Es una curiosa ironía que la demanda por dumping, o sea, por vender barato el petróleo, entablada por petroleras estadunidenses contra México y tres países del Golfo Pérsico, se esté desarrollando mientras que los precios del crudo han subido de manera notoria. Con mayor razón lo es debido a que el aumento de los precios fue resultado de la concertación de éstos y otros países exportadores de petróleo.
A primera vista puede parecer también extraño que la compañía petrolera Exxon, con base en Estados Unidos, se haya opuesto públicamente a la mencionada demanda. Aunque ésta y otras empresas del país vecino tienen relaciones con Pemex, para la Exxon el Golfo Pérsico es mucho más importante que México, y le afecta sobre todo el que se quiera sancionar al petróleo importado de Arabia Saudita.
Aunque la historia es larga, se puede resumir en unas líneas. Hace tiempo, las principales compañías petroleras del mundo, las que en algún momento fueron bautizadas como Las siete hermanas, lograron el control de los yacimientos del Pérsico. Especialmente a partir de los descubrimientos de los primeros años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, estas empresas se encontraron en posesión de los yacimientos más importantes del mundo y que, al mismo tiempo, tenían los costos de producción más bajos del planeta, con mucha diferencia frente a los otros. La mayor de las hermanas era la Standard Oil of New Jersey, luego llamada Esso Standard Oil y ahora rebautizada como Exxon.
Otras compañías del país del norte, conocidas como independientes, dependían en realidad del petróleo producido en Estados Unidos, el cual es mucho más caro de extraer. Por lo mismo, estaban en desventaja. Algunas de estas últimas han logrado acceso a petróleo de zonas menos caras, pero nunca al del Pérsico.
Durante los años del petróleo caro, los países del Pérsico y otros de la OPEP se fortalecieron y, en su gran mayoría, nacionalizaron la extracción de petróleo. La Exxon y sus familiares, sin embargo, conservaron los canales de comercialización, la refinación y las redes de gasolineras, todo lo cual les proporcionaba enormes márgenes de utilidad. En esos años de precios altos del petróleo, la lista de la mayores empresas de la revista Fortune estaba encabezada por la Exxon y sus hermanas ocupaban otros lugares importantes.
De ahí que si, ahora, se gravara o sancionara al petróleo procedente del Golfo Pérsico, la Exxon y sus similares se verían afectadas, y las beneficiadas serían las que dependen ante todo del petróleo producido en su propio país, que son, en comparación, bastante débiles. Ni siquiera, hoy, son todas las independientes, sino sólo una parte de ellas.
Esa es la razón de que nos haya salido un defensor bastante poderoso. Además, claro, del hecho -ya detallado en un artículo anterior en este mismo espacio- que la mencionada demanda está llena de absurdos.