La tragedia de la sequía en Sonora
sin agua
Alberto Nájar
Las danzas y los rezos no han sido suficientes.En algunos lugares de Sonora ya se preparan con más patrullas,seguros de que en los meses venideros la sequía, los campos sin sembrar y el desempleo harán crecer la delincuencia.Aquí y allá surgen enfrentamientos por el agua. En Pueblo de Alamos, por ejemplo, se secó el pozo y los ganaderos decidieron reservar el agua a las vacas, "que sí dan de comer". Los humanos aguantaron una semana
Hermosillo, Son. Cuando hace cinco meses se secó el pozo que abastece a Pueblo de Alamos, municipio de Ures, los ganaderos adoptaron una decisión drástica: antes que a los humanos, el agua que llegara a la comunidad se repartiría primero entre las vacas.
La estrategia funcionó una semana, el tiempo que tardaron los habitantes en dos pies en enfadarse y secuestrar una de las pipas que surtía a los ranchos.
Antes que la poca agua llegara a derramarse, el ayuntamiento perredista intervino y obligó a los ganaderos a que compartieran la que acarreasen a Pueblo Alamos.
Pero la sequía empeoró y las fuentes de abastecimiento más cercanas empezaron a vaciarse. Ahora en Ures sólo hay un pozo en funcionamiento, en la cabecera del municipio, y también empieza a tener problemas.
"Hay días que suspendemos la extracción porque sale mucho lodo", dice el presidente municipal Ignacio Espinosa González.
Mientras, cada día son más las comunidades en estado de emergencia. Además de Pueblo Alamos, hasta la semana pasada estaban secos los pozos de El Seguro, Puerta del Sol y Pueblo Viejo, donde en conjunto viven 7 mil personas y tienen que disputarse el agua con los ganaderos.
-ƑNo ha tratado de convencerlos?
-Sí, pero dicen que la gente para qué quiere agua, que mejor se la dan a las vacas que sí dan de comer. Es una mentalidad muy vieja la que tienen, no se las hemos podido quitar. Tenemos que andarles explicando que no es justo poner en peligro una vida humana por salvar un animal. Les importan más las vacas que la gente.
El alcalde sabe que hay dinero para atender la emergencia por la sequía y que incluso con esos recursos terminaría el enfrentamiento con los ganaderos. Pero no se hace ilusiones de que le toque algo a Ures.
''Hace dos meses pedimos al gobierno del estado que perforara un pozo en Alamos para los ganaderos y no hicieron nada. Pedimos una pipa, porque la que tenemos tiene 30 años, y se la dieron a un diputado del pri", cuenta.
"La pipa tiene cuatro meses parada, y mientras nuestras comunidades se mueren de sed".
* * *
Estampas de la sequía.
Oficialmente el fenómeno tiene tres años en Sonora, pero apenas en el presente se le declaró zona de desastre.
Anteriormente los cultivos y el ganado sobrevivieron porque había agua en las presas, que cada año se medio recuperaban con las llamadas equipatas o lluvias invernales.
Pero en diciembre pasado no cayó ni una gota, y el ciclo otoño-invierno -en el que se siembra trigo, gran consumidor de agua- inició con las presas a 37% de su capacidad.
El agua se agotó con rapidez, en parte porque se sembraron casi todas las 700 mil hectáreas de riego que hay en el estado, y en parte porque el estiaje fue duro, con temperaturas de hasta 47 grados centígrados.
A finales de marzo, cercano el segundo riego, se prendió el foco rojo. Empezó el desastre.
Los datos oficiales consignan que, hasta el momento, han muerto de sed 10 mil reses, y se espera que en las próximas semanas perezcan otras 5 mil.
Los pequeños productores -los más afectados por la sequía- alegan que en realidad las muertes pueden ser hasta 30 mil.
Perder sus animales no es la única tragedia. La Asociación de Pequeños Ganaderos de Sonora solicitó al gobierno del estado que les apoye con diesel para quemar los cadáveres, y evitar el riesgo de epidemias.
El secretario de Fomento Ganadero, Leocadio Aguayo Aguilar, respondió que las reses no se iban a morir, porque nomás bajaron de peso.
Las nueve presas del estado se encuentran a menos de 10% de su capacidad, y algunas -como la Abelardo L. Rodríguez- están completamente secas. Esto significa que dejan de generarse mil megawatts de electricidad diariamente.
Los efectos se encadenan:
100 mil hectáreas de riego dejarán de sembrarse en el ciclo primavera-verano, y otras 50 mil de temporal corren un riesgo semejante.
Treinta mil jornaleros se quedaron sin empleo -la tercera parte de los trabajadores agrícolas sonorenses-, y la emigración hacia las zonas donde sí habrá segundos cultivos ya empezó.
El punto más socorrido es la costa de Hermosillo, donde sin embargo la demanda de mano de obra ya está satisfecha.
Tal sobreoferta deja consecuencias. En los campos se corrió la voz de que los que quieran trabajar deberán conformarse con la mitad del sueldo, unos 25 pesos diarios.
Hasta la semana pasada todavía no se repartía el dinero aportado por el Fondo de Desastres Naturales (Fonden), a pesar que la declaratoria de emergencia se promulgó hace casi dos meses.
Y apenas es el comienzo, porque el impacto real de la sequía aún no se siente, porque jornaleros y productores todavía tienen dinero de la pasada cosecha de trigo.
ƑQué pasará en los próximos meses?
Algo cierto es que la sequía dejará más que vacas muertas: de la agricultura y ganadería dependen alrededor de 500 mil personas. Ambas actividades aportan 13.5% del producto interno bruto sonorense.
Y en todo el estado, según datos de la Secretaría de Desarrollo Económico y Productividad, sólo existen 326 industrias, la mayoría concentradas en Agua Prieta, Hermosillo, Nogales, Empalme, Guaymas y Ciudad Obregón.
El resto de la entidad depende de las cosechas y el ganado, y entre quienes viven de ello lo que más hay es miedo.
"En julio se acaba el dinero que salió del trigo", cuenta Modesto Valdés, tesorero de la Unión de Crédito Ejidal del Sur de Sonora, ''y entonces sí, que Dios nos agarre confesados''.
Resume: "La mayor parte de los sonorenses nunca habíamos vivido algo semejante. Nunca había visto una presa vacía".
šCiérrale!
Suaqui, Tepupa y Batuc son tres pueblos que en 1960 desaparecieron bajo el agua de la presa El Novillo, construida a 120 kilómetros de Hermosillo.
Sus habitantes, reubicados casi a la fuerza, solían regresar de vez en cuando para recordar los tiempos idos.
Pero este año recibieron una sorpresa. Por la sequía el nivel de la presa bajó y dejó al descubierto la iglesia, la plaza y unas calles de Batuc.
La noticia corrió como onda de calor. Cientos de batuquenses organizaron caravanas del recuerdo, bailes y carne asada en lo que alguna vez fue su pueblo.
Hasta una obra de teatro se estrenó, Agua pasa por tu casa, escrita con base en la historia del exilio de los batuquenses que parecen ser los únicos alegres por la situación que vive el estado.
Sin embargo, en otras partes de Sonora, como Hermosillo, la situación es muy distinta.
Desde hace año y medio, cuando se secó la presa Abelardo L. Rodríguez, la ciudad entró en un proceso de psicosis porque, a pesar de que se ubica en una zona semidesértica, nunca había faltado el agua.
De acuerdo con el investigador Miguel Vázquez, de la Universidad de Sonora, cada uno de los hermosillenses consumía en promedio cinco metros cúbicos de agua al día, el doble de los habitantes de Mexicali o Monterrey.
"Había mucho derroche, en parte porque la presa siempre estaba llena y porque aquí el agua es muy barata". Cada familia paga entre 14 y 28 pesos al mes por el servicio.
Por eso, cuando se secó la presa el impacto fue brutal, pues había personas que jamás la habían visto vacía. De hecho, el antecedente más cercano ocurrió en 1976, cuando el nivel del agua bajó casi a cero durante un día.
Un fenómeno así no podía pasar desapercibido.
"La gente se venía los domingos a ver la presa seca", recuerda Manuel López, gerente de un restaurante cercano a la Abelardo L. Rodríguez. "Era como un paseo, hasta colocaron letreros de peligro por las arenas movedizas, porque hubo algunos que se hundieron".
Este verano la situación se agravó.
Los pozos que sustituyeron a la presa empezaron a secarse, por lo que existe actualmente un déficit de 300 metros cúbicos de agua por segundo. Los primeros afectados fueron cinco mil familias del norte de la ciudad, que reciben agua por medio de pipas.
En el resto de la capital el servicio se presta unas horas al día, y los fines de semana es frecuente que se suspenda el suministro.
A tal grado llega la psicosis que las estaciones de radio trasmiten a todas horas las llamadas telefónicas para denunciar a quien tire agua.
El racionamiento ya causa problemas.
El 23 de junio cientos de vecinos de la colonia Solidaridad bloquearon durante 12 horas el bulevar Lázaro Cárdenas, uno de los más importantes de la ciudad, en protesta porque desde hace dos meses se redujo el suministro.
Y los hospitales públicos se mantienen alertas para atender los casos de deshidratación que, se espera, van a presentarse en las próximas semanas.
Hay, además, otras consecuencias.
Según el investigador Miguel Vázquez, la falta de agua limita las posibilidades de crecimiento de Hermosillo, así como la instalación de nuevas industrias.
No queda sólo en palabras.
Si bien es cierto hasta el momento ninguna empresa se ha ido de la capital por la sequía, también lo es que la actividad industrial parece estancada.
En lo que va del año, reconoce la Secretaría de Desarrollo Económico y Productividad, en Hermosillo se crearon sólo 51 nuevos empleos en este sector.
Por si fuera poco, la sequía aumentó el regionalismo.
Una de las propuestas para solucionar la escasez de agua en la capital fue llevarla desde la presa El Novillo, pero los habitantes del Valle del Yaqui, en especial de Ciudad Obregón, se opusieron.
"Dijeron que los hermosillenses no tenían derecho a tomarse su agua, que nomás la queríamos para regar las calles", recuerda Miguel Vázquez. "Hicieron tanto ruido que se canceló el proyecto".
La otra alternativa es construir una planta desalinizadora, y de hecho existe un proyecto que analiza el gobierno del estado. Pero su costo de operación es tan elevado que implicaría, necesariamente, incrementar las tarifas de agua potable.
Mientras, los hermosillenses recurren a todo.
La comunidad seri organizó dos danzas en el lecho de la presa, y los yaquis bailaron en una ocasión.
Además, el arzobispo Ulises Macías Salcedo encabezó dos misas en el mismo lugar, y dedicó la visita de la Virgen Peregrina -la que bendijo el Papa en su última visita- al tema del agua.
La misa fue en el estadio Héctor Espino, con 3 mil hermosillenses que escucharon, en silencio, la súplica del prelado.
"Madre mía, acércate a tu hijo y dile que nos falta lluvia, que nuestros campos son áridos y nuestro ganado se muere de sed. Dile que hay gente desocupada y sin empleo, dile que cada día tenemos más necesidades y pobreza".
"Haz brotar una flor de colores brillantes y de exquisito perfume, que interceda para que Dios bendiga Sonora con el agua necesaria".
Los fieles se unieron. "šAgua, Virgencita!".
Por unos días, las súplicas parecieron surtir efecto.
Tras la visita de la Virgen Peregrina se acercó al país la tormenta tropical Adrián, que durante más de una semana mantuvo a los sonorenses pegados a los televisores, atentos a todos los movimientos del fenómeno meteorológico.
Durante esos días, en Hermosillo fue prácticamente el único tema de conversación, sobre todo por las noches, cuando los noticiarios mostraban las inundaciones en Oaxaca y Chiapas.
Pocas veces un fenómeno meteorológico fue tan deseado. "Pinchi Adrián, para que les manda agua a esos", era el comentario más frecuente.
Pero Adrián desairó a los sonorenses. Ajeno a las oraciones agotó sus aguas en los estados del sur, los mismos que, dicen en Ciudad Obregón, están habitados por puros guachos (una especie de chilangos que no viven en el df).
Hoy se fía
En Villa Juárez, un pueblo ubicado en el corazón del Valle del Yaqui, el día más importante es el de san Juan.
Esa fecha, dicen los vecinos, es una muestra de cómo les va a pintar el año, que en esta zona parece medirse según los ciclos de siembra.
La tradición dice que si llueve mucho habrá buenas cosechas, y si la precipitación escasea entonces la siega será regular.
La cábala termina aquí, porque a los villajuarenses nunca les pasó por la mente que el día de san Juan no lloviera.
Pero este año se rompió la tradición.
El 24 de junio lo único que cayó del cielo fue el polvo que arrastró el viento de los campos sin sembrar, presagio de lo que ya se considera como la peor temporada agrícola en los últimos 40 años.
Falló el santo. Y por eso los villajuarenses suspendieron la fiesta que cada año organizan en su honor.
"No tenemos nada que festejar -dice Modesto Valdés-. Ahorita estamos más ocupados en ver cómo le vamos a hacer para aguantar hasta diciembre, que es cuando van a empezar a caer los primeros centavos".
El tesorero de la Unión Ejidal cuenta que, por ejemplo, en todas las tiendas de abarrotes de Villa Juárez hay listas donde los clientes anotan la cantidad que pueden aportar para pagar las despensas, las cuales se van a rifar cada semana.
Y como no hay dinero, se estableció un sistema de trueque para atender los escasos cultivos que se puedan habilitar. "Ya me puse de acuerdo con mi compadre, él me va a ayudar en el barbecho y yo le voy a ayudar a cargar unas pacas de alfalfa".
A 100 kilómetros de Villa Juárez se realiza otra clase de preparativos para afrontar la sequía.
El presidente municipal de Cajeme, Javier Lamarque, recibió el viernes 25 de junio apoyo para comprar 10 patrullas más.
"Estamos esperando que aumente la delincuencia, porque van a ser como 30 mil personas sin chamba. Lo peor va a empezar en septiembre, cuando se resienta la falta de cultivos. Pero estamos preparados", dice.
Cajeme está gobernado por el prd, que desde el año pasado sufre la presión que significa la disputa por el agua escasa.
El 29 de abril de 1998 el presidente del Distrito de Riego, el priísta Rómulo Díaz Brown, ordenó cerrar los canales que envían agua a las plantas potabilizadoras del municipio y dejó a Ciudad Obregón sin agua durante 36 horas.
"Fue una campaña de provocación, querían echarnos a la gente encima", cuenta el diputado Alfonso Valenzuela. "Pero les falló, porque la gente no se tragó el cuento".
* * *
Desde el aire, los valles del Yaqui y el Mayo asemejan un enorme tablero con cuadros amarillos, cafés y algunos verdes.
Son un reflejo de sus dueños.
Las hectáreas amarillas representan a quienes pudieron sembrar en el ciclo otoño-invierno, pero no tienen dinero para levantar los esquilmos (sobrantes de la cosecha).
Los escasos cuadros verdes son de quienes cuentan con capital para mantener una siembra incluso a mitad de la sequía. Para ellos sí hay agua, aunque según Valenzuela no está claro cómo la obtuvieron.
Y por último, los cuadros cafés representan a quienes no alcanzaron a sembrar nada, ni siquiera con los últimos metros cúbicos disponibles en las presas.
Pero todos, con dinero o sin dinero, son damnificados de las equipatas. Su ausencia los hizo pares. b
Las ramas
del arbolito
Alejandra Peraza es una cenecista sui géneris.
En 1982 encabezó una lucha para liberar a cinco líderes campesinos que estaban desaparecidos, tras un violento desalojo en el Palacio Municipal de Cajeme.
Los detenidos no militaban en el pri, pero de todos modos la cenecista, junto con Olegario Carrillo y Jorge Castro, organizó marchas y plantones hasta que aparecieron sus compañeros.
Carrillo es ahora el coordinador de la bancada perredista en el Congreso de Sonora; Castro preside la Unión Ejidal de Crédito del Sur de Sonora, y dos de los rescatados -Luis Meneses y Alfonso Valenzuela- son diputados perredistas, federal el primero y local el segundo.
Más. En 1990 miles de agricultores del Valle del Yaqui marcharon a la ciudad de México para demandar precios de garantía justos para los granos básicos.
En la movilización participaron los mismos personajes y se agregó uno más: Juan María Escamilla, quien actualmente es el secretario de Fomento Agrícola del gobierno sonorense.
Moraleja: "En Sonora la lucha por la tierra no tiene partido, porque todos defendemos los mismos intereses", dice Valenzuela.
La sequía sirvió para acrecentar la organización social de los campesinos, que -según Valenzuela- en Sonora es tradición antigua.
"En San Ignacio Río Muerto viven los que promovieron la caída de Armando Biebrich, y las reformas al artículo 27 (de la Constitución) aquí no funcionaron, porque muy pocos vendieron sus tierras".
Por eso, afirma el legislador perredista, entre los agricultores sonorenses la sequía no es sinónimo de Apocalipsis. "Vivimos en una lógica de resistencia, estamos acostumbrados a sobrevivir y concentrarnos en lo elemental".
Grados centígrados más o menos, lo cierto es que, independientemente de los buenos deseos, el fenómeno de este año se agrava por acciones distintas a las meteorológicas.
Un ejemplo: la quiebra de la Caja de Ahorro del Noroeste, mejor conocida como El Arbolito, que dejó sin recursos a 40 mil personas en Sonora, Sinaloa, Jalisco y Nayarit.
El impacto de la bancarrota es tal, dice Alejandra Peraza, que si estuviera en funcionamiento, Sonora no se hubiera declarado en emergencia.
"Nosotros nunca hemos necesitado del gobierno para mantenernos, y si tuviéramos nuestro dinero no andaríamos aceptando limosnas", insiste la presidenta del Comité Principal de Comercialización, que agrupa a varias organizaciones de productores.
Hay, además, un segundo elemento, los precios que se fijan a los granos básicos y que a los productores apenas les alcanza para compensar los gastos de la siembra.
Este es el molino de viento al que se enfrentan los agricultores de Sonora, porque de acuerdo con el Tratado de Libre Comercio los precios de granos no pueden aumentar por encima de lo que establece el mercado internacional.
Más que el calor o las vacas muertas, para la cenecista éste es el verdadero problema del campo sonorense. Aquí los productores "estamos en sequía permanente".
Los números
de la tragedia
Once estados de la República fueron declarados en zona de desastre por la sequía. De ellos, sólo permanecen en esta condición Durango, Baja California Sur, Baja California Norte, Tamaulipas y Sonora.
Los municipios afectados fueron 447 de mil 388 considerados en situación crítica, y que por tanto recibieron el apoyo primero.
Ciento treinta y siete presas del país presentaron bajos niveles de almacenamiento, en promedio 18% de su capacidad. Las del noroeste -donde todavía no llueve- se mantienen a 9% de su capacidad.
Más de 200 mil hectáreas resultaron afectadas, 7% de las 3 millones que se siembran anualmente en el ciclo otoño invierno.
Por la sequía se espera que la producción de granos básicos baje 724 mil toneladas en el ciclo otoño-invierno, especialmente maíz y trigo.
El gobierno federal aportó mil 351 millones de pesos para los estados declarados en situación de desastre por la sequía. De esos, 671.5% corresponden al Fondo de Desastres Naturales (que antes era la partida secreta del Presidente). El resto del dinero corresponde al programa temporal de empleo.
ƑQuiénes tienen derecho a recibir esta ayuda? Los campesinos que tengan un máximo de 20 hectáreas, según se establece en el Fonden.
ƑY cuánto les toca? 250 pesos por cada una de las hectáreas afectadas.
Las comunidades con dificultades en el abasto de agua fueron 350. Ciento sesenta mil agricultores afectados en 18 distritos de riego, más 10 mil ganaderos con pérdida de hato.
Han muerto en el país alrededor de 90 mil cabezas de ganado. Según las reglas del Fonden, los ganaderos que tengan hasta 25 reses recibirán, por cada una, 175 pesos como apoyo emergente.
Por el fenómeno La Niña se perdió la tercera parte de la precipitación que históricamente se presenta en el país. Sin embargo, en estados como Sonora, Sinaloa, Jalisco y Michoacán la pérdida de lluvias es, en promedio, de 97%.
A pesar de la sequía, la Secretaría de Agricultura considera que en 1999 la producción agrícola será de 30.5 millones de toneladas: 5% menos que el año pasado. Oficialmente ese es todo el daño que provocará el fenómeno.
Pronósticos para la temporada de lluvias de la Comisión Nacional del Agua (cna): en el pacífico mexicano se presentarán 17 tormentas tropicales y cinco huracanes "intensos". En el Golfo de México se espera la llegada de 14 tormentas tropicales y cuatro huracanes, también fuertes.
Según la cna, las presas de Nuevo León llevan ya más de 5 años sin recuperarse en sus niveles, durante los cuales prácticamente no se han establecido cultivos bajo riego.
Este año no será la excepción, pues con el agua disponible no se podrá irrigar ninguna hectárea en los distritos de riego Don Martín, las Lajas y las Unidades de Riego para el Desarrollo Rural de Cerro Prieto, lo que afecta una superficie de 24 mil 542 hectáreas
Ante la escasez de agua y los bajos pronósticos de lluvias, la Comisión recomendó a los campesinos de la Comarca Lagunera que no sembraran nada. Dijeron que no. Y siguen esperando las lluvias.