Emilio Pradilla Cobos
Acertada decisión sobre el club de golf

Luego de varios años de presiones de los inversionistas, de manifestaciones de rechazo de las comunidades afectadas y de indecisión de las autoridades, que remonta a la anterior administración, el gobierno del Distrito Federal ha tomado una decisión muy acertada: rechazar el proyecto inmobiliario de club de golf, residencias de lujo y hotelería, mal llamado ``Comunidad Ecológica Santa Cecilia'', en el pueblo rural de Santa Cecilia Tepetlapa, Xochimilco.

Desde su versión inicial, el proyecto presentaba serios problemas de sustentabilidad ambiental y urbana: no se ajustaba a la normatividad (Programa General de Desarrollo Urbano y Programa de Desarrollo Urbano de Xochimilco), que tendría que ser modificada para aprobarlo; la carencia de agua en la zona exigía costosas obras de conducción desde el Acuaférico, mermando la disponibilidad futura de agua potable para áreas muy pobladas y necesitadas como Iztapalapa; saturaría el tránsito vehicular en la región lo que exigiría realizar costosas inversiones en vialidad, que tendría que cubrir el gobierno con fondos públicos; crearía un polo de atracción que reforzaría la urbanización periférica y la extensión de la mancha urbana; eliminaría definitivamente la actividad agropecuaria local; y destruiría los vínculos e identidades de las comunidades locales. Por ello, el proyecto era contrario al interés público y colectivo de los capitalinos.

Debemos reconocer la voluntad política del gobierno capitalino, que resistió las fuertes presiones empresariales y de los medios de comunicación, oyó las voces de la comunidad y los técnicos e investigadores, dio prioridad al interés colectivo sobre el individual, al público sobre el privado, y tomó una decisión estratégica para el futuro de nuestra metrópoli. La ciudad de México y toda la Zona Metropolitana están en el límite de su viabilidad y sustentabilidad económica, social y ambiental; no hay correspondencia entre su crecimiento demográfico, la pérdida de dinamismo económico y las tendencias de reestructuración productiva; se concentra la riqueza y se polariza la sociedad entre una élite bien remunerada y una mayoría empobrecida e informalizada; mientras el crecimiento urbano y las demandas del capital privado y la gente exigen más inversión pública, los ingresos estatales permanecen estables o son reducidos por decisiones ciegas y sectarias del PRI y el PAN; se agudiza la contradicción entre el crecimiento de la demanda de agua potable y desalojo de aguas negras, de alto costo energético y financiero, la destrucción o desaprovechamiento de las fuentes naturales propias, la contaminación de los mantos acuíferos y la deforestación irracional.

Las pocas áreas agrícolas y de reserva natural periférica se toman como reserva de tierra para la urbanización salvaje, llevada a cabo mediante procesos hormiga o grandes inversiones inmobiliarias, por el capital privado, los fraccionadores piratas o las organizaciones sociales que buscan responder a la urgente necesidad que el sector público de vivienda no puede atender por carencia de recursos. Las regulaciones urbanas, construidas por las instituciones, hasta ahora afectadas por serios problemas y poco participativas, se convierten en formalidades incumplidas, modificables a voluntad de los sujetos y sus intereses, o fuente de enriquecimiento ilícito. La sobrevivencia de la capital y los capitalinos exige que se preserven las áreas agrícolas y forestales periféricas, se recuperen sus tierras y se hagan sustentablemente productivas; se frene el deterioro y se tienda a restaurar el equilibrio hidráulico en la cuenca del Valle de México; y las normas y regulaciones públicas, democráticamente establecidas con participación de todos los actores urbanos, sean cumplidas y respetadas, aplicadas y vigiladas estrictamente por el gobierno local.

Tomada la decisión de rechazar el proyecto inmobiliario de Santa Cecilia, el paso que deben dar sus comunidades locales, el gobierno capitalino y los inversionistas interesados, es discutir y poner en marcha un gran proyecto de recuperación productiva, tecnológica, ecológica y social de esta zona para bien de sus habitantes actuales y de toda la ciudadanía, que pueda además ser visualizado como ejemplo para otros muchos necesarios en toda la región centro del país.