La Fura dels Baus (cuyo nombre en catalán, elegido por simple eufonía, se puede traducir por hurón del Baus, un torrente del pueblo de Moiá y no algo relacionado con ``furia'', como todos tendemos a interpretar) presentó en México, en 1987, su espectáculo Accions en la muestra de teatro español que organizó Ramiro Osorio. Entonces todavía, posiblemente para consumo de giras y muy acorde con el montaje que traían, aportaban su conocido Manifiesto canalla en el que sostenían, entre otras cosas, que el suyo era un teatro de conducta sin reglas ni trayectoria preconcebida, que no quería saber nada del pasado. Al año siguiente (ver el cuaderno 34 que la desgraciadamente extinta revista El Público le dedicó), tras haber estrenado Suz/o/Suz y estaban a punto de cerrar la trilogía con Tier Mon, ya desconocían su manifiesto y hablan de dar un giro a su trabajo. De alguna manera lo dieron con su monumental espectáculo de apertura de la Olimpiada, porque la historia mitológica de la fundación de Barcelona supuso un trazo dramatúrgico muy alejado de la escenificación con que saltaron a la fama.
Es muy difícil seguir la trayectoria de un grupo extranjero. En los más de 10 años transcurridos entre sus dos presentaciones en México (y el atisbo televisivo de la Olimpiada) mucho se ha conservado y mucho sufre transformación. Se mantiene la fuerza indudable del grupo, el uso de artefactos, la aspiración a un ``teatro total''. Pero ahora ya no se agrede al público (en su presentación de Accions en México la mayor agresión corrió por cuenta de unos horribles guaruras) ni se le utiliza como escenografía móvil. No hay ya nihilismo en la forma -aunque sí en el tema, sobre lo que volveré- y existe una dramaturgia. Los espacios abiertos de su trilogía se convierten en un escenario a la italiana que antes desdeñaban y que, paradójicamente, les permite un mayor acercamiento al teatro totalizador por el uso de elementos multimedia.
Se trata de una aproximación más al Fausto de Goethe, del que se toman algunas de sus partes, haciendo hincapié en la primera. Mefistófeles ya no es el ángel caído, sino la otra parte de este Fausto (``yo siempre he estado dentro de ti'') que ha dedicado su vida al conocimiento, es decir, argumentalmente el espectáculo divide de manera un tanto maniquea el afán de saber y la apetencia vital del que, como Fausto, se supone que estamos todos formados y ninguno satisface. El afán de conocimiento encierra al Microcosmos, estudiante que desea seguir los pasos de Fausto, en las ataduras de la red de Internet, especie de jaula semejante a la habitada por el protagonista en un principio. De acuerdo: acumulación de datos no es sabiduría. Pero el impulso vital se muestra en un mundo muy degradado -por otra parte muy semejante al del texto original- sin redención posible. El suicida Fausto no puede morir hasta no alcanzar su momento de plenitud pactado con Mefisto y en el cual ambos desaparecerían en el vacío. Este se da, no cuando Fausto ve su reino colmado de felicidad a través del trabajo fructífero, sino cuando alcanza la nihilista sabiduría de sentirse apartado de los hombres, sus necesidades y apetencias. El ¡Detente momento eres tan bello! De quien encuentra la paz se basa aquí en la negación absoluta de todo.
Por otro lado, el espectáculo es deslumbrante en casi todos sus momentos, haciendo reserva del poco imaginativo ``Mefisto show''. Alucinantes aparatos, como la redoma que se convierte en enorme condón, en el que irónicamente está preso Fausto mientras el homúnculo lo contempla libre, el artilugio alado en el que viaja el sabio, por citar algunos. Artilugios que son movidos por miembros del grupo que más que tramoyas recuerdan entes infernales. La dosificación de actores en escena y proyecciones de video, las sombras proyectadas por efecto de la iluminación, los rectángulos que se abren en la escenografía y por los que aparecen algunos actores, la música, mantienen la acción teatral en un nivel muy alto. Momentos conmovedores como es el del rechazo de Margarita al amante infiel contrastan con la brutal sodomización de la víctima por su hermano y con gags como la sucesión de anuncios durante el viaje de Fausto y Mefisto. La proyección de videos y juegos de Internet son mucho más que un recurso multimedia: la representación visual del anhelo sexual de Margarita por Fausto y de éste por aquélla es en verdad extraordinario. Habría que felicitar a OCESA Presenta porque esta vez nos trajo un espectáculo teatral -ya lo ha hecho con los grandes del rock- de primera magnitud. Ojalá que siga en esta línea.