n Alumnos de bachillerato ganaron concursos internacionales de química y biología
Ofrece el Conacyt apoyar a estudiantes destacados
Claudia Herrera Beltrán n El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) ofreció analizar la posibilidad de apoyar a los estudiantes mexicanos que recientemente obtuvieron medallas en los concursos internacionales de química y biología, pues admitió que en México no hay programas que reconozcan y retengan a ese tipo de jóvenes sobresalientes.
El director adjunto de Investigación Científica del Conacyt, Jaime Martuscelli, dijo en entrevista que en nuestro país falta "pastorear" a genios potenciales, y aseguró que posiblemente los mismos son atraídos por países como Estados Unidos, que flexibilizan su política migratoria con tal de ganarse talentos.
Con la representación de México, alumnos de bachillerato obtuvieron en días pasados tres medallas de bronce y una de plata en las olimpiadas internacionales de Química y Biología; sin embargo, sus profesores se quejaron de que en ocho años de participar en esas competencias, ni gobierno ni empresas les han otorgado a los ganadores becas de manutención o reconocimientos especiales. Advirtieron, además, que entre los ganadores hay candidatos a sumarse a la "fuga de cerebros".
Martuscelli dijo que desconoce si estudiantes galardonados han sido captados por instituciones educativas extranjeras, pero reconoció que "es muy grave" que algún mexicano que haya obtenido una medalla se le ofrezca educación y la ciudadanía de determinado país como un "gancho" para que se quede a vivir fuera de México.
Como sucede en muchos países, dijo, en el nuestro sobran los planes para atender a los estudiantes que reprueban y tienen bajo rendimiento escolar, pero no hay programas para detectar y estimular a estudiantes sobresalientes. Men- cionó que en China, por ejemplo, hay estrategias para desarrollar el potencial de los estudiantes con calificaciones altas.
En ese sentido, consideró positivo apoyar a los mexicanos que logran buenos resultados en competencias internacionales, y anunció que va a comentar esa posibilidad con las autoridades del Conacyt. "No hay duda que si nosotros los pastoreamos bien y les damos el apoyo pudieran terminar siendo buenos científicos", añadió.
En su opinión, la falta de programas para alumnos distinguidos en olimpiadas del conocimiento se debe a que la participación de México en esas justas es un "fenómeno nuevo", aunque "es cierto que cada vez que van y compiten casi siempre traen una medalla, aunque sea de bronce".
Señaló que el Conacyt contribuye con recursos para la realización de las olimpiadas nacionales de química, física, matemáticas y biología, y por ello ha sido testigo del esfuerzo que maestros y alumnos hacen para la elección de los mejores, y después en darles una buena preparación académica.
Los estudiantes brillantes pasan por muchas pruebas antes de llegar a representar a México, aseguró. De 3 mil que concursan en las eliminatorias regionales, quedan 200, y después 10 son elegidos, mediante otra serie de exámenes. Su preparación es tan intensa que en unos cuantos días llegan a aprender temas científicos de licenciatura y posgrado que les sirven para contestar los exámenes de la olimpiada internacional, divididos en uno teórico y otro práctico, que duran cinco horas cada uno.
Más allá de lo que pudiera hacer el Conacyt, Martuscelli explicó que el impulso de alumnos de bachillerato destacados es tarea de las universidades, de la Secretaría de Educación Pública o del Instituto Nacional de la Juventud, porque su organismo se concentra en ofrecer becas para realizar estudios de posgrado.
Señaló que esa dependencia podría ofrecer apoyo en casos especiales, pero no puede utilizar recursos para los estudios de licenciatura porque tendría que restar presupuesto a los programas de becas de maestría y doctorado.
No obstante, dijo que los jóvenes destacados no tienen muchos problemas para continuar sus estudios, pues tienen asegurada su educación en las universidades públicas y mediante el Conacyt pueden estudiar el posgrado y hacer estudios posdoctorales en el país y en el extranjero.