Graham Greene
''Después del régimen de tiranía, Haití debería tener la oportunidad de ser gobernado por héroes ųescribió Graham Greene en 1979ų. Los héroes se producen con la tiranía, y no han sido escasos en la historia reciente: el diputado Seraphin, el senador Moreau, el escritor Alexis, el joven Riobé, los 13 miembros de la organización Jeune Haití que se sostuvieron en las montañas del suroeste durante tres meses y murieron hasta el último hombre...''
inguno entre los vivos (y los muertos no pueden hablar desde sus tumbas desconocidas excepto a Papa Doc) está mejor calificado que Bertrand Diederich para contar la horrorizante historia de Haití durante el régimen del doctor François Duvalier. Diederich vivió en Haití durante 14 años y tuvo experiencia personal, no sólo de los primeros días de Duvalier, sino de lo que ahora parece haber sido, por contraste, el periodo dorado del régimen de Magloire; está casado con una haitiana, y después que Papa Doc lo arrestó y lo expulsó, él siguió la suerte de su país adoptivo desde el otro lado de la frontera, en Santo Domingo. Qué historia es ésta: trágica, aterrorizante, grotesca, incluso cómica a veces. Papa Doc se sienta en el baño para meditar portando sombrero de copa: sobre el escritorio se yergue la cabeza de su enemigo Filógenes: a las puertas de la iglesia los Tonton Macoutes asaltan la carroza fúnebre que lleva el cuerpo de otro enemigo: el escritor Alexis es lapidado hasta morir. Aquí hay material para Suetonio: Diederich no es Suetonio, pero su libro está mejor documentado.
En el aire de Haití hay algo peculiarmente romano: romano en su crueldad, en su corrupción y en su heroísmo. Uno no tendrá que ir muy lejos en cualquier pueblo haitiano sin ver los nombres de Bruto y de Catón, tal vez sobre una carnicería o un garaje. Aún se leen oráculos en las entrañas de los animales, y a veces un senador tomará su vida en sus manos como declaración contra la tiranía, como Moreau, quien habló en el Senado contra los poderes especiales que pedía Duvalier y pagó con la pena máxima (hasta donde todos sabemos). Estamos más próximos a la Europa de Nerón y de Tiberio que al Africa de Nkruma.
Por eso es irrelevante cualquier discusión sobre el poder negro en Haití. Haití es el escenario de una tragedia clásica, y no como muchos estados emergentes, de una farsa cómica negra a la manera contemporánea. A veces nos sentimos testigos de una tragedia de Racine representada por actores de color; o en los peores momentos, Tito Andrónico.
Bajo las órdenes del Presidente, el teniente Albert Jerome cortó la cabeza de Filógenes y la puso en una cubeta con hielo. Duvalier envió un avión especial de combate a recoger la cabeza. ƑPor qué quería Duvalier que le entregaran la cabeza en Palacio? Alrededor de Puerto Príncipe circularon extrañas historias que hablaban de Duvalier sentado a solas con la cabeza durante horas, tratando de comunicarse con ella.
No nos sorprendería ver entrar a Lavinia en el mismo escenario, ''sus manos cercenadas y su lengua cercenada''. O un mensajero cargando dos cabezas y una mano.
Esta es una cuenta muy detallada del reino de terror de Duvalier que será indispensable para futuros historiadores. Yo sugeriría que la mejor manera de abrirse camino a través de la selva tupida de salvajismo, incompetencia, avaricia y superstición es considerar el reinado de Duvalier por etapas. Durante la primera etapa hubiera sido posible pensar que Papa Doc, como él quiso que lo llamaran, no resultaría mucho peor gobernante que varios otros en la cruel historia de Haití, pero esa esperanza terminó en carnicería con el extraño primer intento para derrocarlo, que realizaron dos sheriffs del condado de Dade, Florida, en 1958. Los dos sheriffs y seis hombres, de los que sólo tres eran haitianos, lograron tomar las barracas del ejército, justo atrás del Palacio Nacional. Ninguno sobrevivió, pero estuvieron a un paso del éxito.
La segunda etapa, tal vez acelerada por el miedo y la inseguridad, vio el establecimiento definitivo del estado policiaco, cuando Duvalier, imposibilitado para seguir confiando en el ejército, con el presupuesto de éste construyó la milicia, la guardia de Palacio y los Tonton Macoutes. Entonces empezó su prolongado y astuto chantaje a Estados Unidos. En la oea y en la onu Haití tenía un voto que Estados Unidos necesitaba, igual en importancia al de cualquier otro Estado, y Duvalier se encargó de que pagaran por ese voto en efectivo y con crédito. En la absurda organización mundial en que nos embarcamos desde la guerra de Hitler, incluso el inescrupuloso dictador de un Estado tan pequeño puede obtener dinero vendiendo protección a los ricos, como un gángster en Chicago. La segunda etapa terminó con el acribillamiento de su antiguo matón, Clément Barbot. Barbot, que estaba en contacto con la delegación militar estadunidense, intentó secuestrar al hijo de Duvalier. Si Duvalier hubiese sido derrocado, parece ser que habría sido escogido por los estadunidenses como sucesor de Duvalier, a pesar de que habría sido dudoso que Haití se beneficiara mucho con el cambio de tirano.
Después del atentado al hijo de Duvalier siguió la tercera etapa, la etapa de terror sin límites y de los ineficaces levantamientos guerrilleros que han seguido hasta hoy, cuando la mitad de los ingresos del país se gastó en la seguridad personal del Presidente, cuando se detuvo la ayuda estadunidense y se retiró al embajador estadunidense, cuando se apostaron tropas dominicanas en la frontera y Duvalier amenazó con un bajo de sangre en Puerto Príncipe y sólo un hombre temerario hubiera apostado un gourde haitiana por su supervivencia. Pero las guerrillas fracasaron, el Presidente Bosch fue derrocado en Santo Domingo, y el presidente Johnson cedió al chantaje al enviar a Haití a un embajador tan timorato como su nombre, Benson Timmons Tercero, a quien Duvalier hizo esperar por una audiencia durante cinco semanas y luego le dio una lección de cómo debería comportarse un embajador, una lección que éste aprendió de memoria.
Ahora hemos llegado a la última etapa de la tiranía (o eso se atreve uno a esperar), la etapa de la megalomanía marcada políticamente por la 'elección' de Duvalier como Presidente vitalicio. Ahora Duvalier ha empezado a hablar de sí mismo como de un gran escritor; anuncia (en Jours de France) la publicación de sus obras completas, se compara con Trotsky, con Mao Tse Tung y con el general de Gaulle, y en un notable pasaje, en Le Catéchisme de la révolution, con uno todavía más elevado que éstos.
Doc nuestro que estás en Palacio Nacional de por vida, alabado sea tu nombre en las presentes y futuras generaciones. Hágase tu voluntad en Puerto Príncipe y en las provincias. Danos este día nuestro nuevo Haití y no perdones nunca las faltas de los antipatriotas.
Es seguro que el final no puede demorarse más, la tragedia clásica exige que el péndulo oscile cuando ha llegado al punto extremo del arco.
Comparto la esperanza del autor, que cuando el péndulo descienda, se permitirá que Haití pueda trabajar en su propia salvación sin la interferencia de su gran vecino. Los marines estaban listos para llevar al poder a Barbot, como llevaron al poder a Trujillo en Santo Domingo. Pero después del régimen de tiranía, Haití debería tener la oportunidad de ser gobernado por héroes. Los héroes se producen con la tiranía, y no han sido escasos en la historia reciente: el diputado Seraphin, el senador Moreau, el escritor Alexis, el joven Riobé que mantuvo a raya al ejército y a los Tontons desde una cueva de los altos de Kenscoff y se mató con su última bala, los 13 miembros de la organización Jeune Haití que se sostuvieron en las montañas del suroeste durante tres meses y murieron hasta el último hombre. b
Prólogo a Papa Doc: The Truth About Haití Today, de Bernard Diederich y Al Burt, 1969.
Traducción de Rubén Moheno
La "chispa" de la democracia
Este escrito de Graham Greene nos permite apreciar en perspectiva la doble moral de Estados Unidos, que se traduce en ninguna.
La que decían tener durante la Guerra Fría pareció autorizarlos a sostener dictadores tan sanguinarios como Papa Doc, en nuestro pequeño vecino Haití, con el fin de recabar un voto más en la onu e impedir otra Cuba.
La de ahora les permite destruir Serbia y burlarse de la onu -en colaboración con sus aliados europeos de la tercera vía-, con el pretexto de combatir una dictadura con limpieza étnica. En ambos casos la democracia, claro está, es la chispa de la vida para su conducta.
Papa Doc murió en su cama y heredó la tiranía a Bebé Doc y a los Tonton Macoutes. Bebé Doc vive un holgado exilio en Dublín (quise decir, en Francia), pero heredó el poder a los Tonton, que entonces se llamaron Attachés y siguieron siendo la misma cruel policía política de siempre. ƑQué lugar ocupa Haití en la globalización actual?
Sadam Hussein sobrevivió la Guerra del Golfo, goza de buena salud, y lo más probable es que Milosevic permanezca intacto en una zona devastada. En esta guerra balcánica, la nota distintiva latinoamericana la dio el presidente Menem, quien ofreció fuerzas militares para sumarse a las de la otan (pese a que la base de la otan hizo la guerra a su país la década pasada), pero fue una nota falsa porque desdeñaron su oferta.
Hoy nada permite asegurar nada contra las revanchas albano-kosovares en los minoritarios servios. Como señaló alguna vez el autor de Los comediantes, uno apoya a las víctimas, y las víctimas cambian en un abrir y cerrar de ojos.
Sólo Estados Unidos mantiene fiel a sí misma su chispeante democracia.
(Rubén Moheno)