* Ejercicio de la memoria a un año de su partida
Sergio de la Peña fue un verdadero gentlecomunista
* Historias del mar, una visión terrestre, libro cuyo eje es la amistad
Mónica Mateos * Como un verdadero gentlecomunista recuerdan sus amigos a Sergio de la Peña, quien a un año de su ausencia física confirma que los hombres de corazón tierno y mente brillante nunca heredan abandono sino fértiles recuerdos.
La amistad, eje sobre el que De la Peña forjó tanto su activismo político como su intenso trabajo de análisis en torno de temas económicos y sociales, también es el hilo conductor de su libro Historias del mar, una visión terrestre que se presentó anoche en su casa editorial Siglo XXI.
Dicha obra ''es un punto de encuentro de mucha amistad. Sergio nos pidió a 40 de sus amigos que escribiéramos algo relativo a sus fotografías del mar visto desde la tierra, que eligiéramos la que más nos gustara. Un proyecto muy cálido", señaló el editor y poeta Jaime Labastida.
Entre los recuerdos más queridos que conserva de quien fue su amigo durante 40 años, Labastida dijo que Sergio de la Peña ''jamás convertía las discrepancias ideológicas en problemas personales. Era un hombre bondadoso, procuraba encontrar los puntos de acuerdo antes que los puntos de discrepancia, sin abandonar sus principios. No le gustaban las polémicas ácidas, nunca buscaba destrozar a sus adversarios teóricos".
Era tierno y dulce, así nomás: Payán
Como fotógrafo, De la Peña también fue notable su quehacer, así lo muestra la serie de 24 imágenes Flor-eros que se exhibe en el Centro Cultural Arnaldo Orfila de Siglo XXI Editores (Cerro del agua 248, Copilco). Se trata de flores que por instantes se transfiguran en delicados aromas eróticos.
''Marxista convencido, nunca dejó de sazonar sus manjares intelectuales con un sano grano de sal democrática", señaló en su turno Enrique Semo, quien compartió con los presentes un texto que escribió acerca de su amigo hace seis meses y que nunca había leído en público.
La militancia de Sergio de la Peña en el Partido Comunista Mexicano trascendió el tiempo, detalló Semo; ''fue firme, pero discreta, suficiente para definir su oposición al régimen, pero no tan intensa como para abandonar sus otros intereses; ajena a los oportunismos personales, pero no apasionada. Con esa aparente indolencia, su militancia se consolidó como un compromiso de por vida, sin excesos ni aspavientos, pero con una coherencia duradera.
''Odiaba los pactos de daca y toma, la intriga, la adulación, el ceremonismo, la lealtad incondicional y sobre todo lo que es peor para un político, no lograba odiar a sus enemigos. Prefirió cultivar hasta el final su jardín personal a habitar los palacios del poder. No me lo van a creer, pero Sergio era un gentlecomunista, amable, bondadoso, portador de un comunismo con cara humana. No era ingenuidad ni tampoco simpleza, sino una cualidad muy poco común en nuestro medio de canibalismo intelectual. Era pura, llana y simplemente bondad humana y aversión visceral al conflicto".
Otro gran amigo de Sergio de la Peña, Carlos Payán, estuvo presente durante la presentación de Historias del mar, libro para el cual escribió el prólogo. En su intervención recordó cuando se conocieron en 1958, las anécdotas de juventud y otros andares: ''Fuimos amigos toda la vida... Sergio siempre fue el que hizo la tarea, un trabajador incansable, con un ácido sentido del humor. El era como él era: tierno y dulce, así nomás".