PARABOLA Ť Emilio Lomas M.
El pueril pleito del dumping petrolero

Los petroleros estadunidenses que han solicitado al Departamento de Comercio del gobierno de su país la declaración de dumping a las exportaciones de petróleo de México saben que promovieron una querella que van a perder, como también lo saben --bien que lo saben-- las secretarías de Energía y de Comercio en nuestro país. Por eso, aunque resulta lógico que Luis Téllez enfrente con firmeza este asunto, y que asegure que México no debe ceder ante chantajes de los pequeños productores del vecino país, no parece tan lógico el tono beligerante con que asume esta controversia, entre otras cosas porque en otros aspectos de la relación energética bilateral con nuestros vecinos no ha mostrado la firmeza y la contundencia que debiera; aspectos en los que, por lo demás, se reconoce mucho más fondo que el que hay en este asunto cuya resultante, indudablemente, será favorable a México, como también lo será para Venezuela y, sin duda, para Irák y Arabia Saudita. Es claro que quienes se quejan y promueven la controversia contra estos cuatro importantes productores de petróleo, convertidos hoy, junto con Canadá, en los principales abastecedores de las importaciones petroleras estadunidenses, que esos quejosos son, justamente, los de costos de producción más altos en el vecino país. Se trata de los propietarios de yacimientos poco fértiles que, apenas, y por curioso que parezca, producen una cubeta de petróleo al día, en esos varios cientos de miles de pozos (los llamados strippers), cuyo promedio de producción en el vecino país no es superior a 12 ó 13 barriles diarios, cuando, por el contrario, en México y Venezuela se aproxima al millar, y en Irak y Arabia Saudita es cercano a los cuatro o cinco mil barriles. Consecuentemente, esta incontrovertible realidad implica un ordenamiento radical y diferenciado de los productores, de acuerdo con los costos de producción con los que salen a la concurrencia internacional. Así, se aproxima a los 13 ó 14 dólares el costo de esos productores poco fértiles de Oklahoma, Texas, Kansas, Louisiana, entre otros estados del país vecino; a cerca de los tres ó cuatro dólares el costo medio en México y Venezuela; y reconoce la especial fertilidad del increíble subsuelo del Pérsico, que arroja el barril de oro negro a menos, mucho menos de un dólar. Y en esto no hay engaño; ni dumping; ni subsidio. Por el contrario, esta fértil industria subsidia a toda la economía en estos países. Incuestionablemente, en Arabia Saudita y en Irak; sin duda, en Venezuela; y, a pesar de todos los inconvenientes, es soporte fiscal fundamental en México. Precisamente porque no hay engaño ni falsedad en esta incuestionable realidad, la demanda interpuesta por los menos fértiles productores del mundo, resulta ser una simple treta, orientada más a recibir la atención de su propio gobierno que no les subsidió en toda la coyuntura de precios a la baja y que, evidentemente, menos lo hará ahora que se recuperan --por lo demás de manera acelerada-- los precios internacionales del crudo, permitiendo, justamente, que esos más de 300 mil yacimientos poco fértiles de los Estados Unidos se reincorporen solventemente a la competencia. Ante esta realidad no valen bravatas ni valentonadas. Una austera pero firme conducta --que, por cierto, bien podría y debería mostrarse en todas las actuaciones gubernamentales-- es suficiente para enfrentar un asunto en el que no puede haber duda. Si, en cambio, hay muchas dudas en varios aspectos de la política petrolera en los que debiera concentrar su atención la Secretaría de Energía. Por ejemplo, en el de la excesiva concentración de ventas de petróleo al vecino país ( casi 80 por ciento de las exportaciones); en el de la transposición de la estacionalidad de los precios del combustóleo y del gas natural del vecino país a México, por la adopción de un esquema simplista de precios basado en costo de oportunidad; el de la falta de impulso a las fuentes no convencionales de energía, entre otros. Y para hablar de manera más general, el de la ausencia notable de una visión estratégica integral de nuestra vida energética, que trascienda no sólo los seis años de un gobierno, sino también los diez de una prospectiva eléctrica, y que nos permita abrir hoy la discusión de un futuro energético en el que parece no haber salidas, más allá de la utilización de combustibles fósiles altamente contaminantes y cuya explotación, como lo muestra la discusión de marras, es altamente depredadora.

Melée

Don Arsenio Farell Cubillas seguramente ya tiene cocineta en la Secretaría de la Contraloría y por ello decidió cancelar el pago de comidas de funcionarios públicos en más de 80 restaurantes de lujo, el cual corría a cargo del erario. Así es que si de ahora en adelante llega a ver a algún empleado del sector público comiendo en lugares como Casa Bell, La Mansión, Mandarín House, La Hacienda de Los Morales, Ambrosía, Alfredo Di Roma, El Candelero, El Rincón de Santa Fe, Costa Vasca, Champs Elysees, El Mezzanote, Soleil, Suntory, El Divino, Guria, La Calesa, Les Moustaches, entre muchos otros, puede estar seguro de que ya no se le cargará a usted, queridísimo contribuyente, como se había venido haciendo por lo menos durante los últimos cinco sexenios, sino que ahora la deberán saldar los funcionarios directamente de su salario, el que --de cualquiera forma-- se deriva de los dineros públicos. Se salvaron algunos muy concurridos como Las Soldaderas. Bien por Farell, pero ahora habría que ventilar si el trabajo de los funcionarios realmente amerita el salario que se les paga... Despidieron a 28 jueces, pero ni son todos los que están ni están todos los que deben. La justicia sigue en manos de quien tiene dinero o, para ser más claros, de quien tiene con qué pagarla. El Juez 23 de lo familiar, no sólo se sigue vendiendo al mejor postor, sino que le hace falta regresarse, francamente, a la escuela.

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