* Llama el PKK a inconformarse y acusa a Turquía de querer aniquilar a los kurdos


"Protestas democráticas" contra la condena a Ocalan

Afp, Reuters, Ap y Dpa, Estambul, 29 de junio * El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) llamó hoy a realizar protestas "democráticas" contra la condena a la horca de su jefe Abdulá Ocalan y denunció que Turquía pretende "aniquilar" al pueblo kurdo, mientras gobiernos europeos criticaron la condena impuesta al líder rebelde y, en cambio, Estados Unidos consideró que el proceso judicial se desarrolló en orden.

Tras conocerse la sentencia, centenares de kurdos se manifestaron en Londres, París, Moscú, La Haya y Estrasburgo, mientras las medidas de seguridad alrededor de las embajadas israelíes en países donde viven comunidades kurdas, como Alemania, Gran Bretaña, Suiza, Francia e Italia, fueron reforzadas, aunque no se repitieron las violentas protestas que hubo tras el arresto de Ocalan en febrero pasado, y los consulados estadunidenses en Turquía fueron cerrados temporalmente.

El líder kurdo escuchó impasible la sentencia, luego hizo un gesto con la mano a sus abogados antes de abandonar la cabina de cristal blindado en la que compareció desde que comenzó el proceso el 31 de mayo, al tiempo que las familias de víctimas del PKK admitidas en la sala de audiencias comenzaron a cantar el himno nacional turco.

"Ha asesinado a miles de personas inocentes, entre ellos bebés, niños, mujeres y ancianos", dijo el juez Okyay al anunciar este martes la condena a muerte en la horca por traición a la patria y asesinatos en masa a Ocalan, quien encabezó el movimiento separatista kurdo en los últimos 14 años.

Antes de este anuncio, se le preguntó a Ocalan si quería hacer una última declaración, a lo cual respondió: "No acepto el cargo de traición, creo haber luchado por la unidad de la tierra y por una vida libre... Repito lo que dije al inicio de este juicio, que debe haber una paz y una hermandad justa y honorable, como debe ser en una república democrática.

"Llamo a toda la humanidad, al Estado y a todas las fuerzas de la sociedad a cumplir su deber. El futuro del país está en la paz y no en la guerra", agregó el líder separatista, de 50 años, arrestado por agentes turcos en Kenya tras abandonar Europa.

Si el tribunal de apelaciones confirma el veredicto, la decisión pasará a manos del Parlamento, y después al presidente Suleyman Demirel para su aprobación final, un proceso que podría durar meses. Tras la decisión judicial de hoy, el primer ministro turco, Bulent Ecevit, hizo una breve declaración en la que manifestó su esperanza de que la condena a muerte del jefe del PKK "resulte benéfica" para Turquía.

Pero la rama política del PKK, el Frente de Liberación Nacional de Kurdistán, advirtió en un comunicado divulgado en Viena que la sentencia podría atizar el conflicto "en Turquía y en todo Medio Oriente", y reprochó a Ankara haber "rechazado la ocasión histórica de encontrar una solución democrática para el problema kurdo".

EL PKK lanzó en 1984 una ofensiva armada contra el Estado turco en la región de Anatolia, con mayoría kurda, con la intención de crear un Estado independiente, conflicto que ha dejado unos 30 mil muertos, la mayoría rebeldes y civiles kurdos.

La directiva del PKK, que llamó a realizar protestas "democráticas y pacíficas" contra la condena a muerte de su jefe, sostuvo en Colonia que la sentencia del tribunal kurdo "insiste en aniquilar y negar la existencia del pueblo kurdo".

En Vitoria, España, el responsable de relaciones internacionales del Parlamento Kurdo en el exilio (cercano al PKK), Ali Yigit, declaró que "el Estado turco está jugando con fuego", aseguró que "el pueblo kurdo no va a aceptar sin más el fallo", y llamó a la comunidad internacional a intervenir, tal como lo hizo en el caso de Kosovo.

Rechazo europeo

La Unión Europea "espera que Turquía sea fiel a la práctica constante de los últimos 15 años de no ejecutar a los condenados a muerte", declaró el gobierno alemán, que preside el organismo, mientras que el presidente del Parlamento Europeo, José María Gil Robles, pidió en una carta que la pena de muerte sea conmutada "por razones humanitarias".

Alemania, donde viven dos millones de turcos y kurdos, pidió que el juicio sea revisado, mientras Francia se dijo a favor de que el líder kurdo no sea ejecutado, y Gran Bretaña exhortó a Turquía a no aplicar la pena máxima. En forma similar se expresaron Suiza y Bélgica.

A su vez, el primer ministro italiano, Massimo D'Alema, estimó que la condena amenaza con "alejar a Turquía de Europa", mientras que Grecia invitó a Ankara a "demostrar su respeto por los valores de la Unión Europea", y Rusia expresó su esperanza de que "los grandes principios humanitarios no sean violados".

España consideró que el no llevar a cabo la ejecución podría facilitar al gobierno turco la búsqueda del cese de la violencia del PKK, mientras el Congreso de Diputados de España se alzó en contra de la sentencia de muerte, y el portavoz del Partido Nacionalista Vasco consideró el fallo "una venganza".

En Washington, la Casa Blanca se negó a comentar la pena, pero el portavoz Joe Lockhart comentó que "Ocalan es un terrorista internacional", al tiempo que el portavoz del Departamento de Estado, James Rubin, señaló que los procedimientos en el juicio contra el jefe del PKK fueron correctos, aunque destacó que el caso no ha sido cerrado.

Amnistía Internacional dijo en Londres estar convencida de que "la sentencia se dictó al final de un proceso que violó tanto el derecho nacional (turco) como las normas internacionales para un juicio justo".

Esta denuncia fue compartida por la alta comisaria de la ONU para los derechos humanos, Mary Robinson, quien en Ginebra recordó que el líder separatista estuvo incomunicado durante 10 días y se le restringió el contacto con sus abogados, quienes fueron objeto de amenazas y vejaciones.