Leonardo García Tsao
Tres es stress

Aprovechando que la atención de un amplio porcentaje del público ha sido acaparada por La amenaza fantasma, algunas distribuidoras han realizado una limpia de verano: este es el momento para sacar las películas embodegadas que igual iban a fracasar. El Imcine desempolvó Un hilito de sangre, Fox hizo lo propio con Bulworth y Arte Cinema con El infiel. Esta última es la más recomendable. Estrenada en el festival de Toronto de 1997 (ya es un asunto de nostalgia, vaya), se trata del sexto largometraje de James Toback, un cineasta que desmintió el interés inicial de su carrera, a mediados de los 70, con una producción escasa y dispareja. El infiel es, de hecho, lo único que ha dirigido en esta década.

De personalidad compulsiva, Toback encontró a su alter-ego en el actor Robert Downey Jr. Ambos colaboraron en la comedia El cazachicas (The Pick-Up Artist, 1987), para representar una de las aficiones favoritas del director: la seducción sistemática de mujeres, sin importar su edad, tamaño, credo o raza. Diez años después, Toback se inspiró en los problemas legales de Downey, dada su adicción a ciertas sustancias prohibidas, para escribir un guión en cuatro días y filmarlo en menos de dos semanas. El resultado es El infiel, en cierta forma una recuperación del mismo personaje pero en un tono menos ligero.

Al comienzo de la película, dos atractivas mujeres esperan afuera de un edificio en el barrio neoyorquino de SoHo. Por la acción fallida de un ligorio, ambas extrañas comienzan a conversar. La trigueña Lou (Natasha Gregson Wagner) habla con entusiasmo de su novio, Blake Allen, un actor talentoso. La rubia Carla (Heather Graham) se da cuenta que han compartido a la misma persona sin saberlo. Indignadas por el engaño, las jóvenes irrumpen en el amplio departamento de su galán y deciden darle una sorpresa. Cuando el hombre entra a su hogar piensa que está solo; luego es confrontado por Carla, quien le pregunta si le ha sido fiel; tras escuchar su retahíla de mentiras, Lou sale de su escondite. Blake se encuentra ahora con el reto de ejercer sus dotes histriónicas para convencer a sus novias que las ama por igual.

A medio camino entre el sicodrama y la comedia de situaciones, El infiel es una mirada incisiva sobre cómo las relaciones amorosas actuales están teñidas por la inseguridad y la desconfianza. El motif central lo aporta la canción You don't know me (No me conoces), mientras los personajes se enfrentan, insultan, confiesan secretos y hasta expresan afecto. Si bien Downey ejercita su habitual narcisismo para la convincente caracterización de un ``hijo de puta mentiroso, cobarde, manipulador y misógino'', como lo llama Lou, es ella quien mejor expresa las contradicciones del amor, pues es capaz de ser sarcástica y vulnerable al mismo tiempo, o de proponer -a partir de su bisexualidad- un arreglo inspirado en los mormones. Gregson Wagner (hija de Natalie Wood) la interpreta con un filo que la ñoña Winona Ryder, digamos, nunca ha sabido encontrar.

Aunque la naturaleza de la obra es muy teatral -unidad de tiempo y espacio, tres personajes en un duelo de verborrea-, Toback consigue darle una puesta en escena cinematográfica, expresiva y a la vez económica. Y como corresponde a un erotómano, el cineasta filma una escena de sexo impulsivo entre Downey y Graham con una sensación real de espontaneidad, de dejarse llevar por las urgencias del bajo vientre.

El final de El infiel cede un poco al síndrome chillón de Sexo, pudor y lágrimas, pero sugiere que, aún engañoso y convenenciero, el amor es lo que nos sostiene. Para quien desee escapar del infantilismo dominante de la cartelera, esta es una buena opción.

El Infiel

(Two Girls and a Guy)

D y G: James Toback/ F. en C: Barry Markowitz/ M: Barry Cole (supervisión)/ Ed: Alan Oxman/ I: Robert Downey Jr., Heather Graham, Natasha Gregson Wagner/ P: Edward R. Pressman, Muse Productions para Fox Searchlight Pictures. EU, 1997.

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