* Prevén complejos desafíos en materia poblacional


Impulsar combate a la extrema pobreza, plantea Diódoro Carrasco

Andrea Becerril * No obstante los alentadores resultados de la política de población, el gobierno mexicano tiene mucho que hacer en la materia, entre otras cosas, poner en marcha estrategias que actúen en conjunto para romper con los mecanismos que propician la transmisión de la pobreza de una generación a otra, advirtió el secretario de Gobernación, Diódoro Carrasco.

segob.poblaci—n.informe Durante la presentación del Cuarto Informe de Avances del Programa Nacional de Población 1995-2000, el funcionario recalcó que la población en extrema pobreza es la que requiere de esas nuevas políticas, ya que se trata de grupos que residen en áreas vulnerables, con alto grado de marginación.

En ese encuentro, conmemorativo del Día Mundial de la Población, Carrasco Altamirano destacó que en 1970 el ritmo de crecimiento demográfico era de 3.3 por ciento anual y en la actualidad lo hace en 1.8 por ciento. De no haberse presentado ese descenso, la población actual de 98.1 millones ascendería a más de 140 millones. Hoy, agregó, las parejas mexicanas tienen de dos a tres hijos, en lugar de los seis o siete que era el promedio en la década de los setenta.

El secretario de Gobernación dijo que algunos de los retos que que se deberán enfrentar en las próximas décadas son los referidos a los asentamientos humanos, la distribución regional de la fuerza de trabajo, la participación de la mujer en la vida laboral, las migraciones, el crecimiento de la tercera edad y el constante aumento de la población en edad de trabajar.

En el tema abundó luego el secretario general del Consejo Nacional de Población (Conapo), Rodolfo Tuirán. Expuso que el porvenir de la nación está inexorablemente vinculado a su destino demográfico. El país llegará al 2000 con 100 millones de habitantes y, más tarde, en el 2020, alcanzará la cifra de 122 millones. La pirámide de la población se verá transformada, con un estrechamiento de su base y una ampliación de la cúspide, lo cual traerá profundas consecuencias en la formación de un amplio espectro de demandas sociales.

Por ejemplo, explicó, la población entre 15 y 24 años, debido al peso de la inercia demográfica, continuará aumentando hasta el año 2010, cuando alcanzará su máximo histórico --21.2 millones-- y empezará a reducir su tamaño, pero generará demandas de todo tipo.

Ese volumen tan considerable de jóvenes intensificará la demanda de educación media superior y media, lo que habrá de requerir que se multiplique hasta en seis veces la actual capacidad e infraestructura educativa. Igualmente, el arribo de nuevas generaciones en edad de contraer matrimonio propiciará que la demanda de vivienda aumente a razón de 850 mil por año las próximas dos décadas.

En el ámbito laboral, habrá también repercusiones, añadió Tuirán, toda vez que el crecimiento de una población joven en edad activa, aunado a la incorporación de mujeres al mercado productivo, permite prever que sin contar los rezagos acumulados, el número adicional de puestos de trabajo se elevará a 19 millones, con un promedio anual de 1.1 millones de empleos en la primera década y 800 mil en la segunda.

Ello pone de manifiesto, manifestó, la necesidad de aumentar la capacidad de la economía para generar empleos suficientes y bien remunerados. De no ser así, México seguirá experimentando una cuantiosa emigración de trabajadores a Estados Unidos. "Si hoy residen en el vecino del norte entre 7.9 y 8.2 millones de personas nacidas en México, en el 2000 veremos duplicar el tamaño de esa población".

Otro desafío es atender las necesidades de los viejos, ya que la población de 65 año o más aumentará de uno de cada 20 mexicanos en la actualidad, a uno de cada cuatro en el 2050.