14 vacas y 6 becerros
Jesusa CERVANTES
La foto apareció en muchos diarios. El gobernador de Chiapas, Roberto Albores Guillén, sonreía ante la cámara de la televisora local, mientras estiraba sus brazos para recibir los fusiles de supuestos zapatistas arrepentidos. Era 29 de marzo. Los medios de información dieron cuenta de la deserción de 14 zapatistas a un costado del río Jataté. Aunque omitieron que en sus comunidades los detractores son identificados como asaltantes. Tampoco dijeron que las armas que entregaron fueron compradas con dinero que el mismo gobierno dio para montar lo que el EZLN llamó ''una farsa"
principios de marzo un grupo de 14 personas, encabezadas por Vicente Pérez Castellano y Domitilo Hernández Paniagua, inició operaciones de entrenamiento militar en el ejido La Trinidad, en Ocosingo, Chiapas. La noche del 28 de marzo José Alfredo Jiménez Cruz, miembro del ayuntamiento, lo internó en la selva. Al día siguiente entregó sus armas ante un conmovido gobernador.
Dos días después los desertores del ezln regresaron a La Trinidad con 14 vacas, seis becerros y maquinaria agrícola. La historia la cuentan la Coalición de Organizaciones Autónomas de Ocosingo (coao), el Frente de Partidos Políticos de Ocosingo (Freppo) y el Movimiento Magisterial.
Según sus testimonios, el grupo de desertores forma parte -desde 1997- de la fracción oficial de la Aric, que durante un tiempo estuvo influida por Martha Orantes.
Después de la supuesta deserción de los zapatistas, la directiva del EZLN consideró el acto "una farsa", "un teatro", "una faramalla", e incluso aseguró que Jiménez Cruz "es proveedor del armamento y el equipo para el Movimiento Indígena Revolucionario Antizapatista (mira)".
El gobierno autónomo zapatista de San Miguel informó que los miembros que participaron en la entrega procedían de los poblados de Nuevo San Jacinto y La Unión. Adelantaron también que en un segundo acto se usarían armas, similares a la de los zapatistas, que fueron adquiridas con 80 mil pesos, dinero del Centro de Atención Social (cas) de la Sedeso.
Albores Guillén respondió de inmediato: "Fueron ellos los que dijeron que militaban en el ezln". "El subcomandante Marcos tendrá que escribir muchos comunicados más para desmentir que la gente regresará a la normalidad constitucional en el estado", dijo.
''Protección'' de la base mixta
Dos meses después de su arrepentimiento, los supuestos zapatistas partieron en carros militares a Tuxtla Gutiérrez para solicitar al gobernador Albores Guillén, su "protección", la participación del Ejército, la Procuraduría General de la República y la policía local.
El 9 de junio cerca de 350 elementos de las tres corporaciones se apostaron a la entrada del poblado La Trinidad, Ocosingo, junto con miembros del Ministerio Público. Al frente del operativo iba Juan Villafuerte, coordinador Interinstitucional en el municipio y representante del gobernador, así como el conductor de radio Víctor Cancino Villar.
Según el relato de la coao, el Freppo y el Movimiento Magisterial, la comunidad fue cercada en pocos minutos. La base mixta, aun en contra de las autoridades locales y de la población, se instaló en uno de los predios.
"La población en general y las autoridades de la comunidad no sabían nada de la llegada de esta operación de base mixta", dice la coao.
Luego del arribo de esas corporaciones, el representante del gobernador, Juan Villafuerte, llamó a las mujeres del lugar. Entregó despensas a las esposas de Vicente y Domitilo para que las distribuyeran entre las demás.
"A Vicente Pérez, cabecilla del grupo, le entregó las llaves de la ambulancia por deponer las armas y el señor Manuel Jiménez Córdova, miembro de la Aric oficial, recibió 20 cabezas de ganado".
Aunque las autoridades locales habían convocado a todo el pueblo para explicar el por qué de la presencia de la base mixta, sólo acudieron 24 miembros de la comunidad.
A ellos se les preguntó si deseaban la presencia del Ejército. Los desertores no tardaron en dar el sí e incluso ofrecieron uno de sus predios para la instalación de la base.
Clamor de los pseudozapatistas
La presencia del Ejército molestó a la población, la cual no lo toleró más y el 13 de junio, en asamblea, pidió el retiro de las tropas y de paso que se llevaran la ambulancia.
Luego, "el general tomó la palabra y dijo que la presencia del destacamento fue a solicitud de toda la comunidad, a fin de que los militares evitaran el hostigamiento que sufrían a manos de los zapatistas".
Las autoridades locales no dieron pie a más abusos. Aclararon que ellos nunca solicitaron la presencia del Ejército, que quienes lo habían hecho fueron los arrepentidos, a los cuales pertenecen el agente y el consejo de vigilancia de la comunidad.
La reunión entre el general del Ejército, la comunidad y las autoridades se había convertido en un enredo.
El agente del Ministerio Público "salió de la reunión y se comunicó con su jefe. 'No hay control total aquí, Vicente (el representante del gobernador) nos está metiendo en problemas con la gente'".
El 14 de junio los miembros de la pgr y el Ejército abandonaron La Trinidad. Seguridad Pública mantuvo a 146 policías, "porque eso dependía del doctor gobernador". Dos días después llegó la orden de que se retiraran. Los desertores pidieron a los policías que se quedaran ''para protegerlos".
Actualmente, el poblado La Trinidad, de donde salieron los desertores, cuenta con 56 elementos que los protegen de los verdaderos zapatistas.
El 20 de junio, en asamblea general, el comandante de Seguridad Pública dijo claramente: "el convoy vino a proteger a los desertores por órdenes del señor gobernador y para dar seguridad a la comunidad".
En ese marco, Aric democrática, coao, Freppo y Movimiento Magisterial solicitaron al Congreso de la Unión una auditoría de los recursos públicos que administra el gobierno de Albores, a fin de evitar que con ese dinero recurra a la cooptación de grupos indígenas. *