* Propuestas reiteradas
Toma y daca de recriminaciones entre posturas todavía distantes
Hermann Bellinghausen * Colgados de los tiempos propios del Consejo General de Huelga (CGH), hasta los últimos minutos de ayer los paristas y la Comisión de Encuentro concluyeron su tercera reunión sin atenuar las declaraciones subidas de tono y los mutuos reproches de inflexibilidad. A causa de la pertinaz desconfianza estudiantil, las seis líneas de un intento de acuerdo (que podría ser el quinto de este diálogo) tardaron más de dos horas.
Mientras, la Comisión de Encuentro decía a los estudiantes en su último documento: ''No pueden pedirnos que acordemos con ustedes que la institución rompa consigo misma y acuerde la validez de la subversión''.
Los estudiantes, por su parte, replicaron: ''No creemos en sus palabras cuando dicen que les interesa que todos los universitarios opinen sobre los problemas que planteamos. Ustedes nunca se han preocupado realmente por consultar a la comunidad universitaria''. Aseguran que las consultas impulsadas por la rectoría ''no han sido más que un teatro donde las autoridades se consultan unas a otras''. Y rematan: ''ustedes confunden a la comunidad con la burocracia, y la burocracia no es la universidad''. Demandaron a la CE: ''ya no le den más largas al asunto''.
Al cierre de esta edición, el CGH presentó un documento más donde consideran ''falsas'' las modificaciones a la agenda que presuntamente habría hecho la comisión de rectoría, la cual presenta ''exactamente la misma propuesta que manejaron desde el primer encuentro del 5 de julio''.
Revirando la acusación de inflexibilidad hecha por la CE al CGH horas antes, los paristas se preguntan: ''Ƒde qué lado está la inflexibilidad, de parte del CGH que propone una agenda que incluye la propuesta de la CE, o en la de ustedes que excluye la discusión de las demandas del movimiento estudiantil? Con su reiterada negativa a discutir las causas que originaron el conflicto, son ustedes los únicos responsables de que esta huelga se alargue innecesariamente''.
Advirtieron a los representantes del rector: ''Está en sus manos que este conflicto se resuelva. Tienen ustedes la palabra'', y aseguraron que pese a todo se mantendrán en la mesa de discusión. La propuesta de acuerdo que al cierre de esta edición no se sabía si sería firmada por la Comisión de Encuentro, ponía el acento en que ''las partes aceptan que es la vía del diálogo y no la vía de la violencia, la forma idónea para avanzar en la conducción de este conflicto, y refrendan su disposición para continuar la búsqueda de acuerdos''.
Duelo al mediodía
Es mediodía pero no se nota porque está nublado, adentro y afuera del Palacio de Minería. Los 13 estudiantes ya esperan a la Comisión de Encuentro, cuyos miembros aparecen entre las azaleas y palmas de ornato que se ponen en las conferencias y convenciones. Los acompañan sus asesores legales. Los investigadores eméritos y directores toman sus asientos, nuevamente sin intercambiar saludos, con trabajos miradas rápidas, con la delegación estudiantil.
La cabellera zanahoria fosforescente de Angélica Moreno, moderadora de la representación estudiantil, es el único verdadero detalle de color en la larga mesa que reúne y separa a las partes.
''El movimiento estudiantil agrupado en el Consejo General de Huelga regresa a esta mesa de encuentro para reafirmar su disposición al diálogo como el medio ideal para la resolución de este y todos los conflictos'', lee Mayra Montiel, de Química, el documento donde los paristas notifican a la Comisión de Encuentro que ''las asambleas que conforman este CGH decidieron no aceptar ni el formato ni la agenda que plantearon los integrantes de la CE''.
En su oportunidad, Ricardo Pozas da lectura a su vez al documento de la representación de rectoría que, al igual que los estudiantes, reitera su disposición al diálogo, para enseguida asegurar que ''están dadas las condiciones para que el paro se levante y las instalaciones sean devueltas'', y se refiere a las ''muestras abundantes de flexibilidad'' de la CE.
El resolutivo del CGH asentaba minutos antes que ''el levantamiento no está a discusión en el diálogo''.
Según los estudiantes, ''es necesaria una revisión previa que permita abordar la transformación democrática de la UNAM en condiciones de no imposición''. Por esto el presente diálogo debe resolver, de acuerdo con el CGH, ''además de las características del espacio de discusión y resolución, los puntos estipulados en el pliego petitorio antes de iniciar la discusión amplia que requiere nuestra universidad''.
Alejandro González, del CCH Azcapotzalco, argumentó: ''Queremos ser escuchados. Nos parece indignante que hayan tenido que pasar 83 días para que las autoridades se sienten a discutir con nosotros estos puntos''.
Ricardo Tapia, de la CE, replica que ''queda claro que por parte del CGH ha habido una intransigencia enorme, y una falta de flexibilidad'', y da lectura a un documento del CGH de hace 40 días, donde se dice que el pliego es innegociable, y agrega: ''Ahora nos leen ustedes prácticamente lo mismo''.
Y así se seguirían toda la tarde las dos representaciones, acusándose mutuamente de inflexibilidad, de desprecio, de autoritarismo, de burocratismo. Las autoridades insistirían una y otra vez en el levantamiento y la entrega de las instalaciones, y los estudiantes en las exigencias insatisfechas de su huelga.
Octavio Campuzano, de posgrado, diría a la CE que las autoridades ''antes de la huelga, ofrecían lo mismo''.
Cuestionándose también la representatividad del de enfrente, y si representan a muchos o pocos universitarios, los dialogantes pasaron largas e interrumpidas horas tratando de desbrozar las posturas aún irreconciliables.
Silvia Torres, volviendo a su tono admonitorio, habría de decir: ''Yo creo que ustedes no están concientes de muchas cosas interrumpidas''. Dice que los paristas han hecho ''daño'', y no sólo ''travesuras''.
En sus intervenciones sucesivas los miembros de la Comisión de Encuentro insistirán en la ''devolución'' de las instalaciones, en que las reformas al Reglamento General de Pagos del 7 de junio resuelven el conflicto, y en que en la discusión debe participar toda la comunidad, y no sólo la de los huelguistas.
Con su gorra de beisbol con la visera hacia atrás, Ismael Hernández, de la Preparatoria 7, diría a su vez: ''Sí estamos dispuestos a discutir con todos los miembros de la UNAM. Pero ahora vemos que nos presentan las cosas hechas, ya decididas''.
Apelando a un ''el que nada debe nada teme'', José Núñez se burla de los estudiantes, recordándoles que ellos dicen actuar apegados a la Constitución: ''ƑPor qué les dan tanto miedo las sanciones que pudieran tener. Nadie que no ha violentado la ley tiene miedo a estas sanciones'', y haría una defensa de la normatividad de la institución.
Sayuri Herrera, de la Preparatoria 4, dijo: ''No tenemos nada que temer. Por eso estamos de cara a la nación. El diálogo ha sido la exigencia histórica de este movimiento. Ambas partes estamos comprometidas con el diálogo''.
Una pared contra la otra
En la calle, cientos de personas, esta vez en su mayoría estudiantes, seguían los momentos de la reunión, mediante un modesto monitor de televisión conectado de un carro al circuito cerrado de Minería. Cuando Rafael Pérez Pascual, moderador de parte de la CE, dijo: ''Por favor entiendan, ustedes ya ganaron'', la gente en la calle chifló tan recio que se oyó en el recinto de la reunión.
Y Cristina Puga: ''No hay peor perdedor que el que no sabe ganar'', no sin antes explicar brevemente a qué raza se refería Vasconcelos con el lema: ''Por mi raza hablará el espíritu''.
Y Angel Díaz Barriga: ''No es propio del diálogo eso de que gana el mejor. Nadie gana en un diálogo''. Aceptó que es necesario discutir ''qué proyecto de universidad queremos'', pero señaló a los estudiantes: ''El que ustedes defienden es peligroso. Es democrático y popular''. Y remató: ''Perdónenme, negociar es ceder''. Y les dijo: ''Con ustedes, yo me encuentro frente a una pared''.
En referencia a las ofertas de Rectoría, el representante de Azcapotzalco dijo: ''No hemos hecho una huelga para que nos pusieran otro buzón de quejas. Eso ya lo teníamos antes''. Exigió igualdad, ''no queremos que nos traten como a niños que sus padres castigan diciéndoles: hoy me odiarás, mañana me lo agradecerás''.
Y a tono con las anteriores participaciones estudiantiles, insiste en el carácter antidemocrático de los órganos institucionales de la UNAM y en la manera en que ''unos cuantos se rotan los puestos y los órganos de decisión''. O sea, nada ha cambiado.
Pérez Pascual dijo luego: ''No podemos negociar con ustedes la destrucción misma de la institucionalidad'', en referencia a las demandas del pliego petitorio y las dificultades para un Congreso Universitario como lo plantean los paristas.
Una pared contra la otra, las dos partes esgrimieron argumentos, con mayor o menor fortuna, durante los tres rounds, sin que las cosas avanzaran en ningún sentido. Las autoridades usaron un lenguaje severo, y los estudiantes hablaron una vez más llenos de reclamos. Angélica Moreno, la del cabello color zanahoria, dijo al final de la segunda ronda: ''No nos amenacen veladamente. Creo que no hemos ganado, las reformas del 7 de junio al Reglamento General de Pagos no garantizan nada'', y se refiere al carácter volátil del apellido ''voluntarias'', de la palabra terrible que está en el origen de la huelga: ''cuotas''.
Gran desfacedor de entuertos será quien, de estas posturas enfrentadas, ''rescate las coincidencias'' que permitan continuar con este encuentro, que hoy tuvo su tercera sesión sin lograr destrabarse.