n Declaración de Río
La riqueza se debe distribuir en forma más equitativa
David Aponte y Rosa E. Vargas, enviados, Río de Janeiro, 27 de junio n La Declaración de Río para la primera reunión entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe quedó lista la víspera del encuentro presidencial, con un fuerte compromiso para fortalecer la democracia, las garantías de las minorías y la ONU y el respeto a los derechos humanos; celebrar elecciones libres; atacar la corrupción, y condenar las leyes extraterritoriales, las cuales son una "seria amenaza" a los afanes multilaterales. Se hizo una mención a las alianzas comerciales entre las partes, sin llegar a una negociación en bloque.
En la nueva "alianza estratégica", europeos y latinoamericanos plasmaron la idea de una segunda cumbre, sin especificar fecha ni lugar, y el establecimiento de un grupo birregional de expertos, el cual se encargará de dar seguimiento a los compromisos de la reunión.
El punto más controvertido resultó ser el de la condena a la extraterritorialidad, como la legislación estadunidense Helms-Burton. La delegación cubana empujó el rechazo a la ley de Washington, y así quedó plasmado la noche del sábado.
Sin embargo, la mañana del domingo la declaración cambió. Los europeos quitaron los apellidos Helms-Burton del borrador.
Después del mediodía, los representantes diplomáticos aprobaron la Declaración de Río y el Plan de Acción de la cumbre presidencial. El primer texto contiene 69 puntos y el segundo 54.
Los documentos mencionan que las partes coinciden en que las prioridades de la nueva alianza son el compromiso con la democracia, la aplicación de la ley, el buen gobierno, el pluralismo y el desarrollo social, incluida una distribución más equitativa de la riqueza.
Se busca fortalecer a la ONU
Los gobiernos colocaron como prioridades del Plan de Acción el trabajo conjunto para fortalecer la capacidad de gestión de Naciones Unidas, para que responda con mayor efectividad en las tareas del próximo milenio, con "total respeto" a los objetivos y principios de la carta del organismo y la promoción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Del último punto, definieron el establecimiento de programas de colaboración para lograr el fortalecimiento de esos derechos, así como adoptar medidas nacionales orientadas a prevenir y combatir la xenofobia, las manifestaciones de racismo y todas las formas de intolerancia.
En materia política, se establecó el compromiso de realizar procesos electorales libres y abiertos, basados en el sufragio universal; promover y respetar los derechos de las comunidades indígenas, e intensificar el trabajo contra el desarme.
También se menciona la necesidad de crear un mecanismo de coordinación en la lucha contra las drogas y la delincuencia organizada, hacer frente a la corrupción y elevar la cooperación en materia de desastres naturales que afecten a las regiones.
En el capítulo económico se menciona la posibilidad de promover una liberación del comercio en beneficio de las dos regiones del mundo como una manera de elevar la prosperidad y combatir los efectos de la volatilidad de los capitales conocidos como golondrinos.
Sobre uno de los temas que mayores expectativas creó en los gobiernos de América Latina y el Caribe, el asunto de una negociación global para el libre comercio, la parte europea definió las reglas: acuerdos bilaterales, como los que negocia actualmente con México y Chile.