PAGINA 9 Ť Lourdes Galaz
Una noticia buena y otra... vamos de mal en peor
* La pobreza alcanza al imperio de la democracia y la economía de mercado * En México, 33 millones de compatriotas viven al margen del bienestar para la familia
Qué más quisieran los políticos de estos tiempos que llegar a tener la sabia virtud que con los años descubrió el maestro Leduc, y en estos tiempos electorales no hacer las cosas a destiempo, como le acaba de suceder al señor Bill Clinton: justo cuando concluyó una gira nacional contra la pobreza, los futuros electores de su país conocieron un informe revelador de la realidad que alcanzó este fin de siglo al imperio de la democracia y la economía de mercado. Dice el documento preparado por el demógrafo Kurt Bauman que en Estados Unidos una de cada cinco personas no puede satisfacer sus necesidades básicas y, más aún, una de cada veinte no tiene lo suficiente para comer. Y aunque parezca irreal, 49 millones de blancos y negros (una mayoría) de american citizens (20 por ciento de la población) tienen problemas económicos serios.
Si allá donde Clinton hace campaña política en favor del Partido Demócrata y de su amigo Al Gore para presidente, presentando una iniciativa en las zonas más pobres de su país para promover las inversiones en el desarrollo regional, los críticos de la administración le cuestionan que sea un proyecto "pobre y muy tarde" (poco y a destiempo), aquí los aspirantes al gobierno se rasgan las vestiduras frente al neoliberalismo y la mundialización de la economía, mientras los demógrafos del Consejo Nacional de Población (Conapo) y los actuarios que llevan las cuentas nacionales (INEGI), publican esta semana que más de 50 por ciento de los mexicanos son pobres, sin acceso a los mínimos indispensables para el desarrollo humano, y 33 millones de personas en este país sobreviven por abajo del límite oficial de la pobreza, es decir, en la extrema de las miserias, totalmente al margen de las ofertas del bienestar para la familia en esta economía de tianguis (mercado en náhuatl) tan abierta en los últimos tiempos.
La representación de la ONU en México publicó el pasado lunes el Informe sobre el Desarrollo Humano 1999. El desarrollo vital de los mexicanos es calificado como medio por los expertos de Naciones Unidas. Colocan a México en el nivel 50 de una lista de 174 países. Comparado con las naciones latinoamericanas, nuestro país está en el nivel 34. Se vive mejor o el desarrollo humano es superior en Uruguay, Costa Rica, Venezuela y Panamá. Bueno, hasta en Barbados y las Bahamas. Sólo los que lo viven, lo creen: dice la ONU que unos 15 millones de mexicanos subsisten con menos de un dólar al día: con nueve pesos pretenden casa, vestido y sustento.
Y si allá en el país de Clinton las estadísticas sirven a la política, aquí también, sólo que con las cifras se hace cualquier cantidad de cosas, menos engañarse uno mismo. Y el sábado anterior, por la radio escuché decir al señor Zedillo en el espacio de las Pláticas del Presidente, que en sus giras de la semana (esta vez por Tlaxcala y Durango, estados con altos índices de pobreza, no como Chiapas, Guerrero y Oaxaca, por supuesto) tuvo la oportunidad de "reflexionar sobre lo que significa el anhelo de justicia social compartido por todos los mexicanos independientemente de nuestras convicciones políticas".
Ya en el tema, Zedillo comentó que el sistema educativo estará atendiendo en el próximo ciclo escolar a más de 29 millones de niños y jóvenes (sic), y que el sistema de salud del Estado cubre a 95 millones de mexicanos (sic). Y como con las cifras se puede lo que sea (salvo engañarnos a nosotros mismos, que quede claro), hasta compararlas con otras, como las de la Cepal que indican que 14 por ciento de los mexicanos de 13 a 17 años (1.5 millones de jóvenes) no estudian ni trabajan. El informe de la ONU muestra que 99 por ciento de los niños va a la primaria, 66 por ciento de los adolescentes tiene matrícula en secundaria y sólo 33 por ciento de los jóvenes mayores de 18 años accede a estudios universitarios... los analfabetas funcionales no aparecen en las cifras oficiales.
Qué ocioso resulta comparar cifras, como las que da el Presidente sobre los alcances del sistema estatal de salud. Dice Zedillo que el sistema de salud llega hasta los más apartados rincones de la patria para atender a 95 millones de mexicanos. Y sabe usted que la población total del país es de 98.1 millones ųpara diciembre del año 2000 seremos 100 millones los compatriotas. !Esa cobertura ni en la administración Clinton, bueno ni en la Cuba de Fidel, chico!
Y vienen a cuento ųque no a cuentasų las cifras, porque en la muy reciente celebración oficial del Día Mundial de la Población se recordó que hace 25 años, luego de aquella política de gobernar es poblar, el presidente Echeverría en 1974 dio un vuelco a la trayectoria demográfica de México al sentar las bases jurídicas de una nueva política de población que se ha mantenido cuatro sexenios. Sí, de no haberse frenado el ritmo de crecimiento demográfico, hoy en día seríamos más de 142 millones de habitantes, en lugar de los 98.1 millones que somos, y creceríamos, por efecto de la inercia demográfica, a un ritmo de 4 por ciento, cuando el índice actual es de 1.8 por ciento.
Vale un reconocimiento a ese grupo de académicos de la talla de Víctor Urquidi, Gustavo Cabrera, Raúl Benítez y Luis Unikel, que contribuyeron a delinear esa política poblacional. Con todo y esta gran revolución demográfica mexicana, que ha descansado en buena medida en una transformación cultural (quién pensaría que hoy 68 por ciento de las mujeres usa anticonceptivos y el promedio de hijos por familia disminuyó de 7 hasta 2 o 3 chamacos, y que las mamás de ahora dedican 10 años de su vida en la crianza de los hijos cuando en los 60-70 destinaban 25 años), más temprano que tarde, la realidad acabó por alcanzar hasta la mejor de nuestras revolucionarias intenciones.
Sin mencionar esa perversa relación entre la economía de mercado y la justicia social que tanto atrae la atención del presidente Zedillo y de los que quieren llegar a ser, un interesante señor, Rodolfo Turian ųsecretario general del Conapoų advirtió que de no avanzar con firmeza hacia un proyecto que fortalezca la capacidad de la economía para generar oportunidades de trabajo suficientes y adecuadamente remuneradas, habrá una cuantiosa emigración de mexicanos a Estados Unidos. Si hoy residen en el vecino país 8 millones de compatriotas, en el año 2020 la quinta parte de los mexicanos, 19 millones, vivirán del otro lado de la frontera... y el aumento de la cifra de pobres mexicanos será preocupación de los políticos del imperio de la democracia y la economía de mercado.
Con las cifras uno no se engaña: sin maquillar los datos, en las primeras dos décadas del nuevo Milenio aquí se quedará un número considerable de jóvenes a la edad de contraer matrimonio y formar un hogar independiente ųhoy por hoy el 15 por ciento de los chavos de entre 15 y 24 años carece de autonomía económica, no trabaja y tampoco estudia. Entonces la demanda de vivienda aumentará a razón de 850 mil por año. Fíjese bien: habría que construir en 20 años el equivalente a más de 75 por ciento de las casas-habitación disponibles actualmente.
A partir de las estadísticas se hacen teorías y proyectos en el papel, mientras la realidad, tarde que temprano, acaba por alcanzarnos. En la Universidad Nacional ya está sobre nosotros. Las pláticas de los paristas del CGH y la comisión de rectoría no prosperarán. Hace tiempo que el conflicto en la UNAM no es sólo de cifras...
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