Redes de investigación
Miguel Angel Barrón Meza
Una red de investigación es un organización destinada a establecer vínculos entre científicos e instituciones, con el fin de compartir información y planear y desarrollar proyectos. El 6 de mayo pasado, el Centro Europeo para la Administración de Políticas de Desarrollo (ECDPM) publicó en Internet un extenso reporte titulado "Haciendo trabajar las redes de investigación Norte-Sur". En ese documento se identifican tres tipos: a) redes de intercambio de información, que facilitan y promueven el compartir ideas y resultados entre sus afiliados; b) redes de coordinación de investigación, en las que los integrantes enfocan su estudio en temas comunes y prioritarios, pero los experimentos que realizan los llevan a cabo independientemente, y c) redes para la consulta de políticas de investigación, en las que los institutos miembros realizan consultas entre sí.
En el reporte del ECDPM se mencionan cuatro directrices fundamentales para el éxito de una red de investigación Norte-Sur: 1) establecimiento de un sólido enfoque común alrededor de un problema global concreto; 2) planeación de evaluaciones a mediano plazo a partir del arranque; 3) constitución de una estructura formal de gobierno con procedimientos transparentes de decisión, y 4) planeación de estrategias realistas para el avance hacia las soluciones, preservando al mismo tiempo una cultura de informalidad.
Con cierta periodicidad surgen propuestas encaminadas a la formación de redes de investigación entre países latinoamericanos, como una forma de elevar su desarrollo científico y aprovechando el potencial humano y la infraestructura con que ya cuentan. ƑSon esas propuestas el resultado de un análisis sereno y objetivo o, por el contrario, sólo un cúmulo de buenas intenciones inspiradas en el sueño bolivariano de integración?
En un trabajo denominado "Límites a la colaboración Sur-Sur" (Nature, 27 de mayo de 1999), Calestous Juma, profesor de la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard, afirma: "El mundo industrializado genera 90 por ciento de la producción científica. Ello sugiere que cualquier estrategia para desarrollar la ciencia y la tecnología en países pobres que no procure crear alianzas con centros de innovación del mundo desarrollado probablemente se condene a sí misma a una posición marginal. Las discusiones sobre la cooperación Sur-Sur necesitan verse a la luz de esa realidad".
Para José Vargas, presidente de la Academia de Ciencias del Tercer Mundo y ex ministro de Ciencia y Tecnología de Brasil, el establecimiento de redes de investigación Sur-Sur debería ser posterior a la cooperación científica Norte-Sur. De esa manera, los investigadores del Sur compartirían entre sí el conocimiento que han ganado a través de cooperar con sus colegas del Norte ("Cómo el Norte puede ayudar al Sur a ayudarse a sí mismo". Nature, 3 de junio de 1999).
Vargas ejemplifica sus ideas con el caso de la Comisión Nacional del Espacio, de Brasil, creada en 1961 para desarrollar tecnología satelital. En 1993, después de 32 años y con asistencia de una empresa privada de Estados Unidos, ese país lanzó su primer satélite en un cohete portador también estadunidense. Según Vargas, Brasil tiene tecnología satelital propia para monitorear los cambios en la humedad, la temperatura y la concentración de bióxido de carbono de la atmósfera terrestre, la cual ofrece a las naciones africanas.
El ejemplo anterior resulta bastante cuestionable. ƑVale la pena que un país con millones de pobres invierta cientos o miles de millones de dólares en desarrollar nuevamente una tecnología que desde hace varias décadas está lo suficientemente madura y disponible? ƑNo sería mejor invertir esos recursos en tecnologías de punta en aquellas áreas del conocimiento ųcomo la biotecnologíaų que prometan un beneficio potencial para la mayoría de la población?
Las redes de investigación Norte-Sur actuales buscan que el flujo de conocimientos e información sea en ambos sentidos, es decir, se intenta dejar atrás la corriente unidireccional del Norte hacia el Sur, de modo que los investigadores de los países industrializados también se beneficien con los conocimientos generados por sus colegas del otro hemisferio.
Acertadamente, Vargas señala en su artículo que los países del Norte deben empezar por reconocer que sin los estudiantes del Sur sus prestigiosas universidades e institutos difícilmente mantendrían sus niveles actuales de investigación. Además, deben aceptar que existen problemas de orden global ųcambio climático, biodiversidad, producción de alimentosų que no pueden resolverse sin la cooperación de los investigadores del Sur.
Contrariamente al ideal bolivariano, Calestous Juma afirma en su artículo: "Un modelo de cooperación Sur-Sur sólo se justifica si los países involucrados trabajan en campos específicos comunes. No se justifica sobre bases de proximidad geográfica o de pertenencia al mismo bloque económico".
ƑDeberían entonces los países latinoamericanos establecer redes de investigación preferentemente en aquellas áreas del conocimiento en las que su investigación es de punta? En mi opinión sí.
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