovada importancia el tema ante numerosos juicios fincados en contra de ex militares.

Asimismo, confirmó las acusaciones que se han formulado en contra del general retirado Sergio Arellano Stark, en relación a que comandó la denominada caravana de la muerte, un grupo que tras el golpe militar recorrió el país y en octubre de 1973 ejecutó sumariamente a por lo menos 72 prisioneros políticos.

Benavente, de 70 años, quien al asumir el régimen militar fue gobernador en Talca y nombrado por Arellano Stark al frente del regimiento de la ciudad, confirmó que allí mismo fueron ejecutados varios prisioneros durante una de las visitas que realizó el grupo de la caravana de la muerte.

Apuntó que él también comandó un regimiento en la localidad norteña de Pisagua, donde se habilitó un campo de concentración de prisioneros políticos, decenas de los cuales fueron fusilados. Incluso, dijo, un panteonero le habló de varios cuerpos sepultados en el cementerio de Pisagua.

Hace ocho años fueron encontrados en Pisagua los restos de 22 ejecutados, y la búsqueda de otros cadáveres ha sido, hasta ahora, infructuosa.

Entrevistado por ambos diarios, Benavente identificó al capitán Antonio Palomo Contreras como el piloto que le confió que en 1976 estuvo encargado de trasladar los cuerpos de los prisioneros políticos para lanzarlos al mar y otros en las altas montañas de la cordillera de los Andes.

Palomo Contreras, dijo, era su amigo cuando ocurrió el golpe y estuvo bajo su mando, pero después fue incorporado a la caravana de la muerte y era integrante del comando aéreo del ejército, y así muchos de los cadáveres eran llevados a ese grupo aéreo en Tobalaba, en donde le daban la misión a Palomo para desaparecerlos.

Aunque dijo no tener detalles sobre el asunto, no descartó que muchos de los detenidos desaparecidos habrían sido arrojados vivos desde el helicóptero.

No obstante, añadió que el capitán Palomo era el piloto preferido de Augusto Pinochet, ya que éste le encomendó varias misiones en el extranjero, como Estados Unidos y Paraguay.

El ex teniente coronel Benavente comentó a los periodistas que todas esas "fecho-rías" se las contó Palomo durante conversaciones que sostuvieron "en el verano", ya que ambos eran vecinos en el balneario de Pelluhue, donde poseen casas.

Benavente, quien reiteró sus afirmaciones ante Radio Cooperativa, dijo que había prestado declaración al respecto ante el juez Juan Guzmán sobre el caso de la caravana de la muerte, en torno al cual se encuentra bajo arresto Arellano Stark, así como otros cuatro militares que lo acompañaban en ese macabro grupo.

"Todos los oficiales y comandantes sabía-mos de esto", dijo en cuanto a lo que ocurría con los cuerpos de los opositores que eran asesinados, sin embargo estimó que la mayoría de los militares no están dispuestos a aclarar lo sucedido pese a los reiterados llamados del gobierno, la Iglesia católica y los familiares de las víctimas.

Tras señalar que "los militares nunca dirán" lo que sucedió con los detenidos desaparecidos, negó que exista un pacto para no hablar: "No hay juramento al respecto... Pero es que resulta que no a todos los mataron juntos y tampoco al mismo tiempo, están muy repartidos".

Mientras, el presidente Eduardo Frei se entrevistará este fin de semana con el jefe del gobierno español, José María Aznar, en Río de Janeiro, al margen de la cumbre de la Unión Europea y América Latina, de acuerdo con una intensificación de las gestiones de Chile para lograr el pronto retorno al país de Pinochet.

"Nosotros hemos hecho al gobierno español un planteamiento acerca de una forma de encarar el diferendo que tenemos en esta materia", precisó el canciller Juan Gabriel Valdés.

Explicó que el plan se basa en el artículo 30 del Tratado Internacional contra la Tortura, que permite a los estados miembros negociar en directo los asuntos y acudir al arbitraje internacional en caso de no haber un acuerdo.

Por su parte, la prensa chilena destacó declaraciones en Buenos Aires del candidato presidencial oficialista Ricardo Lagos, en el sentido de que si llega a la presidencia continuará el apoyo al reclamo argentino sobre las islas Malvinas, y que la suspensión de los vuelos chilenos desde Punta Arenas al archipiélago ocurrirá en la medida en que Argentina regularice su situación con Gran Bretaña en sus vuelos.

A su vez, el canciller argentino, Guido di Tella, insistió en que su país seguirá defendido la postura chilena en el caso Pinochet.

Entre tanto, trascendió que un abogado solicitó a los tribunales militares en Chile la reapertura del sumario del único caso de tortura y muerte mediante el cual el ex dictador podría ser juzgado y condenado por el juez Baltasar Garzón en España.

Se trata de la muerte del joven Marcos Quezada Yáñez, fallecido en 1989 y que los militares atribuyeron a un asunto de procedimiento meramente policial.