Masiosare, domingo 11 de julio de 1999


Los ``pecadillos'' del gobernador


Nayarit una
sorpresiva derrota


Alberto Aguirre M.


El triunfo en Nayarit debe ser ``ejemplo y modelo'' para los partidos de oposición en la elección del 2000, dijo ufano Alberto Anaya, líder nacional del PT. Un examen de la elección nayarita, sin embargo, apunta que no fueron la fuerza electoral de alianza ni el carisma del candidato ni las condiciones de apertura política los ingredientes de la derrota del PRI. La culpa fue del gobernador Rigoberto Ochoa Zaragoza. El lo acepta, pero dice que trabajóÉ sólo que ahora el pueblo -ingrato- no sabe reconocer

Tepic, Nay. Más de 800 giras de trabajo por toda la entidad. Casi 25 mil obras de beneficio social. Seis años de trabajo y dedicación no fueron suficiente para que los nayaritas valoraran lo que su ``gobernador de lujo'' hizo por ellos, y refrendaran su apoyo al PRI en las pasadas elecciones locales.

``No es de extrañar: los burros trabajan de más y no se les reconoce'', juzgó Rigoberto Ochoa Zaragoza, quien reniega de sus ingratos paisanos y del priísmo, que en esta entidad -según el gobernador- vive una doble moral.

``Tengo funcionarios que se precian de ser revolucionarios y tienen a sus hijos en colegios particulares. En éstos influye mucho la asociación de padres de familia, que les lavan el cerebro a las señoras, las politizan y las enfrentan a nuestra corriente política. El resultado es que muchos de ellos simpatizan con partidos antagónicos''.

Injustos, los nayaritas les dieron la espalda a su gobernador y al PRI, y otorgaron el triunfo al empresario Antonio Echevarría Domínguez, quien fue postulado por la cuatro partidos opositores, incluidos PAN y PRD.

Pero no es que la apertura democrática hubiera llegado a Nayarit, como sostuvo el presidente Ernesto Zedillo el lunes 5, resumió el gobernador derrotado.

``Algunos compañeros han justificado sus derrotas mencionando la globalización y la pluralidad políticaÉ Lo que pasa es que no tienen ni la capacidad de convocatoria ni pueden mantener el poder en sus estados. Hoy sucede que eso es aplicable a mí''.

* * *

Ni la coalición PAN-PRD-PT en respaldo de candidaturas comunes ni la postulación de un candidato carismático y con credibilidad entre la sociedad. Fue la inconformidad social la que propició la derrota del PRI en Nayarit.

Según los sondeos de opinión, más de la mitad de los nayaritas se identifica con el PRI. Piensan que el gobierno del presidente Ernesto Zedillo ha sido bueno (lo califican con 7.9) y reconocen un político honesto en el candidato priísta a la gubernatura, Lucas Vallarta Robles.

Entonces, ¿por qué votaron por la alianza?

``Por dos razones: porque piensan que el gobierno de Rigoberto Ochoa Zaragoza ha sido muy malo -lo calificaron con 4.5- y muchas de las demandas de servicios públicos (transporte, limpia y agua potable) no fueron resueltas por las actuales autoridades. Fueron los malos gobiernos los que hicieron perder al PRI'', dice Gisela Rubach Luethers, directora de Consultores en Marketing Político, una de las empresas que sondeó la opinión de los nayaritas y asesoró a Echevarría.

Según reportes que elaboró el PRI, los ciudadanos de los principales municipios (Tepic, Santiago Ixcuintla y Compostela, donde se concentra casi la mitad del padrón electoral) repudian al gobernador.

Pero en las comunidades rurales, el funcionario hacía las veces de ancla para la campaña priísta.

Pero eso no fue suficiente.

``El factor más importante es el trabajo del gobernador (que) seguramente no gustó, no satisfizo, no dio respuesta a las demandas y reclamos de la ciudadanía'', reconoció Ochoa Zaragoza en una entrevista que concedió al periodista Federico La Mont, el lunes 5, en la que ofreció ``su cabeza'' en pago por el fracaso.

También influyó la mercadotecnia política.

``Las campañas se caracterizaron por agitar al pueblo, por exacerbarlo, por incitarlo y enfrentarlo a la autoridad y a las instituciones políticas. Eso no es hacer política. Hay que superar ese bache para que las contiendas políticas no nos hagan reñir ni nos enfrenten''.

* * *

En Nayarit, el pueblo no veía claro. Estaba cansado de los mismos gobernantes. Hubo alguien que les ofreció el cambio y se fueron con él. Fundamentalmente por eso ganó la Alianza, ratifica Toño Echevarría.

-¿Cómo responderá a esa expectativa de cambio?

-El cambio se producirá sólo si participa el pueblo: si nos organizamos, formamos un equipo, nos tenemos confianza, si sabemos ceder, condescender y ser tolerantes, si sabemos ser justos y aplicar la leyÉ

Mientras resuelve la disyuntiva, a Echevarría no le disgusta la idea de ser el nuevo hombre fuerte de la entidad. Dice que puede ser un cacique sin detentar autoritariamente el poder.

``Todo cacicazgo dura porque el poder público lo apoya, y cuando el poder es honesto, se dedica a realizar sus actos en el marco de la ley, automáticamente genera un cambio, otro estilo''.

-¿Cómo controlarse y evadir la tentación del poder?

-Sencillísimo: Si llegas al poder comprometido con los caciques locales, les tienes que dar parte del poder. Pero si llegas al poder y comprometes al pueblo, ya está. Esa es la diferencia entre los demagogos y los políticos.

-¿Qué pasará con los caciques locales?

-Seguirán siéndolo.

-¿Y con sus cotos de poder?

-Los iremos minando, con la aplicación de la ley, no hay de otra...

* * *

Un mes antes de la elección, los candidatos del PRI y de la alianza estaban en un empate técnico, según los sondeos de opinión.

Estaba prefigurado un escenario de cerrada competencia electoral. Incluso, ambas fuerzas políticas habían diseñado sus estrategias en la perspectiva de un áspero periodo poselectoral.

Pero después de los comicios, Echevarría aventajó a Vallarta por casi 25 mil votos (10 puntos porcentuales). ¿Qué marcó la diferencia?

El impulso de acciones ``agresivas'' para contrarrestar los ataques que promovió el PRI contra Echevarría, dice Rubach.

Fue fácil, dice la mercadóloga: a él se le vino el sistema encima, como a Cuauhtémoc Cárdenas en 1997. Simplemente se le asoció como el candidato incómodo para el gobierno y lo demás fue historia.

Además -relata- una parte importante del proselitismoÊse dirigió a las mujeres, luego de que Ochoa Zaragoza había calificado a las simpatizantes de la alianza como ``las de tacón dorado''.

Y en los municipios urbanos, los candidatos a alcaldes y diputados hicieron crecer sus campañas con un discurso abiertamente antigobiernista.

Con el voto rural nada se pudo hacer.

Del lado del PRI, nadie dudaba del triunfo una semana antes de la elección.

En sus encuestas -elaboradas por la empresa Indicadores de Occidente, del poblano Manuel Pérez Obeso- Lucas Vallarta sacaba siete puntos de ventaja a Toño Echevarría.

En esos reportes, se daba por perdida a la capital. La recuperación vendría con la victoria en Santiago y Compostela, que quedaron personalmente en la responsabilidad del candidato.

En esos dos municipios también perdió el PRI.

* * *

El día de la elección en casi todo el estado se registraron lluvias. Un mal presagio para la alianza, que le apostaba a una alta participación del electorado.

Finalmente, el clima no influyó. Y la cúpula priísta -con Celso Humberto Delgado, ex gobernador y actual secretario técnico del Consejo Político Nacional del PRI a la cabeza- enfrentó el drama de la derrota.

A las 11:30, en su centro de cómputo, se conoció el primer reporte de la encuesta de salida elaborada por Indicadores de Occidente.

Una hora después se prendieron los focos rojos: Echevarría sacaba 14 puntos de ventaja a Vallarta. (A esa misma hora, en la alianza, se conocían informes de Consultores en Marketing Político, que le daban 13 puntos de ventaja al candidato opositor).

Las primeras explicaciones de los estrategas del PRI rayaban en lo absurdo: ``Nuestra gente sale a votar después de la comida, cuando lo hagan vamos a remontar''.

Dos horas después, otro reporte marcó la misma tendencia. Quedaban apenas tres horas para que cerraran las casillas. La derrota era inminente.

Entonces, los estrategas de Vallarta propusieron que se activara el ``plan de emergencia'', que incluía acciones violentas para ``reventar'' la elección.

(En Tepic, trascendió que esa estrategia contemplaba acciones violentas, para provocar un ambiente inestable en la entidad, inducir la anulación de los comicios y buscar el nombramiento de un gobernador interino).

Para allá iban los priístas, cuando Francisco Guerrero, director del Instituto de Capacitación y Desarrollo Políticos (Icadep) del CEN del PRI, le llamó a José Antonio González Fernández y le informó de la catástrofe.

Cuando colgó, sus palabras fueron lapidarias:

``(González Fernández) ya lo digirió y va informar al Presidente''.

Con la aceptación tácita de que ya no se podía rescatar la elección, los operativos priístas fueron para disminuir el margen diferencial en las zonas semirurales.

A las 18 horas entraron al juego las seis compañías autorizadas por el Consejo Estatal Electoral para levantar encuestas de salida y conteos rápidos.

Los exit polls marcaron la misma tendencia: Alianza: 54%; PRI: 44%.

Pero ninguno de ellas lo hizo de manera independiente.

Gaus fue contratada por Tv Azteca; Consulta, por Televisa; Indicadores de Occidente, por el PRI; Consultores y Marketing Político, por el PT; la fundación Arturo Ronsenblueth por el PRD, y Alianza Cívica fue patrocinada por Coparmex.

Ninguna de ellas, tampoco, solicitó autorización al CEE para divulgar los resultados después de las 19 horas locales, como se había acordado en el seno de ese organismo.

La guerra de cifras la inició Tv Azteca y la continuó Televisa. Ambas debieron ser sancionadas por las secretarías de Comunicaciones y Trasnsportes (SCT) y de Gobernación (SG), como habían acordado los partido. Eso no ocurrió.

Al final de la jornada, Alianza Cívica -que en coordinación con Coparmex realizó tareas de observación electoral en la entidad- detectó irregularidades hormiga y cuantificó en 6% las casillas donde se permitió votar a electores que no estaban en lista o que no portaban su credencial de elector.

A esa misma hora, las empresas contratadas por los partidos procesaban la información de sus conteos rápidos. La primera información que capturaron correspondió a municipios del interior. Los grandes -incluido Tepic- reportaron hasta la media noche).

Ante la avalancha de cifras, el Revolucionario Institucional guardó un silencio sepulcral.

A las ocho de la noche, Echevarría declaró su triunfo.

A la media noche, el PREP del Consejo Electoral comenzó a funcionar. Unos minutos después, la directiva del PRI salió con sus primeras cifras. Presentó un reporte con 40% de las casillas y presumió una ventaja de 4 mil votos.

A las dos de la mañana, Celso Humberto Delgado reconocía a los simpatizantes del PRI allí congregados que contaban con los resultados de 700 casillas y que éstos no los favorecían. Los llamaba a la mesura:

``Orienten a sus familias y estén pendientes no sólo del partido, sino de las calles de Tepic. En Tepic es donde el resultado no es positivo, de lo que llegue del exterior, en 220 casillas, se ganaÉ Eso es lo que esperamos''.

***

Al mea culpa de Ochoa Zaragoza siguió una ola de recriminaciones entre la clase política local.

La derrota se originó desde que Lucas Vallarta fue designado como candidato por intervención de Celso Humberto Delgado. Eso ``al pueblo no le agradó mucho'', manifestó el alcalde de Tepic, Félix Torres Haro.

También fue culpa del gobierno -sostuvo- por sus ``arbitrariedades, corrupciones, prepotencias y falta de atención''.

Delgado le respondió al alcalde acusándolo de haber apoyado a trasmano al candidato opositor y de afectar a su partido, al haber dejado sin servicios públicos a la capital nayarita en las semanas previas a la elección.

``Es ambicioso, voraz y está ávido de poder'', deslizó de su compañero.

* * *

Con las principales figuras priístas desdibujadas por la derrota electoral, Echevarría puede convertirse en el nuevo patriarca de Nayarit, opina Lourdes Pacheco Ladrón de Guevara, politóloga e investigadora de la Universidad Autónoma de Nayarit.

Desde hace 25 años, sostiene, Nayarit había sido gobernado como si fuera un proconsulado: desde el Distrito Federal le designan gobernador.

Como en el caso de Rigoberto Ochoa Zaragoza o Delgado, ``se trató de gobernadores ajenos a nuestros problemas, a nuestra realidad, con sus intereses anclados en la ciudad de México''.

Observa que a casi dos años de la muerte de Emilio M. González, Rigoberto Ochoa y Celso Humberto Delgado pelearon por la plaza y terminaron anulándose. Y que la puerta quedó abierta para que Echevarría reciba la herencia del emilismo.

``Tiene todo: perteneció al grupo cercano, lo respeta la vieja guardia y también tiene interlocución con los demás sectores sociales''.

-Además de ser el hombre fuerte, se convertirá en el nuevo patriarcaÉ

-Sí, con la imagen del empresario bonachón, el hacendado buena persona, de esos que regalan pavos en navidad y le hablan a sus empleados por su nombre.

Eso no es bueno. Porque ahora para gobernar, aplicará la lógica del gran empresario familiar que le ha dado tanto éxito.

El estado pasará a ser Nayarit de Alica.



El futuro de Rigoberto

Si Fidel Velázquez viviera, hubiera reaccionado ``un tanto violento'' al conocer la derrota del PRI en Nayarit. No así Emilio M. González, quien quería que México entrara a su cuarta etapa, la de la democracia.

Así piensa Rigoberto Ochoa que hubieran reaccionado los dos jerarcas cetemistas, que lo prohijaron y lo llevaron a la gubernatura de Nayarit hace seis años.

A él, que le tocó vivir el trago amargo de la derrota, la situación no lo incomoda.

Y ya piensa en el futuro inmediato.

``Tengo una secretaría en el Comité Nacional de la CTM, que es a donde iré a trabajar. No creo tener cualidades de escritor para redactar mis memoriasÉ Además he hecho tantas cosas pecaminosas que no me atrevería a confesarlas''.