Arturo Cano * "Muchísimo antes de Parte de guerra -sostiene Carlos Monsiváis, uno de los autores-, en rigor el 3 de octubre de 1968, ya era insostenible la versión oficial. Pero ahora, con documentos tan contundentes, el olvido es un puerta cancelada en definitiva."
Sin embargo, y aquí el cronista habla también por Julio Scherer García, los autores no esperan "reacciones muy específicas" a las revelaciones contenidas en el libro editado por Aguilar, Altea, Taurus. Alfaguara, SA de CV.
"Los sobrevivientes del gobierno de 1968, y los priístas, seguirán declarando su inocencia. Pero lo sustancial no es el aferramiento a la impunidad, sino la vastedad del juicio moral que la sociedad rea-lice", afirma Monsiváis.
Parte de guerra aporta, según Monsiváis, un "acercamiento en detalle a la mentalidad de exterminio" y también información precisa sobre los hechos del 2 de octubre, sobre "el modo terrible en que la creencia en la conjura subversiva lleva a la conjura criminal desde el gobierno".
-ƑQué cambia con Parte de guerra?
-Las resonancias de un libro, tan impredecibles, a nada obligan mientras siga al frente el partido que en 1968 festejó hasta la ignominia la impunidad.
-ƑCómo cambiará Parte de guerra la visión que teníamos del movimiento estudiantil de 1968, incluida la matanza del 2 de octubre?
-El cambio no será esencial, según creo. Desde el primer momento se ha sabido del carácter primordialmente generoso del movimiento estudiantil, lo que no excluye sectarismos y provocaciones menores y actos de resistencia violenta, pero centra el énfasis en el idealismo, la defensa de los derechos humanos y civiles y la creencia casi fetichista en la Constitución de la República. Y se ha sabido también del obcecamiento represivo del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz y fuerzas vivas que lo acompañaron. Lo fundamental siempre ha estado a la vista. Pero lo que faltaba era importantísimo: el acercamiento en detalle a la mentalidad de exterminio, a la ignorancia gubernamental de lo que en verdad sucedía, a su invención monstruosa del enemigo. Y faltaban también los hechos específicos del 2 de octubre, el modo terrible en que la creencia en la conjura subversiva lleva a la conjura criminal desde el gobierno.
-El año pasado, el trigésimo aniversario del 68, fue ocasión para el recuento a detalle. Hacia el final de los actos conmemorativos, y en medio de un alud de publicaciones sobre el tema, se multiplicaron las voces que dieron 'enterrado para siempre' al 68. ƑEs posible realmente enterrar el 68? ƑEn qué medida Parte de guerra contribuye a mantener abierta ese fragmento de nuestra historia?
-En el sentido de un movimiento actuante, el 68 se mezcló hace tiempo con la multitud de hechos y corrientes políticas y sociales que hoy activan como pueden nuestra democracia, frágil y sujeta a presiones terribles pero irreversible. Desde otra perspectiva, nada entierra al 68 ni, en un campo más vasto, a la Revolución Mexicana ni, en un ámbito muchísimo más reducido, al pensamiento del PRI. El 68 es una suma de actitudes, un alud de hechos memorables y, algo definitivo, la gran constancia de la impunidad de la clase gobernante. En 68, las víctimas fueron a la cárcel y se les sujetó al linchamiento moral. Y si en 1998 el movimiento resultó el vencedor cultural indiscutible, la impunidad seguía allí, aconsolada. Mientras sea tan devastadora la impunidad, el 68 no conocerá sosiego. Y las revelaciones de Parte de guerra contribuyen a cerrar la principal salida de la impunidad: el olvido, además de señalar con precisión un mecanismo específico del exterminio 'en nombre de la ley'.
Urge la alternancia en el poder
-Dos ejemplos: un montón de cajas (de la campaña de Roberto Madrazo) o las evidencias del pase de charola de las campañas priístas. Nada pasa. Los personajes involucrados mantienen la versión de su inocencia a toda prueba, y la impunidad es la norma. ƑEs posible que un libro, con los valiosos documentos que incluye, abra el camino para, finalmente, conocer la verdad? ƑEs posible que a partir de unas páginas impresas se abra la ruta para acabar con la impunidad?
-Quien controla el gobierno controla los accesos a la documentación legal que elimina o le pone sitio a la impunidad. Continuidad irrestricta del poder es institucionalización de la impunidad, y por eso urge tanto la alternancia, aunque ésta en sí misma sea garantía mínima. Por eso, las resonancias de un libro, tan impredecibles, a nada obligan mientras siga al frente el partido que en 1968 festejó hasta la ignominia la impunidad. Sí, las circunstancias han cambiado al punto de que las pruebas sobre los crímenes son publicables o transmitibles por el canal 2 (los casos de Aguas Blancas y los campamentos de desplazados en Chiapas), pero mientras se ejerza la lógica de la defensa cerrada de la tribu en el poder, las revelaciones y las denuncias servirán de poco, y allí están para probarlo Roberto Madrazo, Rubén Figueroa Alcocer (ya en el equipo de Labastida), y el Fugitivo que viene y se va y dice las mismas mentiras con voz dulzona. Los libros contribuyen, y ampliamente, a terminar con la impunidad moral y hasta cierto punto con la impunidad social, pero en tanto dure este sistema, la impunidad ante la ley persistirá, se trate de una matanza de campesinos o del Fobaproa.
-'Ni perdón ni olvido', dice la consigna en boga en estos días, no a propósito del 68 sino de crímenes mucho más recientes; Aguas Blancas y Acteal. ƑHay perdón posible? ƑDe qué tamaño es el olvido? ƑEs posible cerrar Aguas Blancas o Acteal sin pasar por el 68?
-El perdón no es asunto mío, sino de la cultura cristiana. En cuanto a la amnistía, me opongo a cualquier amnistía a propósito de Acteal o el Fobaproa. Y el olvido es del tamaño de la debilidad de la sociedad civil. Recordar con método exige vías organizativas, y la mayor documentación a mano y una interpretación convincente de la necesidad de la memoria. Por fortuna, las posibilidades del olvido han disminuido al crecer la conciencia de los derechos humanos, lo que vale para las devastaciones del gobierno mexicano, para Pinochet en Chile y para Fidel Castro en Cuba. Desde el punto de vista legal, como se apresuró a decir el Poder Judicial el año pasado, el 68 está cerrado. Pero Aguas Blancas y Acteal no, y estas son causas de primer orden.
Juicio moral vs. impunidad
-ƑNo hay, en la versión del general Marcelino García Barragán, un afán de limpiar la imagen de un institución a costa de unos cuantos hombres sacrificables?
-Ignoro lo que en materia de intenciones contiene la versión del general García Barragán. Sé de su intensa lealtad al Ejército y a las instituciones. Pero en su testimonio sale muy mal parada la institución central, el presidencialismo. De lo único de que es víctima Díaz Ordaz es de su fe en la omnipotencia del presidencialismo.
-ƑEn qué medida los círculos del poder y del dinero han abandonado, en 1999, la visión de la conjura que nos llevaría a un México rojo?
-De las visiones de la conjura no se pueden librar, es su esencia justificatoria, su último asidero con la ética, o como se le llama al prestigio íntimo. Ahora lo que sucede es que ya no son sólo los subversivos los afectados por la teoría de la conjura. Carlos Salinas insiste, sin dar nombres ni pruebas, en las culpas criminales de la nomenklatura priísta. Pero la izquierda sigue sin duda en el primer lugar de las amenazas al capitalismo civilizado y su buen gobierno. Sin ese sobresalto, los círculos del poder y el dinero no dormirían tranquilos.
-ƑDe qué manera se destruye en Parte de guerra la versión que personajes como Luis Echeverría han dado de los hechos? ƑQué reacción esperan los autores del libro -Carlos Monsiváis y Julio Scherer García- de aquellos que han proclamado una y otra vez su inocencia durante 1968?
-No esperamos, y me atrevo a hablar en plural, reacciones muy específicas. Un libro documental, así sea un hecho político, no puede proponerse metas que lo rebasen. Los sobrevivientes del gobierno de 1968, y los priístas, seguirán declarando su inocencia. Pero lo sustancial no es el aferramiento a la impunidad, sino la vastedad del juicio moral que la sociedad realice. Muchísimo antes de Parte de guerra, en rigor el 3 de octubre de 1968, ya era insostenible la versión oficial. Sin embargo ahora, con documentos tan contundentes, el olvido es un puerta cancelada en definitiva.