Comencemos por los dos planes de paz del 23 de marzo, cuestionando en qué se diferenciaban y en qué se comparan con el acuerdo de paz para Kosovo del 3 de junio, para después analizar brevemente lo que podemos esperar si rompemos las reglas y prestamos atención a los (amplios) antecedentes. El acuerdo de Rambouillet exigía una completa ocupación militar de Kosovo por parte de la OTAN, que tendría un considerable control político sobre la provincia, y facultades para ejercer un grado de ocupación militar en el resto de Yugoslavia.
La OTAN debía "constituir y encabezar una fuerza militar" (las KFOR) que la alianza "establecerá y distribuirá" en Kosovo y sus alrededores, y que "operará bajo autoridad y se someterá a la dirección y control político del Consejo del Atlántico Norte a través de la línea de comando de la OTAN. "El comando de las KFOR es la autoridad última dentro de lo que concierne a la interpretación de este apartado (el de la implementación del acuerdo militar), y sus interpretaciones son obligatorias para todas las partes y personas (de rango no relevante)".
La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) tiene jurisdicción formal sobre los aspectos civiles del acuerdo, en coordinación con las KFOR, un ejército de ocupación, que por lo tanto está en posición de determinar lo que ocurre. Dentro de un plazo de tiempo breve, todas las fuerzas yugoslavas militares y las policiales del Ministerio del Interior de Belgrado deberán retirarse a "cuarteles aprobados" para después replegarse hacia Serbia, con excepción de pequeñas unidades asignadas que cumplirían funciones de protección de fronteras con armamento muy reducido (que se especificó con todo detalle). Estas unidades se limitarían a defender las fronteras de ataques y "cruces ilícitos", y no se les permitiría trasladarse dentro de Kosovo o cumplir ninguna otra función.
"A tres años de la entrada en vigor del acuerdo, se convocará a una reunión internacional para determinar los mecanismos para un acuerdo final para Kosovo". Este párrafo ha sido interpretado regularmente como un llamado a realizar un referéndum por la independencia, aunque esto no se menciona específicamente.
En cuanto al resto de Yugoslavia, los términos de la ocupación se presentan en el apéndice B titulado Estatuto sobre la Implementación de la Fuerza Militar Multinacional. El párrafo crucial reza:
8. El personal de la OTAN, al igual que sus vehículos, contenedores, aviones y equipos, deberán gozar de libertad irrestricta de movimiento y traslado a través de la RFY (República Federal de Yugoslavia), incluido el espacio aéreo y aguas territoriales. Esto debe incluir, aunque no se limita sólo a eso, el derecho a vivaquear, maniobrar, acantonar y utilizar cualquier área que se requiera para cualquier operación, entrenamiento o labor de apoyo.
Este recordatorio especifica condiciones que permiten que las fuerzas de la OTAN, y a quien sea que ellos elijan, actúen de la forma en que quieran a través de la totalidad del territorio de la RFY sin obligación alguna y sin observar ninguna de las leyes del país y sin respeto a la jurisdicción de sus autoridades que deben, no obstante, cumplir todas las órdenes de la OTAN "como prioridad y empleando todos los recursos que se requieran". Otro apartado señala que "todo el personal de la OTAN debe respetar las leyes que se aplican en la RFY", pero siempre concediéndole la autoridad para ponerse por encima de ellas: "Evitando el prejuicio de privilegios e inmunidades citadas en este apéndice, todo el personal de la OTAN..."
Se ha especulado que la redacción fue diseñada para garantizar el rechazo serbio. Es posible. Es difícil imaginar que cualquier país hubiera considerado dichos términos como algo que no fuera una rendición incondicional.
En la cobertura masiva que se hizo de la guerra uno encontrará pocas referencias al acuerdo que se acerquen algo a la precisión, y más notoriamente, que se mencionara siquiera lo referente al apéndice B. Esto último fue reportado, sin embargo, tan pronto como se volvió irrelevante a la opción democrática.
El 5 de junio, después del acuerdo del 3 de junio, la prensa refirió que bajo el anexo al acuerdo de Rambouillet se hablaba de "una fuerza exclusivamente constituida por la OTAN que tenía permiso irrestricto de trasladarse como quisiera dentro de Yugoslavia, inmune a cualquier proceso legal", citando la redacción (lo hizo el New York Times al igual que otros medios).
Evidentemente, sin una explicación clara y reiterada de los términos básicos del acuerdo de Rambouillet --considerado el "proceso de paz oficial"-- ha sido imposible para el público obtener una comprensión seria de lo que estaba ocurriendo, o evaluar las precisiones de la versión del acuerdo de Kosovo por la que finalmente se optó.
El segundo plan de paz fue presentado en forma de resoluciones de la Asamblea Nacional serbia el 23 de marzo. La Asamblea rechazó la exigencia de la ocupación militar de la OTAN y solicitó a la OSCE y a la ONU facilitar un convenio diplomático pacífico. También condenó la retirada de la misión de verificación de la OSCE para Kosovo del 19 de marzo que se hizo como medida previa a los bombardeos del 24 de marzo.
Las resoluciones llamaban a negociaciones con miras a "alcanzar un acuerdo político en el que estuviera prevista una amplia autonomía para Kosovo y Metohija (el nombre oficial de la provincia), que garantizara total igualdad a todos los ciudadanos y comunidades étnicas dentro de un respeto a la soberanía e integridad territorial de la República Serbia y la República Federal de Yugoslavia". Las resoluciones de la Asamblea agregaban, no obstante, que "el Parlamento serbio no acepta la presencia de fuerzas militares extranjeras en Kosovo y Metohija".
El Parlamento serbio está dispuesto a negociar el tamaño y características de la presencia internacional en Kosmet (Kosovo/Metohija) para la implementación del acuerdo logrado, inmediatamente de la firma de un acuerdo político sobre el autogobierno pactado y aceptado por representantes de todas las comunidades nacionales que habitan en Kosovo y Metohija.
Los puntos esenciales sobre estas decisiones se transmitieron a través de las principales agencias, y por lo tanto, fueron seguramente conocidas en cada redacción del mundo. Pero varias investigaciones de monitoreo de las informaciones que se difundieron han encontrado escasas menciones a las resoluciones, y ninguna mención en los principales medios impresos nacionales.
Así, los dos planes de paz del 23 de marzo siguen siendo desconocidos por el público en general, se ignora incluso el hecho de que había dos propuestas y no sólo una. La conciencia generalizada es que "Milosevic rechazó, e incluso se negó a discutir, un plan internacional de paz (es decir el acuerdo de Rambouillet) y fue por eso que la OTAN comenzó los bombardeos el 24 de marzo". (La cita proviene de un artículo del New York Times de Craig Whitney, uno de los muchos artículos que deploraba la propaganda serbia de manera, sin duda, minuciosa, pero con algunas omisiones).
Sobre el significado de las resoluciones de la Asamblea Nacional serbia, las respuestas son de sobra conocidas por los fanáticos --se trata de diferentes respuestas, dependiendo de la categoría de fa- náticos a los que nos refiramos. Para otros, hubiera habido formas de encontrar respuestas: explorando las posibilidades. Pero los estados iluminados prefirieron no elegir esta opción y, en cambio, bombardear con las consecuencias que se conocían de antemano.
Los pasos posteriores en el proceso diplomático y su interpretación dentro de las instituciones doctrinarias son un asunto que merece atención, pero lo obviaré para dedicarme al acuerdo de paz para Kosovo del 3 de junio que, como era de esperar, es un compromiso intermedio entre los dos planes de paz del 23 de marzo.
En el papel, al menos, Estados Unidos/OTAN abandonaron sus principales exigencias, ya arriba citadas, que llevaron a que Serbia rechazara el ultimátum. Serbia, a su vez, aceptó a "una presencia de seguridad internacional con participación sustancial de la OTAN que debe ser desplegada bajo el comando unificado y control... bajo los auspicios de la ONU".
En un agregado al texto se menciona que "la posición de Rusia es que el contingente ruso no estará bajo el mando de la OTAN, y que su relación con la presencia internacional será dictada mediante acuerdos adicionales relevantes".
En el acuerdo del 3 de junio ya no hay términos que permitan acceso al resto de la RFY a la OTAN o a la "presencia de seguridad internacional" en general. El control político de Kosovo ya no se pone en manos de la OTAN, Serbia o la OSCE, sino en el Consejo de Seguridad de la ONU que establecerá una "administración interina para Kosovo". La retirada de las fuerzas yugoslavas ya no se especifica con el detalle que tenía en el acuerdo de Rambouillet y, aunque sigue siendo similar a la que se planteó entonces, se le acelera. El resto del contenido del documento ya estaba plasmado y coincidía en los dos planes del 23 de marzo.
El resultado final sugiere que pudieron haberse explorado las iniciativas diplomáticas que se plantearon el 23 de marzo, lo que hubiera evitado una terrible tragedia humana de consecuencias que resonarán en Yugoslavia y otras partes del mundo, las cuales resultan ominosas en mu- chos otros aspectos.
Traducción: Gabriela Fonseca