Arde ya la mecha. Tal como la semana pasada lo previó el número 3 de Las Cabras, el semanario político de Tecamacharco, la negativa del ``gobierno'' a entregar al Congreso los archivos de Banco Unión ha encendido la mecha de un escándalo que indudablemente seguirá creciendo. El martes 6, en San Lázaro, diputados del PRD, PT y uno independiente dieron a conocer a la prensa documentos que desataron cólera general en Los Pinos.
El 6 de junio pasado, en una carta al Miami Herald, el vocero presidencial, Fernando Lerdo de Tejada, aseguró que Carlos Cabal Peniche -preso en Australia por fraude y lavado de dinero- aportó únicamente un millón de pesos a la campaña electoral del doctor Zedillo, no 20 millones de dólares, como sostiene el ex banquero favorito de Carlos Salinas y Miguel de la Madrid.
El 10 de junio (véase La Jornada del 11), una auditoría independiente probó que Banco Unión transfirió al PRI, al menos, 47 millones de pesos para apoyar las actividades proselitistas de Zedillo y Roberto Madrazo, pese a lo cual Lerdo insistió: fue sólo un millón y el PRI lo recibió el 24 de mayo de 1994.
Esta semana, sin embargo, diputados opositores presentaron copias de tres cheques de Banco Unión a favor del PRI -uno por 648 mil pesos, otro por 506 mil 300 y otro más por 505 mil 200-, así como de las fichas de depósito del propio banco. Además, mostraron facsímiles de ``recibos provisionales'', expedidos por la Comisión Nacional de Financiamiento y Fortalecimiento Patrimonial del CEN del PRI, que corresponden a las mismas cantidades.
Con este golpe de prensa, los legisladores acreditaron que, nada más en tres operaciones realizadas entre junio y julio de 1994 (¿cuántas más habrá?), el tricolor se embolsó un millón 659 mil 500 pesos de origen más bien sospechoso, que luego fueron registrados como ``cartera vencida'' de Banco Unión y enviados al Fobaproa. Allí, el 12 de diciembre de 1998, el PRI y el PAN los convirtieron en ``deuda'' de todo el pueblo, y ahora la Secretaría de Hacienda se niega, una vez más, a abrir los archivos secretos para que se averigüe...
¿Quiénes están mintiendo? ``Mienten los diputados Dolores Padierna, Marcelo Ebrard, Santiago G. Pedro Cortés y Jorge Silva Morales. El día de hoy (martes 6) entregaron a los medios una declaración a la que adjuntaron copia de documentos de nula veracidad y sin valor jurídico alguno (el subrayado es mío) con los cuales pretenden volver a sorprender a la opinión pública. Mienten al afirmar que el Titular (sic por la macro T) del Ejecutivo Federal recibió parte de los recursos'' a que hacen referencia.
``De las copias entregadas a los medios por los diputados de marras, queda en evidencia que han violado flagrantemente las normas de ética a que se comprometieron como integrantes del Comité Técnico de la Cámara de Diputados para las auditorías.
``(É) Llamamos a la opinión pública a no dejarse engañar por estos profesionales del escándalo. Refrendamos nuestro apoyo al proceso de auditorías que nosotros mismos impulsados (sic); muy pronto la opinión pública conocerá el resultado de las mismas, entonces se confirmará que tenemos la razón.''
Qué ``demostración'' más extraña: nosotros tenemos la razón porque jamás permitiremos que nadie investigue y compruebe lo contrario. Pero, ¿quiénes son los autores de este demencial alegato, que el Senado de la República estampó el miércoles 7 en todos los diarios? Se trata de los diputados federales del Partido Revolucionario Institucional (título que los pone a salvo de toda sospecha), Jorge Estefan Chidiac, de Puebla, y Enrique Ibarra Pedroza, de Jalisco.
Por si usted no lo sabía, Estefan luchó como nadie por transformar en deuda pública los 600 mil millones de pesos que el doctor Zedillo otorgó a los bancos, sin permiso del Congreso, a través del Fobaproa, mientras Ibarra es representante del PRI en el IFE y, en nombre del régimen, amenazó con destruir ese organismo ciudadano si éste confirmaba que, en 1994, su partido se benefició de financiamientos ilegales de parte de Banco Unión.
¿Cuáles son esos ``documentos apócrifos''? El columnista Carlos Ramírez habló de ellos en El Universal del jueves 8. En realidad, son varios juegos de papeles cuyos originales están bajo siete llaves en la Secretaría de Hacienda, protegidos, según José Angel Gurría, por el ``secreto bancario''.
Prepotencia. En una hoja membretada de la ``Comisión Nacional de Financiamiento y Fortalecimiento Patrimonial'' del CEN del PRI, fechada el 20 de julio de 1994, quedó escrito a máquina: ``Recibí de BANCO UNION S.A. la cantidad de N$ 648,000.00 (SEISCIENTOS CUARENTA Y OCHO MIL NUEVOS PESOS 00/100 MN), como pago de la publicidad o renta de espacios publicitarios en los eventos artísticos, deportivos, culturales, etc., que realice la (mencionada comisión)''.
Más abajo se repite la palabra ``Recibí'' y debajo de ésta aparecen el nombre y la firma de ``Lic. Andrés Viesca Marín'' (que trabajaba para Oscar Espinosa Villarreal, entonces tesorero priísta), y más abajo aún, hay una advertencia: ``Este es un recibo provisional''. Esta simple hoja de papel tiene un respaldo: una copia del cheque número 0330174 de Banco Unión, fechado el 29 de julio de 1994, por los mismos 648 mil nuevos pesos, y encima de tal cifra se lee claramente: ``Páguese por este cheque a Partido Revolucionario Institucional''. A este documento, ¿apócrifo?, lo acompaña una ficha de depósito de Banco Unión, la cual demuestra que el dinero llegó a su destino.
¿En qué se basan los priístas Estefan e Ibarra para presumir que esos documentos son de ``nula veracidad'' y carecen de ``valor jurídico alguno''? Si son de ``nula veracidad'', ¿por qué acusan entonces a los diputados Padierna, Ebrard, Cortés y Silva de haber faltado a la ``ética parlamentaria''? ¿Será acaso porque éstos ventilaron piezas que figuran en los archivos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, para corroborar que el régimen oculta algo muy gordo tras los misterios de Banco Unión?
Pero la audacia de Ibarra y Estefan llega a los límites de la prepotencia cuando asientan que los papeles no poseen ``valor jurídico''. Saben que tanto el IFE como el Tribunal Electoral, avasallados desde Los Pinos, se negaron a investigar los gastos de campaña del PRI en 1994, arguyendo pretextos absurdos e insinuando que la pesquisa caería, más bien, en el ámbito de la Procuraduría General de la RepúblicaÉ donde en 1995 el PRD levantó una demanda que nunca ha sido ni será atendida.
¿La última del PAN? En diciembre de 1998, el PAN votó con el PRI la aprobación del Fobaproa, con varias ``condiciones'', entre éstas -las demás usted ya las conoce y recuerda que no fueron cumplidas, cosa que el blanquiazul se tragó sin chistar-, los diputados de la derecha católica impusieron una cláusula para advertir que el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB) o Fobaproa II, no pagaría un centavo a los bancos mientras las auditorías del ``rescate'' no hubiesen concluido.
Ahora que Hacienda ha ratificado en forma terminante que no abrirá los archivos de Banco Unión, el PAN acepta esta enésima salvedad ``para no poner en riesgo la estabilidad de los mercados financieros''. Pero el diputado Fauzi Hamdan, un panista que hizo negocios con Cabal Peniche y es miembro de la comisión de auditorías, ensaya una maroma declarativa para disimular la nueva claudicación.
``El dictamen final señala que 50 por ciento de la cartera vencida que había en Fobaproa será devuelto a los bancos; por lo tanto, el pueblo sólo tendrá que pagar unos 300 mil millones de pesos, claro está, más los intereses'', dice, lo cual está por verse. Así, mientras son peras o manzanas, Acción Nacional, por lo visto, apostará a la carta de la ``sensacional rebaja'', sin ahondar más en el tema de la impugnada inocencia de Zedillo. ¿A cambio de qué?
Se agota la mercancía. Como no sea la impunidad de algunos ilustres empresarios panistas, a quienes a lo largo de todo el sexenio les han torcido la mano en los momentos cumbres (aprobación del IVA, de varios presupuestos federales y del Fobaproa mismo), al ``gobierno'' le queda en existencia poca mercancía política que ofrecerle a Acción Nacional.
Pese a las promesas de buena conducta que Diódoro Carrasco, secretario de Gobernación, le hizo a Felipe Bravo Mena, presidente panista, el PRI se robó las elecciones del domingo 4 en el estado de México. En consecuencia, el PAN se ha aliado con el PRD para combatir el fraude. Ambos partidos no sólo formaron coalición para ganar el gobierno de Nayarit, el propio día 4, sino que repetirán la fórmula en pos del gobierno de Coahuila y de la presidencia municipal de Acapulco.
PAN y PRD se han unido, asimismo, para enfrentar la intolerancia del PRI en el Senado, que desechó una reforma electoral, aprobada en la Cámara de Diputados por la oposición en su conjunto, para legalizar el voto de los mexicanos en el extranjero y crear estrictos mecanismos de fiscalización sobre las campañas presidenciales.
Lejos de haber logrado acuerdos con el PRI sobre la reforma a los artículos 27 y 28, para vender los principales ríos de México y privatizar la Comisión Federal de Electricidad, el PAN se aleja cada día más, no de esa tentadora idea (tan cara a su proyecto), sino de la posibilidad de llevarla a cabo fungiendo como simple comparsa de Zedillo, quien, por lo demás, está ferozmente peleado con Diego Fernández de Cevallos, lo cual, aunque parezca chisme de lavadero, importa.
Cajeta. Con un fotomontaje -obviamente falso- que muestra a Gurría, Zedillo, Labastida, Salinas y De la Madrid, sonriendo ante el edificio de Banco Unión en Paseo de la Reforma y sosteniendo una manta que dice ``¡No pasarán!'', el número 4 de Las Cabras aborda los asuntos que se han reseñado aquí, pero no solamente. En su segundo tema revisa la actuación de Pablo Gómez como presidente interino del PRD, y lo incita a recordar aquellos tiempos en que Andrés Manuel López Obrador, con abundantes probanzas, colocó en el centro del debate nacional el escándalo del Fobaproa.
La publicación también examina el ocaso de la huelga en la UNAM y entrecruza los avatares del martes 8 en el DF: por un lado, la conferencia de prensa en San Lázaro donde Padierna, Ebrard y colegas destaparon los cheques de Banca Unión a favor del PRI; por otro, la segunda reunión del Consejo General de Huelga con la Comisión de Rectoría; además, las declaraciones que Zedillo lanzó con el evidente fin de alborotar a los estudiantes (``Devuelvan los planteles, ya''), mientras éstos comenzaban a dialogar, y por último la irrupción de un comando de superultras ``zavalistas'' (de Iván Zavala), que en aparente combinación con las fallidas provocaciones presidenciales, llegó al Palacio de Minería a gritar que los negociadores estudiantiles eran ``vendehuelgas''.
Pero no todo es política en el número 4 de Las Cabras. Este sábado nace el suplemento literario Cajeta (``libros, teatro, cine''), dirigido por Emma Thomas. Además de una entrevista con Emily Watson, la actriz de Hilary y Jackie; de una reseña de Enrique IV, la nueva tragedia de José Ramón Enríquez, y de una crónica del concierto que el grupo de reggae Terremoto brindó a los jóvenes de Tecamacharco, Cajeta proporciona a sus lectores una recomendación deliciosa: para reírse esta noche en la cama, devoren El otro amor de su vida, la nueva novela de Héctor Manjarrez (editorial Era, 154 páginas), ideal para un fin de semana solitario, aburrido, nublado y triste.