La Jornada martes 6 de julio de 1999

Alberto Aziz Nassif
Lecciones electorales

ƑDe qué le sirvió al PAN sacar 35 por ciento y al PRD 21 por ciento en las elecciones del estado de México? Puede ser que para muchas cosas, excepto para una, para ganar el gobierno. Esa es la primera lección de estos comicios. En cambio, en Nayarit, un territorio con fuerte predominio priísta, la oposición aliada pudo revertir ese dominio y fracturar al partido del Estado, de forma similar a como lo hizo el año pasado en Zacatecas, Tlaxcala y Baja California Sur, y quizá lo pueda volver a hacer próximamente en Coahuila, en noviembre.

ƑEs factible hacer del estado de México una expresión de laboratorio para el 2000? En toda comparación siempre existen algunos criterios que se necesitan cuidar para no forzar o distorsionar. Si vemos el desarrollo político que han tenido diversas regiones del país en los últimos años, se observan factores que contrastan de forma importante con el nivel federal: la alternancia política en las regiones ha sido un proceso que dinamiza a los actores y transforma viejas inercias; genera gobiernos más eficientes y mayor participación cívica; sin embargo, también establece modificaciones frágiles que fácilmente se pueden revertir, como se ha demostrado en Chi-huahua, donde el regreso del PRI ha representado un retorno a prácticas que habían dejado de tener vigencia con la oposición.

El estado de México no es, por supuesto, el país, pero sí tiene una composición geo-gráfica que integra los grandes contrastes nacionales (pobreza urbana y rural, industrialización y clases medias, sectores ricos); además, los tres grandes partidos tienen presencia y gobiernan partes del territorio (municipios) y en el Congreso local nadie tiene mayoría absoluta. Otro factor que lo hace una maqueta interesante es el comportamiento del PRI durante esta campaña electoral: con un candidato no bueno en términos de imagen, propuesta, debate, carisma, la maquinaria de ese partido pudo movilizar recursos legales e ilegales, pudo comprar votos, coaccionar voluntades y convencer a una parte del electorado para obtener un triunfo apretado (40 por ciento), según las cifras preliminares, y poder imponerse a una oposición mayoritaria, pero fragmentada (60 por ciento).

La lección es muy clara: la oposición puede tener mejores candidatos, mejor propuesta, mejor propaganda, pero si va fragmentada en un esquema de alta competen- cia, difícilmente podrá superar al PRI, que estructura su maquinaria en las franjas más vulnerables de una ciudadanía pobre, marginada y sujeta a la coacción. Si México tuviera otra distribución de la riqueza y otro nivel educativo, la compra y coacción del voto no serían una amenaza. Además, en esta elección no se reportaron incidentes graves ni generalizados. Así, mientras la autoridad electoral tuvo una actuación buena en la aplicación de las reglas y fue eficiente para dar a conocer la mayor parte de los resultados preliminares la misma noche de los comicios, no tiene los instrumentos legales para hacer frente a la compra o coacción ni controlar de forma eficaz el respeto a los gastos de campaña. Otra lección es que, a pesar de los avances en materia electoral, hay todavía áreas muy atrasadas que no se pueden frenar, sobre todo las prácticas de partido de Estado que todavía quedan, como cierto tipo de financiamiento y gasto, prácticas de coacción y compra, y candados para hacer alianzas.

En el estado de México se perdió una oportunidad: probar una opción de gobierno que pudiera ofrecer otra dinámica; experiencias de gobiernos que en otras regiones del país ya tienen diez años en práctica (Baja California), en el territorio mexiquense tendrán que esperar otros seis años. Esa posibilidad que los ciudadanos de Nayarit ya podrán empezar a experimentar en las próximas semanas donde, a pesar de que el candidato es un ex priísta, es factible que la dinámica de la alianza generará cambios en la estructura corporativa de esa región.

Esperemos que no sea necesario llegar al 3 de julio del 2000 y amanecer con una prensa que diga a ocho columnas: "apretado triunfo del PRI, la oposición en segundo y tercer lugares", porque Nayarit y el estado de México son una anticipación. La lección más importante del 4 de julio es entender que el 2000 se definirá entre una alianza opositora o una fragmentación.