La Jornada jueves 1 de julio de 1999

Jean Meyer
OGM contra la mariposa monarca

OGM significa ``organismo genéticamente modificado'', un nuevo personaje con el cual tendremos que vivir y trabajar los agricul- tores, los economistas y... los consumidores. Uno de los primeros OGM es el maíz transgénico y, por lo mismo, México se encuentra en primera línea. Para el maíz, como para la soya, colza, jitomate, arroz, lechuga, papa, algodón, etcétera... la modificación genética introduce un geno de interés agronómico; en el caso de maíz se trata de aumentar su resistencia contra un insecto; para el jitomate se trata de mejorar su conservación, para la papa de modificar un algodón, para otros cultivos de aguantar un hierbicida. La ciencia ha logrado así un maíz capaz de producir una proteína tóxica para el bicho. Se puede temer alguna toxicidad para el hombre, la aparición de plantas resistentes a los hierbicidas, de insectos insensibles a los pesticidas, la contaminación del agua y del suelo, problemas alérgicos para los consumidores y, finalmente, diseminación de los OGM por las semillas y el polen.

En Francia el gobierno ha dado un permiso provisional para el cultivo del maíz transgénico; en Europa sólo el maíz y la colza OGM pueden ser comercializados, pero en nuestro vecino Estados Unidos, no hay ni freno ni temor. Hace tiempo que los estadunidenses han brincado las bardas biotecnológicas. En los dos últimos años quintuplicaron las superficies sembradas con OGM: 20 millones de hectáreas, sea 25 por ciento del maíz, 30 por ciento de la soya, 40 por ciento del algodón; para el año 2002 los OGM cubrirán el 70 por ciento de la superficie trabajada.

Los estadunidenses parecen indiferentes a los temores de ciertos científicos europeos e indiferentes al ``principio de precaución'' invocado en junio de 1998 en Francia: ``Considerando que un riesgo teórico de transferencia a los humanos de la resistencia a los antibióticos de las plantas OGM existe de manera mínima (...) preconizamos la interdicción de genos marcadores de resistencia a los antibióticos como instrumentos de selección en la fase de construcción de OGM''. Hay riesgos de proliferación anárquica para los polenes y las semillas y riesgos potenciales para el ecosistema: es necesario desarrollar el estudio del riesgo antes de acelerar la difusión de los OGM. Los franceses sugieren la creación de una comisión internacional de las Naciones Unidas así como la de un banco mundial de los OGM, con obligación de depósito de los OGM inventados.

El problema es que, como en el caso de la procreación humana y de los trasplantes, no parece que el hombre sea capaz de resistir el vértigo que lo lanza a ciegas hacia delante; para los científicos eso tiene una dimensión metafísica --es el viejo y sabio mito de Prometeo o del árbol de la ciencia: seréis dioses--, pero sobre todo tiene una dimensión económica irresistible. Los riesgos son ciertos: ``hace diez años, dice el genético y agrónomo francés P. H. Gouyon, creíamos que la transferencia de genes entre vegetales en la naturaleza era un fenómeno de poca importancia. Ahora sabemos que es falso. El polen migra mucho más lejos y las semillas también. De repente todo va demasiado de prisa''.

¿Cómo lograr una pausa mundial en el uso intensivo de los OGM cuando las grandes transnacionales se lanzan a fondo en esa nueva frontera? Cuando hace una generación, el campo mexicano conoció la revolución de las semillas mejoradas, la llamada revolución verde, los agricultores mexicanos perdieron su independencia. Hoy en día los mismos franceses que piden una tregua de unos años para realizar los estudios de riesgo, saben muy bien que sus industrias corren peligro de quedar excluidas de las biotecnologías vegetales que unos pocos grandes grupos estadunidenses están monopolizando.

No se trata de rechazar los OGM: a lo mejor podrán ayudar a la defensa del medio ambiente, al bajar el uso de pesticidas y hierbicidas, lo que sería muy deseable para los trabajadores del campo, a veces envenenados por esos productos. Pero no se puede dejar a unos gigantes del agrubusiness acaparar la investigación y decidir el futuro. Es imposible negarse a caminar, por más que dude uno de la lógica del proceso; después de todo, el problema número uno de la agricultura europea y estadunidense son los excedentes de producción; eso nos lleva al problema mayúsculo de la influencia sobre el futuro de la humanidad de las decisiones tecnológicas o industriales de unos pocos, a partir del progreso científico.

Postscriptum: científicos de Cornell acaban de descubrir que el polen del maíz transgénico mata o atrofia a las larvas de la mariposa monarca que lo comen. A buen entendedor pocas palabras. Los incrédulos pueden consultar a John Losey en Cornell, email: [email protected].