Entre Generales

Días después de la masacre, Lázaro Cárdenas se entrevistó con el general García Barragán, para pedirle que gestionara con el presidente Díaz Ordaz la liberación de los presos políticos. Conocedor de los principios de autoridad militar, el secretario de la Defensa reviró:

"Usted fue secretario de la Defensa y presidente de la República. Como presidente no toleraría una petición semejante a la que me pide que haga al presidente Díaz Ordaz, y como secretario de la Defensa tampoco se atrevería hacerle al presidente la petición que me aconseja."

El general Cárdenas trató de convencer a su camarada de armas. Argumentó sobre la conveniencia de la medida para la estabilidad del país. El general García Barragán le preguntó por qué no hablaba él personalmente con Díaz Ordaz. El ex presidente respondió:

"Yo ya hablé con él, y me contestó que no los podía echar fuera porque tú te podías enojar..."

La discusión entre ambos generales continuó, hasta que García Barragán sentenció:

"...lo que usted me pide no lo hago, ni como soldado ni como hombre..."

El secretario de la Defensa Nacional le contó entonces al ex presidente lo sucedido el 2 de octubre de 1968.

"Eran las 7 de la mañana, estaba en mi despacho, donde tenía varios días durmiendo en la secretaría con mi Estado Mayor, mi secretario particular y ayudantes planeando la forma de terminar con el movimiento; en esos momentos llegó el capitán Barrios (actual subsecretario de Gobernación), del que esperábamos sus informes para completar mi plan.

"Reunidos en mi despacho, escuché los informes y pregunté al capitán Barrios: 'ƑPodremos encontrar en el edificio Chihuahua algunos departamentos vacíos donde meter una compañía?' Barrios me contestó: 'Déjeme ver'. Tomó el teléfono y habló con el general Oropeza, me pasó el audífono y le dije a Oropeza que me consiguiera para antes de las dos de la tarde los departamentos que pudiera para meter una compañía; en media hora tenía conseguidos tres departamentos vacíos a mi disposición, uno en el tercer piso y dos en el cuarto piso.

"Serían las 11 de la mañana del 2 de octubre cuando recibí ese informe que necesitaba para completar mi plan, que nada más yo sabía, pues el Estado Mayor me indicó que no encontraban la forma de aprehender a los cabecillas sin echar balazos.

"Ordené al general Castillo que con el general Gómez Tagle y el capitán Careaga se fueran inmediatamente a reconocer los departamentos vacíos del edificio Chihuahua y estuvieran de regreso con las llaves a las 12:30; así lo hicieron. Ordené poner centinelas con la Policía Militar, para que no dejaran subir a nadie ni entrar sin mi permiso personal, para evitar alguna infiltración e indiscreción; se cumplió, se cumplió al pie de la letra.

"En mi despacho mandé traer sandwiches y refrescos, desayunamos y comimos; mi plan consistía en aprehender a los cabecillas del movimiento, sin muertos ni heridos; éstos tenían cita a las cuatro de la tarde en el tercer piso del edificio Chihuahua para celebrar el mitin el 2 de octubre en la plaza de Tlatelolco."

El secretario de la Defensa siguió narrando con detalle lo sucedido y el general Cárdenas tomó notas con atención. Entre los actores a los que hizo referencia estaba una figura clave de la política mexicana a partir de aquel entonces: el capitán Fernando Gutiérrez Barrios. Al concluir, García Barragán le preguntó:

"ƑTodavía cree usted en que son presos políticos los que prepararon esa trampa al pueblo y al ejército para que hubiera muertitos y tener esa bandera para seguir su agitación?"

El viejo revolucionario michoacano respondió: "Voy a hablar nuevamente con el señor presidente; gracias por el desayuno."

Se despidió del secretario de la Defensa y tomó su coche.