La Jornada Delcampo, 30 de junio de 1999
Organización colectiva y lucha comunitaria en Chiapas
San José del Río y su microcosmos organizativo
Korinta Maldonado y Alejandra Aquino
La trayectoria de lucha de las comunidades bases de apoyo del EZLN tiene raíces muy profundas. Ésta se ha venido nutriendo a lo largo de muchos años, por lo que pensar que 1994 es el inicio de la resistencia no es más que simplificar este complejo proceso.
En este contexto queremos resaltar el recorrido de resistencia de estos pueblos, ya que es esa fuerza comunitaria la esencia misma del movimiento zapatista. Nuestro punto de referencia será la comunidad de San José del Río la cual desde 1990, como resultado de diversas experiencias, optó por organizar colectivamente su vida social y económica.
La organización colectiva como forma de resistencia
San José del Río es una comunidad pequeña que se fundó apenas hace 17 años. Se encuentra al noroeste de Las Margaritas, municipio al cual pertenece. La peculiaridad de esta comunidad radica en que condensa en un periodo relativamente corto procesos que, en otras comunidades de la región, se vivieron en un espacio de tiempo más dilatado: salida de la finca, migración, lucha por la tierra, lucha por la comercialización de sus productos (en especial el café) y la participación en organizaciones campesinas. Estas experiencias colectivas fueron la semilla que al crecer y acumular fuerzas generaron procesos de resistencia ixtraordinariamente complejos, que podemos constatar actualmente en las diferentes formas de organización existentes en el interior de las comunidades de la selva Lacandona.
Resulta importante señalar que la organización colectiva de San José del Río, desarrollada junto con otras poblaciones, constituyó en un principio una forma de resistencia que permitió sobrevivir el violento proceso de colonización de las cañadas. Fue una forma de autodefensa en contra de finqueros, ganaderos, coyotes y, en muchos casos, de las mismas instituciones gubernamentales. Una segunda etapa trasciende la anterior, al consolidarse la acción colectiva en torno a un proyecto común.
En la historia de San José del Río la organización colectiva no es algo predeterminado. Por el contrario, ha sido un proceso estrechamente ligado a la resistencia cotidiana.
Es preciso tomar en cuenta el contexto de guerra en Chiapas, situación en la que se encuentran insertas las comunidades en resistencia. Esto influye en gran medida en la estructura colectiva, ya que es una estrategia que responde a esta dinámica; no obstante, no se reduce a ella porque la comunidad en cuestión plantea "el colectivo" como un proyecto de vida.
La mayoría de los habitantes de San José del Río provienen de una finca llamada La Petema. Fueron generaciones las que trabajaron ahí como peones acasillados. En los ochenta decidieron salir debido a que un nuevo dueño generó un gran descontento al retirarles las pocas concesiones que tenían (como un pedazo de milpa, unas matas de guineo y de café). También influyó la comunicación que había entre comunidades, lo que permitió a los jóvenes peones conocer y retomar las ideas agraristas que manejaban las uniones ejidales de la zona.
Poco a poco las familias fueron abandonando la finca y poblando San José del Río (el nombre que lleva es en honor al compadre que se las vendió). Ya en tierras propias la vida no fue fácil, había que pagar el terreno con dinero y con su misma fuerza de trabajo.
El largo recorrido de la organización colectiva
Una vez establecidos los habitantes comenzaron a cultivar el maíz, pero pronto lo desplazaron por el cultivo del café. Este paso los enfrentó a una nueva situación de explotación. Ante esta circunstancia el pueblo buscó nuevas formas de resistencia que le permitieran buscar alternativas de comercialización.
La puesta en marcha de la política agraria neoliberal durante el sexenio salinista puso en peligro la vida campesina. En la selva Lacandona estas políticas se reflejaron en el retiro del Inmecafé, la crisis del sector cafetalero, el límite de la lucha mediante organizaciones campesinas, el aumento de la violencia de los terratenientes y el fin del reparto agrario. Esto fue un factor que orilló a la comunidad de San José del Río a buscar formas de lucha más radicales.
En San José lo que resultó más efectivo para enfrentar tanto las políticas neoliberales como el problema de la escasez de la tierra, fue la organización colectiva de la producción, ya que el trabajo individual había llegado a su límite. A partir de este momento la comunidad comenzó a acordar conjuntamente cómo realizar las labores agrícolas, desde la siembra hasta la comercialización. Pronto esta estructura se extendió a otros espacios de la vida comunitaria, como la salud, la educación, las bodas, etc.
Los pobladores relatan que el proceso de organizarse fue largo y duro, aunque eso nunca los desanimó, ya que se habían convencido que sólo el trabajo colectivo permitiría avanzar hacia lo que consideraban una comunidad digna. En 1990 las comunidades deciden unir tierras, cafetales, esfuerzos y sobre todo sueños. Sin embargo, también buscan equilibrar lo colectivo.
Trabajar en colectivo es un paso difícil, se necesita mucha conciencia, mucha paciencia, y unos tienen una forma de trabajar y otros tienen otra forma. Después de varias asambleas se llega al acuerdo de unir todo, tanto cafetales, como unir los terrenos, pero también dejar algunas partes individuales para el trabajo, pero es una mínima parte.
La asamblea: el corazón de la comunidad
Para llegar a la organización colectiva fue necesario un consenso, es decir, un acuerdo común, que sólo era posible generar a través de la asamblea. La asamblea es el máximo órgano de decisión, es decir, el corazón de la comunidad. La asamblea es una estructura organizativa que tiene una larga tradición en la zona. Los sanjoseños decidieron retomar y reelaborar está estructura permitiendo nuevas formas de participación y de toma de decisiones.
La asamblea comunitaria funciona como cohesionador de la comunidad y como estructura organizativa a cualquier nivel. En ella se toman todo tipo de decisiones, desde cuestiones de trabajo hasta decisiones políticas o problemas internos. Ahí es donde se comparten sueños, donde avanzar significa escuchar, dialogar y consensar. Ahí se castiga y se juzga. Por lo general en las asambleas los jóvenes escuchan y los hombres y mujeres maduros encabezan las intervenciones.
Cada miembro de la comunidad desempeña algún cargo que le otorga la asamblea comunitaria. Para ser "comunidad", es decir un miembro con voz y voto dentro de la asamblea, es necesario haber cumplido 15 años, ser un hombre o mujer "cabal" en edad de casarse y con posibilidades de entrarle parejo a todos los trabajos. Sólo bajo estas condiciones se tiene derecho a desempeñar algún cargo público.
En esta comunidad todos los cargos se ejercen bajo el principio de "mandar obedeciendo". Esto quiere decir que el pueblo en todo momento observa cómo cada quien desempeña su cargo y siempre tiene derecho de remover de su trabajo a quien no lo haga con esmero, honestidad y viendo para el bien de todos. Hay cargos que se asignan a los jóvenes con menos experiencia, como alimentar a los puercos, repartir los alimentos, atender la tienda; y cargos de mayor importancia y responsabilidad como los de agente municipal, responsable de la comunidad, o juez, generalmente son asignados a los jóvenes y adultos con mayor experiencia.
Los problemas que se discuten en la asamblea no siempre se resuelven en una reunión, muchas veces se requieren varios días y largas discusiones, dentro y fuera de la asamblea para lograr un consenso. "Hay problemas que no los sacamos en una sola reunión o en una sola asamblea ųseñala uno de los actores implicadosų, tenemos que regresar a la casa pensar, hablar con nuestra mujer con nuestros hijos, si tenemos hijos grandes; y luego regresar al otro día y ver que vamos hacer para resolver algún problema".
La organización colectiva: un sueño compartido
En San José la colectivización está presente en todos los espacios comunitarios. En el área de la producción agrícola el trabajo lo dividen según el tipo de tarea que vayan a realizar. Por ejemplo, para el corte de café se requiere del trabajo de toda la comunidad: hombres, niños y mujeres participan en la actividad, ya que no tienen la posibilidad de contratar mano de obra. Cuando se realizan otras actividades como la limpia del cafetal o la poda, las mujeres y niños no participan.
"Para el trabajo nos organizamos de diversas maneras ųnos dice otro informante de San Joséų, por ejemplo, si vamos al cafetal y se trata de chaporrear, pues nos vamos todos con el machete, y si vamos a cortar, pues nos vamos todos a cortar. Si se trata de ir a limpiar, como es por surcos, nos marcamos tres cada uno y si entre esos tres hay jovencitos, se lleva uno o dos surcos dependiendo ya de su capacidad, su edad pues, que pueda responder por el trabajo. Y en el corte de café decimos šcortemos con ganas!, o sea con esmero, y hay unos que somos más rápidos y unos que somos más lentos, entonces ahí sí no le podemos entrar parejo".
Para la comunidad de San José la venta de café es fundamental para su economía ya que de ella provienen la mayoría de sus recursos monetarios. El dinero que se obtiene de la venta se queda en un fondo común y se utiliza para comprar productos básicos para la comunidad como jabón, sal, azúcar, frijol y, en casos extremos, hasta maíz; también se utiliza para comprar medicinas, telas, zapatos y para cualquier imprevisto. Cuando hay una buena cosecha y el precio del café no es tan bajo, se le reparte una pequeña cantidad de dinero a cada familia.
"De la venta del café hacemos un fondo común y ya de ahí se resuelven muchas cosas, pero no tenemos el interés personal de tener suficiente dinero. Cuando nos va bien y la situación nos da lugar a levantarlo y venderlo, se llega a un acuerdo que vendiendo el café nos repartimos algo para que uno vea qué compra".
La siembra de maíz es otra de las actividades centrales para la comunidad de San José. El trabajo se lo dividen por tareas, es decir miden el terreno, se reparten los surcos tomando en cuenta el tipo de tierra y la edad y posibilidades del trabajador.
En la milpa el trabajo se reparte por tarea. "Para que avance decimos: ųbueno ahora lo midamos, cada uno tanto, y el que puede salir antes pues sale, pero el chiste es que todos hagamos igual. Y si alguno le tocó su surco en mal terreno, muy feo y no salió, pues tampoco lo obligamos, ya que creemos que está haciendo el esfuerzo, pero por eso les digo que quiere mucha conciencia, no se puede que nos tengamos odio y algo así, no se puede porque si no, nos vamos a presionar mucho".
Los años en que hay buena cosecha la repartición de maíz es ilimitada, es decir, el maíz se coloca en una troje en el centro de la milpa y cada familia toma la cantidad que necesite para su consumo. Los años en que no hay suficiente maíz es necesario racionalizarlo, por lo que se reparte proporcionalmente con relación al número de miembros de la familia.
"En el caso del maíz voy y traigo lo que necesito, es muy rara la vez que nos juntamos para ir a traerlo, porque en diferentes tiempos se acaba, claro por seguridad de no ir solos nos vamos tres cuatro a traer el maíz, cada quien trae lo que necesite, no se le puede medir. Hay cosas que sí se miden, por ejemplo el frijol, éste lo concentramos en un lugar aquí en la comunidad y ahí se reparte conforme a la familia, yo tengo cinco hijos y dos nosotros, somos siete, otros tienen más, son diez en total, o a veces son dos, si son recién casados, entonces ahí va, la cosa es de que el día que se le acabe al que tiene cinco hijos es el día que se le acaba al que tiene nada más dos, porque va medido conforme la familia".
La organización colectiva ha funcionado en gran medida por su flexibilidad. Dependiendo de las necesidades, de la cosecha, del precio del café, la comunidad da cabida en mayor o menor medida a los trabajos individuales. En la comunidad, el trabajo colectivo no se realiza únicamente en el área de la producción, sino que se extiende a otros espacios como el de la salud. Ante la ausencia de médicos, San José decidió hacerse cargo de esta área. Nombró en asamblea a un "promotor de salud", es decir, una persona que a partir de ese momento se encargará de atender a los enfermos y promover la salud en el pueblo.
"La comunidad es la que se encarga de ver por los promotores, ahora si que si diez días se va tener que ir el promotor de salud o el de educación en un curso, la comunidad atiende a la familia. En caso en que no está el promotor, se le trae su maíz a su mujer, se va traer su racimo, o sea, está atendido su hogar. Esa es otra cosa que es ventaja del trabajo colectivo, porque no es nada más hacer el trabajo en la milpa y el cafetal, también resolvemos los problemas de alguien que esté trabajando para la comunidad."
Así como la comunidad se hace cargo del área de salud, también se ocupa del área de educación, lo que es algo más reciente pero funciona de la misma manera. Cuando algún miembro de la comunidad se enferma gravemente y requiere de hospitalización y medicina, los gastos corren por cuenta del colectivo, es decir, se saca dinero del fondo del café para curar al enfermo. Cuando el enfermo es madre de familia, las mujeres del pueblo se organizan en grupos para ayudarla, algunas le hacen la comida, limpian su casa y atienden a sus hijos, otras le proporcionan las tortillas y otras lavan su ropa, de modo que el hogar no queda desprotegido. Para las mujeres implica un gran esfuerzo y mucho trabajo, ya que es común que siempre haya enfermas en la comunidad. No obstante, dicen que se sienten contentas porque en los momentos en que ellas lo necesitan es un gran apoyo.
Otro espacio al que ha llegado el colectivo es al del matrimonio. Cuando dos jóvenes deciden casarse, se acostumbra hacer una gran fiesta. Antes ésta corría a cuenta de la familia del joven, pero desde que se trabaja en colectivo la fiesta la solventa la comunidad. Se saca dinero del fondo común para comprar una vaca, un poco de refrescos, dulces, café, pan, el vestido de la muchacha, etc. Para que la boda salga bien se requiere de muchísimo trabajo, éste se reparte por grupos que son rotativos, algunos se encargan de matar y destazar la vaca, a otros les toca cocinar, a otros servir, lavar o hacer el café, de forma que la familia del novio queda totalmente apoyada por la comunidad.]
"Dueños de todos y dueños de nada..."
El trabajo en colectivo no ha sido fácil, si bien ha tenido muchos logros también ha implicado grandes sacrificios. Es decir, implica un compromiso muy grande, que va desde respetar los acuerdos hasta participar activamente en todas las actividades comunitarias; en suma, significa asumir cierta responsabilidad frente a la comunidad para poder tener derecho a los frutos del trabajo.
"La palabra que se usa aquí ųseñala una indígena de la comunidadų en el trabajo de nosotros, que trabajamos en el colectivo, o sea juntos, es que somos 'dueños de todo, pero también al mismo tiempo no somos dueños de nada', porque si yo no soy responsable, no cumplo con los acuerdos internos, pues tampoco puedo disponer de cosas, en cambio si me porto bien, si respeto los acuerdos que tenemos, pues soy dueño de todo".
Lo fundamental en la historia de San José, es la emergencia de una conciencia colectiva que desemboca en un movimiento organizado con objetivos precisos y con capacidad de desencadenar una acción que ya ha tenido resultados tangibles. Su lucha ya ha comenzado a dar frutos.