Funciones toda la semana, en Buena Vista
Circo Chino de Pekín, un espectáculo que llega al arte
Jaime Whaley n Los actos de esta tropilla venida de Oriente han maravillado a públicos de todas partes del mundo. Son novedosos, precisos y audaces y en esta oportunidad alternaron con un no menos talentoso artista de las carpas.
Los integrantes del Circo Chino de Pekín volvieron a pasmar al público capitalino tal como lo han hecho en sus anteriores presentaciones, y ahora compartieron la pista con Chuy, mexicano de la dinastía circense Fuentes Gazca, quien para efectos publicitarios se hace llamar el Rey de los Payasos, pero que en su actuación no solamente se concreta a hacer reír, sino que muestra su versatilidad en otros trámites.
Ya dos chinas hacen equilibrio con unos platos y tazas en su cabeza, acto que requiere, como todos los demás, de una gran concentración, pero Lei Ming y Xie Shang lo hacen parecer como si fuera tan fácil como rebanar un pan. Chuy, por su parte, hace actuar a un pequeño mandril que no es cualquier chango, sino uno menos amaestrable que sus congéneres.
La porcelana china es también de reconocimiento en todo el orbe y no podía faltar con estos embajadores que con dos grandes jarrones los hacen girar, se los avientan, los cachan con la espalda y así con el cuerpo en escuadra, los vuelven a lanzar.
Nuevamente Chuy ocupa la pista; ahora con su colegio de chimpancés, educados, por supuesto, que para eso están en la escuela. La chiquillería disfruta, como también lo hacen los ya no tanto y es que el circo tiene esa virtud de igualar. "Se puede ser adulto, pero cuando se llega a la carpa el corazón vuelve a ser infantil", dice este Jesús, que luego presenta a su hijo, a su edad, escasos 11 años, ya un consumado artista de la cama elástica y realiza en ella el infaltable salto mortal, mientras que ya Zhao Xin, Fan Yu Cheng, Zhou Mingze y Ruan Naisi, deleitaron al poblado graderío con su cabriolas a través de los aros olímpicos que los cruzan, dos tres, cuatro, veces en forma limpia, y luego rematan con un cruce, con los aros sobrepuestos, a más de dos metros de altura.
Lin Jun tao, Lei Ming y Xie Shang forman el trío de pulsación, quizás el acto más aplaudido. Las dos niñas chinas hacen alardes gimnásticos, se sostienen en una mano, se doblan, se alzan, una sobre otra. En fin, bien vale la pena asomarse en este espectáculo que estará, allá en Buenavista, por el transcurso de las vacaciones.
Funciones de lunes a viernes a las 5:30 y 8 pm, y sábados a las 16:00 y 19:00, y domingos a las 12:00, 16:00 y 19:00.