La Jornada domingo 11 de julio de 1999

BONANZA PETROLERA Y DESARROLLO SOCIAL

SOL Gracias al comienzo de la recuperación económica en el sudeste asiático y en Japón, al buen desempeño de la economía de Estados Unidos, a un creciente consumo energético en Brasil y a una serie de acuerdos signados entre varios de los más importantes exportadores de petróleo (como México, Venezuela y Arabia Saudita), entre otros factores, el precio internacional del crudo nacional se ha incrementado consistentemente en los últimos meses, hasta colocarse en 16 dólares por barril.

México recibirá, según cálculos de analistas financieros, alrededor de mil 500 millones de dólares adicionales por este concepto, recursos con los que no se contaba en el momento de formular la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos para este año.

Empero, estas buenas perspectivas no han motivado al gobierno de la República a establecer incrementos en los fondos de diversos programas cruciales, como los del combate a la pobreza, o para acrecentar los montos destinados a instituciones clave para el desarrollo nacional, como la UNAM. El año pasado, bastó una disminución de un dólar en el precio del petróleo para que las autoridades decretaran una reducción presupuestal. Nuevas disminuciones en la cotización del crudo obligaron a más recortes, circunstancia que mermó considerablemente los recursos disponibles para el gasto social y el mejoramiento de la infraestructura del país.

El caso de la UNAM resulta emblemático: el presente conflicto universitario comenzó cuando la rectoría planteó el incremento de las cuotas a fin de recaudar 300 millones de pesos. Los recursos adicionales captados por concepto de exportaciones de petróleo podrían, por poner algunos ejemplos, ser canalizados a las instituciones universitarias ųdonde redundarían en la disminución de las tensiones existentes y en la potenciación de sus actividades académicasų, al apoyo del sector rural, a la ampliación de los servicios sanitarios o a la modernización del sector eléctrico del país.

Ciertamente, los precios del petróleo, como los de todas las materias primas, sufren alzas y bajas continuas y están lejos de ser estables a mediano plazo. Por ello, no hay que dejarse llevar por la euforia, y es indispensable la cautela a la hora de los gastos. Pero, si se produjeron recortes de emergencia, Ƒpor qué no realizar también ajustes presupuestarios a la alza ųsin incurrir en excesosų cuando se presenta una bonanza en una de las principales fuentes de recursos de la nación?

Aplicar, en el corto plazo, los recursos adicionales por concepto de exportaciones de petróleo al desarrollo e infraestructura nacionales, así como al soporte de instituciones fundamentales para el país redundaría en un mejoramiento del clima social, mostraría que el gobierno no está únicamente atento a las necesidades de grupos privilegiados, como los propietarios de la banca, y despejaría las inquietudes sobre la posibilidad de que esos ingresos pudieran ser utilizados con fines electoreros con miras a los comicios del año 2000.