* La reunión, para alcanzar el "bienestar de las comunidades"
No buscó la Cumbre de Río la confrontación con EU, aseguran
* Europeos formularon un compromiso claro para transformar las relaciones comerciales: Zedillo
David Aponte y Rosa Elvira Vargas, enviados, Río de Janeiro, 29 de junio * La Cumbre Río 99 terminó con la idea y el propósito de que la nueva alianza entre América Latina y el Caribe (ALC) con la Unión Europea (UE) no busca la "confrontación y el antagonismo" político y económico con ninguno de los actores internacionales, especialmente Estados Unidos, sino el "bienestar de las comunidades".
El manejo diplomático previo anticipó que cada miembro de la región latinoamericana, en especial México, el Mercado Común del Sur (Mercosur), la Comunidad Andina, vino cada uno a tratar de interesar, de jalar, a los europeos hacia sus propias negociaciones comerciales.
Por supuesto, no hubo avances a la idea de un acuerdo global. Cada país y región tendrá su propio ritmo, tiempo y mecanismo en el tema del comercio.
El presidente de México, Ernesto Zedillo, consideró que "lo real" es que la UE formuló un compromiso muy claro y muy firme para transformar las relaciones comerciales entre las regiones. Sin embargo, en las negociaciones comerciales hay que estar dispuesto a "ceder, a entregar y aún afectar intereses especiales".
Lo importante es que hay voluntad política y visión "para reconocer que, con mucho, los beneficios del libre comercio exceden sus posibles costos", manifestó el mandatario mexicano.
Antes de la firma de la Declaración de Río y el Plan de Acción, que considera los nuevos lineamientos de la relación política y comercial entre las regiones, y cuyos documentos fueron aprobados el domingo pasado a nivel de cancilleres, los jefes de Estado y de gobierno de ALC y la UE sos- tuvieron dos sesiones más de trabajo a puerta cerrada en las instalaciones del Museo de Arte Moderno, ubicado en la zona centro de esta ciudad.
Los mandatarios de Francia, Jacques Chirac; de Chile, Eduardo Frei Ruiz-Tagle; de Cuba, Fidel Castro Ruz; de Ecuador, Jamil Mahuad; de Venezuela, Hugo Chávez; de España, José María Aznar, y de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, participaron en el debate sobre los temas económicos y financieros y se enfrascaron en un diálogo que mezcló sus intereses propios, los intereses de los países ricos y las necesidades de las naciones pobres.
Castro fue nuevamente el más polémico y metió una tremenda crítica a la economía de mercado y a la guerra en Kosovo, las que --según el comandante-- han tenido y tendrán enormes y grandes costos sociales y financieros. Nadie de sus contrapartes replicó al cubano.
En la gran mesa ovalada que concentró por primera vez a los mandatarios latinoamericanos y europeos, Chirac habló de la necesidad de establecer un sistema financiero mundial "más dinámico y abierto", y destacó los esfuerzos de los países desarrollados, del Grupo de los Siete --las naciones más industrializadas del mundo--, por su labor en el rescate de los países de América Latina y el Caribe.
Del mismo lado, Aznar comentó que el llamado "multilateralismo" no ha permeado en el mundo, de ahí la necesidad de acuerdos comerciales bilaterales entre europeos y latinoamericanos.
El chileno Frei hizo un recorrido por el impacto de las crisis económicas de la región latinoamericana, la de los años 80 con la deuda externa, las recientes crisis de México y Brasil, y la asiática, que afecto a todo el continente latinoamericano.
Chávez pidió el turno para confirmar que el peor fenómeno de esta región ha sido la corrupción gubernamental, que ha impedido el progreso de América Latina.
Como en los viejos tiempos del tratamiento norte-sur, entre países ricos y pobres, Cardoso planteó la idea de que las naciones emergentes tengan acceso a las grandes discusiones y decisiones que toma el mundo desarrollado frente a las crisis internacionales, ya sean económicas, financieras o políticas.
En fin, los mandatarios que participaron en este mesa, en el tema que generó tantas expectativas sobre un acuerdo comercial birregional, plantearon sus necesidades e intereses: los europeos con el apremio de una mejor relación política y comercial, la última en forma bilateral, y los latinoamericanos de sus quejas relativas a la marginación en la toma de decisiones internacionales, las que afectan al mundo, como la guerra en Kosovo.
Al final de los debates económicos y temas educativos, el canciller federal de Alemania, Gerhard Schroeder --actualmente detenta la presidencia pro témpore de la UE--, el mandatario de Brasil y el jefe del Ejecutivo de México signaron los documentos básicos, la Declaración de Río y el Plan de Acción, y definieron que la segunda conferencia cumbre tendrá lugar en España en el año 2002.
La Declaración de Río, como lo anticipó La Jornada, considera un fuerte compromiso para fortalecer la democracia, las garantías de las minorías y la Organización de Naciones Unidas y el respeto a los derechos humanos, celebrar elecciones libres, atacar la corrupción y condenar las leyes extraterritoriales, las cuales son una "seria amenaza" a los afanes multilaterales.
Luego, Schroeder, Zedillo y Cardoso ofrecieron una conferencia de prensa para dar a conocer que la nueva "alianza estratégica", el "histórico encuentro", no busca la confrontación política y económica con ninguna otra región del mundo o con Estados Unidos, la nación más poderosa.
El alemán fue más explícito: "Nuestro trabajo no está en dirección en contra de nadie, sino a favor, es decir, una mejor comprensión y mayor colaboración y cooperación entre ALC y la UE, y eso no tiene nada que ver con un antagonismo y también se puede, del mismo modo, colaborar con Norteamérica (Estados Unidos)".
Agregó: "Los estadunidenses están reflexionando si hasta el 2005 pudiese llegar a un mercado comercial en todo el continente americano, norte y sur. Si este llegará a ser el caso, entonces este mercado también debería cooperar con Europa. Sería mejor entonces, a nuestro entender, comenzar
ahora una relación trasatlántica con todas las partes del continente americano y estas relaciones trasatlánticas deberían servir al bienestar de todos y no va dirigida contra nadie ni en lo económico ni en lo político".
Los organizadores de la cumbre aprovecharon también la ocasión para replantear la necesidad de una nueva "arquitectura" del sistema financiero mundial, con una "mayor transparencia" en el manejo de los organismos, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y una mayor participación del sector privado en la construcción de los cimientos.
Latinoamericanos y europeos llegaron a Río de Janeiro para dialogar y formular propuestas para la nueva arquitectura del sistema financiero y, de esa forma, poder influir positivamente en los niveles de desarrollo nacionales, explicaron.
Los presidentes Zedillo y Cardoso pusieron el acento en que la nueva relación birregional estará basada en el respeto a las soberanías, tema delicado para algunas naciones latinoamericanas.
"El punto de partida de mi respuesta es el respeto a la diversidad y el reconocimiento a los distintos niveles de desarrollo de cada uno de los participantes. Pero el afán común es que a través de los medios, de la
cooperación internacional, se pueda ayudar a que esos niveles de desarrollo se vayan acercando", expuso Zedillo.
Al final, los latinoamericanos se quedaron con la idea de que sus contrapartes tienen "voluntad política" para mejorar y transformar las relaciones comerciales del futuro. Eso fue todo. No hubo un compromiso por un acuerdo global birregional y sí amarres para perfeccionar la democracia y el respeto a los derechos humanos en América Latina y el Caribe.
La reunión cumbre culminó este martes con buenos deseos en materia comercial, dos documentos de compromisos, el establecimiento de un grupo de seguimiento de los acuerdos y una cita para el año 2000 en territorio español.