* En menos de tres semanas inauguró seis exposiciones
Cada vez que quiero hacer una travesura prefiero pintar, comenta Cristina Rubalcava
Merry Mac Masters * Cristina Rubalcava asocia el acto de pintar con la travesura. De pequeña, para que estuviera "quieta", sus padres le ponían a ilustrar los textos de la literatura universal que le solían leer. De esta manera, la disciplina de pintar, como forma de entretenimiento, le fue inculcada desde la tierna edad de los dos años. Tanto se acostumbró a pintar que en la actualidad si se le ocurre alguna nueva maldad, dice "no, mejor pinto".
Ultimamente Rubalcava, nacida en la ciudad de México, pero radicada en París, Francia, desde 1970, ha pintado y expuesto mucho, lo que le hace pensar: "Qué barbaridad, qué maldad no traeré en la cabeza". En menos de tres semanas inauguró seis exposiciones, la mayoría en México ųaunque Sabor a mí la exhibió en la galería Valanti, de San José, Costa Ricaų, cada una con entre 25 y 30 cuadros.
Las canciones siempre han sido una constante en la pintura de Rubalcava. "Cada vez que vengo a México ųdiceų lo primero que escucho al subirme a un taxi es un bolero, una cumbia, en fin, la música latinoamericana que, además, es de una moda impresionante en Europa. Siempre me gusta pintar lo que todas estas canciones dicen que, finalmente, son el romanticismo, la ternura, el amor, la sensualidad, la sexualidad... las cosas que me interesan".
En relación con Sabor a mí, que ha pintado "mucho", explica que siempre es el mismo cuadro del baile, pero "el baile se va moviendo". "Es como si fuera un enorme salón de baile y voy tomando pedacitos que van componiendo un cuadro cada vez distinto, con una dinámica diferente en la composición y el movimiento. Para mí es un reto tomar un solo tema y volverlo a pintar y pintar y pintar".
Dos de sus exposiciones más recientes giran en torno a las canciones de Cri Cri (Pinta a ese que anda ahí, inaugurada primero en Casa Lamm, luego en el Centro Cultural Infantil La Vecindad, de Cuernavaca, y ahora en el estado de Morelos). ƑQué la motivó a trabajar las canciones de Gabilondo Soler? "En 1977 ilustré para Esperanza Boland un pequeño libro sobre Agustín Lara llamado Imágenes del recuerdo. Los grabados se hicieron en París, por medio del Atelier Lacourriere & Frelaut. Ahora estoy retomando este proyecto, porque amerita una redición. Después de eso seguí pintando los temas mexicanos de las canciones que son tan ricos, tan infinitos.
"Hace cinco años estaba yo en Zihuatanejo pintando unos platos (ha trabajado con Uriarte Talavera de Puebla), con la temática de los boleros mexicanos, y de repente escuché una canción de Cri Cri en la radio de un restaurante.
''Inmediatamente pensé que se tenía que hacer algo para los niños, sobre todo que con anterioridad ya había yo pensado en ilustrar las canciones infantiles, no únicamente las de Cri Cri, sino aquellas que nos han cantado y arrullado a toda América Latina, como Naranja dulce.
''Básicamente me encanta apegarme a los textos poéticos, ya sean de poemas o de canciones. Así como hace tres años en París ilustré todas las canciones de Georges Moustaki en dos volumenes, luego hice lo mismo con las del también cantante francés Alain Chamfort.
"Finalmente creo que la música es lo que más me interesa, porque se vuelve menos solitario el trabajo. En el momento que estoy ilustrando a un autor, ya estoy haciendo un trabajo como de matrimonio.
''A falta de marido, mis maridos son los autores de las canciones. Tengo una relación íntima e impresionante con el creador, sus sentimientos, las frases. Todo les voy tomando y me voy uniendo a ellas por medio de la gráfica.
''Cuando entré ya en el mundo de Cri Cri me encontré con el mío, que fue muy rico por la educación que me dieron mis padres quienes me alentaron a leer muchos textos de literatura universal".
Si Rubalcava siempre vuelve a México es porque no se pueden olvidar ni los orígenes ni las primeras impresiones, comenta.
Otro tema suyo son las costumbres y tradiciones como es la piñata, o como son los vendedores de los productos que existen en cada estado, como el maíz, la tuna y el nopal.
La entrevistada acota que los nopales se han vuelto muy famosos porque su baba, la sábila, se usa para las cremas antiarrugas. "Me di cuenta que había un auge en la exportación de la sábila, porque la gente en Europa se interesaba más por mis cuadros que tenían nopales. A lo mejor las señoras pensaban que comprando un cuadro de nopales se les iban a quitar las arrugas. Así fui encontrando que a la gente le gustaba algunos cuadros que tenían productos mexicanos, como los maizales ųpor las tortillasų, que también se han vuelto muy famosos en Europa por los nachos".
Sobre otra pintura que refleja una corrida de toros "al revés", expuesta actualmente en el vestíbulo de la sede del Partido Revolucionario Institucional, dice que le gusta mucho romper los esquemas y cambiar el orden de los sistemas.
La vitalidad de México
ųƑSigue siendo tan atractivo para ti París?
ųEn el aspecto personal sí, porque tengo allá a mi familia. Pero puedo pintar y trabajar en cualquier sitio donde me encuentro y además lo hago diario, porque si no me sentiría mal. En París hay un ambiente un poco depresivo. En primer lugar por la situación terrible que está viviendo Europa con la cercanía de la guerra de Kosovo, que es una tristeza y una aberración total en los días actuales. De alguna manera las energías allá se apagan un poco.
''En México, a pesar de todos los problemas por los que el país está pasando, existe algo maravilloso que es la vitalidad. He ido a muchos estados durante mi estancia aquí y hay ese factor número uno que es la vitalidad, el entusiasmo, el echarle ganas a la vida, como dicen.
''Se ve en las calles, los mercados, las tiendas, desde los pueblos chicos hasta las ciudades grandes. Allá no lo percibo con tanta intensidad. Aquí siento más la vida, siento más los problemas, la tierra, la sangre, el crimen, la alegría, lo jacarandoso de la sensualidad''.