* Juan Villoro en la red de libro-clubes del DF


No sólo los dictadores queman los libros, también el mercado

Yanireth Israde * En esta fiesta se repartieron grandes tajadas de humor, cuentos estremecedores, sabrosas anécdotas e historias de aquí y de allá en voz de los escritores Alejandro Aura, José Agustín y Juan Villoro. Palabras no faltaron. Hubo de todo y para todos en el segundo convivio de la red de libro-clubes de la ciudad de México, celebrado en el bosque de Chapultepec y que congregó a unos 3 mil socios y aficionados a los libros.

El buen sol y la música jarocha del grupo Son de Madera jalaban a los paseantes ųquienes se regocijaron con los relatosų, pero sólo los miembros de los clubes, previa invitación, tuvieron derecho a un volumen de obsequio, mientras las aguas frescas y las frutas con chile piquín convocaron a una larga fila de antojadizos, pues su distribución fue, esa sí, general.

Estaban reunidas personas de toda índole y condición: niños y niñas, chavos y chavas, y entusiastas muchachos de la tercera edad, a los que endulzó el semblante la lectura de Ramón López Velarde, o de plano estallaron en saludables risas con las irreverencias de José Agustín, quien dio muchos autógrafos y habló con un sinfín de fans. No olvidó a los huelguistas de la UNAM, a los que dedicó su texto leído y a los que manifestó su admiración, porque "se han fajado de la manera más hermosa, pues están resintiendo una de las campañas más asquerosas que se han visto en la historia de nuestro país y han mostrado una entereza notable. Están haciendo algo que pasará a la historia si logran triunfar".

Pero no sólo José Agustín le hizo cosquillas al auditorio, también Juan Villoro y el mismo titular del Instituto de Cultura, Alejandro Aura, cumplieron ese cometido en la mesa central del paraje Las Tazas, acompañados de la directora del bosque de Chapultepec, Adriana Luna Parra, Eduardo Vázquez y el actor Arturo Beristáin.

Aura recordó los grupos de lectura en voz alta Las Aureolas, en cuya experiencia se basaron los libro-clubes y que ahora, constituidos como un programa de gobierno, se han propagado de manera notable. Antes, Eduardo Vázquez señaló en su discurso introductorio: "Los gobiernos autoritarios queman los libros, los democráticos hacen lo contrario; repartir los libros es repartir la libertad".

Villoro señaló al respecto que además de los gobiernos dictatoriales, el libro tiene otros enemigos poderosos, por ejemplo el mercado. "Leí que en España hay un fondo editorial maravilloso, que se llama Alianza Universidad y tienen en bodega millones de libros; los van a destruir, porque les cuesta mucho dinero tenerlos ahí (...) El mercado y sus exigencias económicas son en ocasiones enemigos de los libros".

Más tarde José Agustín leyó una historia en la que aparecieron Carlos Fuentes, Parménides García Saldaña y otros escritores. El convivió terminó a las 14:15. En el cielo ya había visos de lluvia.