Por fin tuve ocasión de oír directamente algunas de las voces representativas del CGH. Oí su alegato, pero también vi el gesto, la intensidad de la creencia, la convicción en el credo: la "universidad del pueblo" o, más brevemente, la "universidad pueblo". Lo sabía, pero no por eso deja menos estupefacto corroborar "en vivo" el "modelo" de universidad que defienden: la universidad "popular", por oposición a la "universidad de elite" o a la "universidad empresa".
Su corta edad y su menesterosa educación formal no bastan para explicar esa tesis: un estrato de la sociedad cree en la índole más íntima de ella, tanto que aparece y reaparece en mil otros asuntos de nuestros días.
Para la UNAM quieren, al lado de la gratuidad general, el "pase automático"; quieren también la "permanencia": el tiempo que requiera cada uno para terminar una carrera, lo que implica el derecho a solicitar los exámenes extraordinarios que quiera cada quien; la no evaluación profesional genérica: no a la asociación de la UNAM con otras instituciones de educación superior para la normalización de la evaluación escolar o profesional de los saberes y de las destrezas (Ceneval), ni al inicio, ni al final de una carrera; tampoco durante el trayecto; apertura de la universidad al pueblo, cuya traducción es: abatimiento de los requisitos académicos de ingreso. El CGH tiene aún otras demandas análogas, por las que lucharía en un debate "democrático", para "refundar" la "universidad del pueblo".
Esas tesis son contrarias a la esencia de la Universidad: su enseñoramiento sería el fin de la UNAM. La institución universitaria consiste en un conjunto de normas académicas y legales ųque deben garantizar la real transmisión y generación de conocimientos. Entre más rigurosas y exigentes sean esas normas, más alta será la calidad educativa, siempre que esa exigencia se haga extensiva a la conformación de la planta académica.
Las del CGH son tesis populistas suicidas. Como dijera el investigador Jorge Bartolucci de los alumnos paristas: "son víctimas de un régimen escolar que defienden": el mundo del revés.
Los grupos pudientes podrán contar en el futuro, cada vez más, con una educación superior de alta calidad; ya mediante la creación de instituciones privadas, ya estudiando en el extranjero. Consolidar un "sistema" de educación superior pública de baja calidad académica, como el que derivaría de las "reglas" demandadas ųcon la UNAM entre las universidades de ese "sistema"ų, no haría sino coagular el abismo entre los grupos pudientes y el resto, aumentar la polarización social.
Conformar una sociedad con menos desigualdades y con una fuerte capilaridad social exige una alta educación superior para quienes no pueden sufragar su elevado costo, que será cada vez mayor, por cuanto la educación superior está volviéndose en el mundo más y más intensiva en capital. Las "reglas" demandadas apuestan con ceguera, desde el polo débil, al ahondamiento de la polarización social. El CGH tendría que demandar una educación exigente de alta calidad, similar a la que pueden y podrán pagar los pudientes, no defender un régimen escolar de baja calidad. Una educación exigente de alta calidad con normas académicas rigurosas es el único contenido concreto que puede tener la idea de universidad popular.
La UNAM perdida en el populismo es una pérdida irreparable para la nación; porque es aquí donde aún puede formarse a los cuadros dirigentes que requiere el país, con una visión estructurada, social, nacional, integradora; una visión necesaria en los estadistas, por ejemplo. No en la universidad privada, cuyos intereses, legítimos, sirven muy principalmente a los individuos que de ella egresan.
Ya hay voces contrarias al CGH que defienden a la UNAM como universidad para pobres. Alerta: su convergencia, con las demandas populistas, y con las tentaciones que pueden desarrollarse al interior del gobierno, de ceder a esas demandas, puede hundir a la UNAM y a lo que puede representar en la construcción del futuro: Ƒvía libre a los modernizadores con exclusión social? ƑUn apartheid definitivo de universitarios de segunda? Hagamos una defensa terminante de la universidad de todos.