* Carlos Antonio Aguirre, historiador
El futuro de las sociedades depende de la acción colectiva
Las sociedades escasamente desarrolladas difícilmente pueden aspirar a un nuevo orden social no capitalista, sólo aquellas provistas de abundantes recursos ųhumanos, materiales y culturalesų lograrán emprender ese cambio, reflexiona el investigador Carlos Antonio Aguirre Rojas, al ponderar las lecciones del siglo XX.
"Sobre la base de la pobreza o, para usar el término de Jean-Paul Sartre, de la escasez no podrá construirse una sociedad alternativa", declara, luego de considerar que la historia es una ciencia que permite ''alimentar la esperanza''.
Doctor en economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y con estudios de historia en la Ecole des Hautes Etudes en Sciencies Sociales de París, Aguirre Rojas figura como uno de los más prominentes estudiosos del ámbito académico mexicano.
Sus trabajos sobre el historiador francés Fernando Braudel se conocen allende las fronteras y uno de sus textos ha sido ya traducido al alemán, mientras que otro de sus libros, también sobre el pensador mencionado, se publicó en Venezuela a iniciativa de la cátedra Marc Bloch, el Fondo Editorial Tropykos y el Fondo Editorial Buría.
A su extensa bibliografía se añade, ahora, un titulo más, de reciente impresión: La Escuela de los Annales. Ayer, hoy, mañana, editado por la firma española Montesinos.
En entrevista, el especialista habla de ese, su nuevo libro, y de paso ofrece su visión sobre el milenio por venir, el movimiento de 1968, el declive del capitalismo y la historiografía mexicana.
En la charla ųrealizada en su estudio, rodeado de libros, observados por un relieve cobrizo de Carlos Marx y un dibujo de Braudelų el autor de El problema del fetichismo en El Capital y Construir la historia: entre el materialismo histórico y los Annales, explica que es imposible hablar del futuro si no se rememora antes de 1968, cuyo influjo vivimos todavía y seguiremos algunas décadas más:
"El 68 destruyó modos de funcionamiento que tenían 100, 150, 200 y 300 años. Fue una profunda revolución cultural comparable al Renacimiento. Crear las nuevas formas de reproducción cultural nos llevará los 30 años que nos ha llevado y quizá otros 30 o 50 más''.
El actual movimiento estudiantil en la UNAM es un claro ejemplo de que continuamos bajo la estela del 68, que entre sus muchos y ricos efectos "canceló el tipo de enseñanza escolar que en México se empezó a construir en el siglo XIX, basado en la autoridad intocable del profesor y el papel absolutamente pasivo de los estudiantes".
No es casual que en cada rito celebratorio del 68 los protagonistas sigan teniendo tantos reflectores, apunta, y establece: "Creo que es porque las preguntas que planteó, las inquietudes que manifestó y los cambios que comenzó a procesar todavía no se han cerrado. No es una simple ansia de memoria la que está presente, sino que vuelve a tocar heridas que siguen abiertas (...) Lo que ese movimiento demostró es que podemos parar la injusticia y sublevarnos frente a lo inaceptable, frente al autoritarismo y al despotismo".
El futuro, sin embargo, depende de la acción colectiva, de lo que hagamos socialmente, agrega. "Existe una alternativa para que se llegue a una sociedad no injusta, no explotadora, no discriminatoria, pero también está la posibilidad de que caigamos en una nueva barbarie. Las dos opciones están abiertas.
"Una lección fundamental del siglo XX es que una sociedad alternativa no puede construirse sobre las bases de sociedades muy escasamente desarrolladas en los ámbitos social, económico, político y cultural. Sobre la base de la pobreza, o para usar el término de Sartre, de la escasez, es imposible construir una sociedad no capitalista''.
Si a finales del siglo XIX sólo Europa estaba muy desarrollada para intentar el paso hacia esa sociedad distinta, ahora prácticamente todo el hemisferio norte podría hacerlo. "Ya existen las condiciones tecnológicas para que se dé un cambio en el ámbito planetario, pero no se aplican, porque no son rentables en términos capitalistas. Si aplicáramos la biotecnología, el problema del hambre en el mundo se acabaría. ƑPor qué no se hace eso? Porque no es rentable. El costo del montaje de esas plantas en el planeta ningún capitalista lo pagaría, porque no es redituable en términos de costo beneficio. Pero si la humanidad redefiniera sus prioridades no habría más gente que se muriera de hambre.
Su trabajo como investigador de la historiografía pretende contribuir a que se abran alternativas. En ese sentido apunta: "La historiografía crítica es una palanca muy importante para que tomemos en nuestra manos nuestro futuro y tratemos de construir algo nuevo y distinto".
ųƑCuáles son los aportes de la Escuela de los Annales en la historiografía mundial, particularmente en México?
Los Annales constituyeron la corriente historiográfica más importante en el mundo entero durante el periodo de 1929 a 1960. Concentró las innovaciones historiográficas más importantes, escenificó debates históricos fundamentales, marcó las líneas y pautas de cómo se estaba renovando el oficio del historiador. Su contribución a la historiografía mundial fue de primer orden. Empero, la perspectiva annalista no está incorporada del todo en la historia mexicana.
Historia positivista
"El tipo dominante, no exclusivo, que se hace hoy en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM es positivista. En la UAM Iztapalapa, en cambio, se enseña una historia mucho más actualizada, más moderna, y en la cual la presencia de la Escuela de los Annales es fundamental. En la ENAH los Annales ha tenido un peso fundamental, pero se han quedado mucho ahí.
"Al poder le interesa promover la historia positivista, porque es muy neutra, plana, no toma partido, no critica el presente, no se involucra en los debates actuales".
El investigador indica que en el mundo académico mexicano se acostumbró durante largo tiempo imitar modelos historiográficos foráneos. "No terminamos de romper esa especie de complejo de hermano menor que imita al mayor europeo".
ųƑEse complejo ha estado muy interiorizado en la cultura nacional?
ųLas condiciones materiales que reproducían esta estructura de dependencia, de minoría de edad, incluso de colonialismo intelectual, se han roto. No podemos quejarnos ahora de lo mismo que hace 40 o 50 años, cuando por ejemplo un libro tardaba en llegar de Francia dos o tres años, una traducción entre cinco y diez. La información ahora es instantánea, la formación de las gentes es más políglota y se circula más por el mundo.
"No hay que olvidar tampoco que América Latina es la civilización más joven de todo el planeta. Como proyecto de civilización tenemos sólo cinco siglos, mientras que Europa tiene más de mil y China más de 2 mil años. Se podría decir que estábamos en nuestro periodo infantil, pero creo que ha terminado; ahora estamos como el adolescente que rápidamente se convierte en joven".
Conocido principalmente por sus trabajos sobre Braudel y la historiografía francesa, él prefiere definirse como especialista en la historiografía mundial de la segunda mitad del siglo XIX y todo el XX. (Yanireth Israde)