A los 75 años confiesa su nacionalidad estadunidense; hoy, en el Salón 21
šCoño!, hoy canto como si fuera un muchacho, dice Celio González
Ernesto Márquez n Una de las voces más estimadas del canto caribeño es la de Celio González, quien en contraste con la tendencia salsosa de otros soneros se ha mantenido fiel a lo que es la música cubana tradicional: el son, la guaracha, el guaguancó y, sobre todo, el bolero, género en el que se ha impuesto como uno de los mejores intérpretes.
Celio es un bolerista natural, con una voz muy particular; ácida y cálida, de connotación hispanoafricana que destaca ritmo y melodía, a la vez. Es un cantante clásico difícil de encontrarle influencias y "afectaciones" de otros cantantes. El creó un estilo, "su" estilo. Siendo diferente a sus coterráneos, incluso en el mismo momento en que la producción cubana y latinoamericana de boleristas fue desmesurada. Tan lejos de la voz de humo de Lucho Gatica, como de la potencia y dicción perfecta de Alberto Beltrán. Su estilo no es tan depurado como el de Leo Marini, ni tan provocador como el de Daniel Santos. Tampoco fue una síntesis de todos ellos; tan sólo fue diferente, original y melodioso.
"ƑMi estilo? No, no te puedo definir mi estilo; es algo natural... una cosa que no te puedo explicar", comienza por decirnos en entrevista este hombre de 75 años de edad, quien asegura "seguir cantando como antes".
"Lo que yo canto me sale de adentro, de aquí", dice señalando el estómago. "De ahí es de donde viene la fuerza, la bravura. Porque hasta para cantar boleros hay que ser bravo".
"No tuve la gracia de nacer compositor o músico de inspiración, pero he tenido una fortuna, un ache --expone Celio--. Desde que comencé me llegaron canciones que se convirtieron en grandes éxitos. Bendito Dios que me ha ayudado y también los santos, porque yo soy santero, Ƒsabe?
--ƑCuál es su santo?
--San Lázaro, Babal Ayé; él me cuida y me protege.
--ƑY cómo le llegaban las canciones?
--Los compositores me buscaban ofreciéndome tal o cual tema. Yo lo escuchaba y si me apetecía lo aceptaba. Así llegaron canciones como Quémame los ojos, Malvado proceder, Sin pensar en tí, En el balcón aquel, Total, Amor sin esperanza, Una docena de besos... Hice populares a muchos compositores que nadie conocía.
--ƑY composiciones propias, maestro?
--Tengo algunas. Lo que pasa es que soy muy güevón para escribir, pero cuando me dedico saco algunas cositas buenas.
Originario de Camajuaní, "un pueblo de guerrilleros", muy cercano a la Villa de Santa Clara, Celio nos comenta que nunca estudió canto. "Yo comencé a cantar desde muy pequeño. Acompañando a mamaíta haciendo la segunda voz, que es muy difícil. Luego formé un trío, el Ascencio, que es mi segundo apellido. En este trío cantaba boleros y tangos. Luego pasé a ser la figura principal de Los Juvenes del Cayo, conjunto en el que grabé Encantado de la vida, de Justo Barreto, antes de que la diera a conocer Benny Moré. También popularicé una pieza llamada Monterrey, que Justo escribió en honor de esa ciudad de México. Más adelante formé parte del grupo de Luis Santi, el Conjunto Casino de Roberto Espí, en la que impuse mi primer hit, Plazos traicioneros, del maestro Cheo Marquetti".
El "salto de tigre" lo da en 1955, cuando ingresa a la Sonora Matancera, la más popular y querida orquesta de música bailable cubana. Don Rogelio Martínez, director y luz guía del conjunto, puso sus ojos en él, intuyendo lo que venía. Y lo que vino fueron cinco años de números pegados en la radio en la voz de este hombre enjuto y risueño a quien el pueblo empezó a llamar El flaco de oro.
Pese a su imposibilidad física en las manos, Celio bailó, tocó clave e hizo coros con Regelio y Caíto. Sus actuaciones en CMQ Radio, y en los programas Jueves de Partagás y Alegrías con Hatuey, de Radio Progreso, le proporcionaron la unión perfecta con la Matancera.
"Con la Sonora viví uno de los momentos más importantes de mi vida --señala--. Definí una personalidad y maduré una forma de cantar. Estaba joven y me quería comer al mundo. Lo mismo cantaba guarachas que boleros, rumbitas que danzonetes, guajiras que onda beat. Era un loco y tenía voz para responder.
--ƑY esa voz se conserva?
--šCoño! Yo estoy cantando como antes, como cuando era muchacho.
--ƑCómo era el ambiente musical en La Habana en ese momento?
--La Habana estaba jodida, pero había mucha actividad nocturna. Muchas orquestas y muchos dólares. Los mejores cabarets del mundo estaban ahí. La música cubana estaba en su apogeo, pero vino la chingadera esa de Fidel y la cosa cambió. Entonces decidí venir a México. Acepté un contrato que me ofrecieron en Orfeón y me quedé aquí. Hasta la fecha.
--ƑIntuía lo que iba a pasar con la llegada de Castro?
--No, chico. Yo simpatizaba con él. Incluso ayudé a sus cosas, pero nunca me pude imaginar que iba a pasar todo lo que ya sabemos.
En nuestro país, Celio González le dio continuidad a su trabajo realizando grabaciones y actuando en teatros y centros nocturnos. Aquí contrajo matrimonio con la mexicana María Torres, con quien procreó tres hijos --Celio David, Elisa y Celio Lázaro--, y a pesar de la oportunidad de radicar en otros países con mejores oportunidades de trabajo decidió afincarse en México.
--ƑPor qué, Celio?
--Por su gente, por su geografía... porque me gusta mucho este país.
--Olga Guillot se fue de México debido a las muchas simpatías que la Revolución Cubana tiene entre nosotros.
--Eso es verdad. Aquí hay muchos comunistas. Pero yo no le hice caso a eso. Yo no veo la política. Yo veo a la gente y la gente mexicana es a toda madre.
Celio, quien nunca ha perdido el buen humor, baja la voz y como si se tratara de un gran secreto refiere:
"Mira, te voy a decir algo que a nadie le he dicho y quiero que tú lo sepas, nada más pa' que vea cuánto los quiero: yo soy ciudadano americano (estadunidense), tengo pasaporte americano y aquí llevo 40 años. ƑQué te parece? šCoño! Esta es una tierra que se ha portado muy bien conmigo. Me dio una esposa y unos hijos hermosos. Tú cómo no crees que voy a estar agradecido.
--ƑSigue siendo México una buena opción laboral para usted?
--Sí. A Dios gracias no me falta trabajo. Lo que me hace falta es grabar. Estamos en planes con Universal Music.
--ƑQué nos ofrece Celio en este trabajo?
--Canciones bonitas. Yo tengo un repertorio de canciones antiguas muy buenas y pienso alternarlas con algunas composiciones modernas, para estar en onda con estos tiempos.
--ƑCuál es el mejor homenaje que puede recibir en vida un cantante como usted?
--Que me escuche la gente. Pero sin homenajes, porque los homenajes se lo hacen a la gente jodida y ese no es mi caso.
--ƑVive bien, don Celio?
--Vivo de poca madre. Come mi familia, come mi perro y como yo.
--ƑTodo del canto?
--Sí, todo sale de ahí.
--ƑAlguna queja, algún reproche, algo que le haya faltado por hacer?
--Nada. Todo está en orden porque todo lo he llevado en orden. No debo, ni pido fiado, ya que todo lo compro al contado. Y aquí me ves: a toda madre, gozando porque soy bonito y sabroso.
Y ríe Celio con esa energía que le dan sus juveniles 75 años. Uno lo mira arrobado. Después, en el recuento, nos parece mentira que hayamos estado a tan corta distancia de una parte de la historia viva de la música popular.
*****
Celio González con una orquesta "poderosisíma", como él mismo la califica, en la que se encuentra su hijo Celín, percusionista exclusivo de la Latin Percusion, se presentará hoy, viernes 16, y sábado 17 en el Salón 21 (Andrómaco y Molière, colonia Polanco), en lo que promete ser una noche de nostalgia y mucho jícamo, ya que además estarán Los Hermanos šBomba! Rosario, y una de las mejores agrupaciones de la salsa colombiana: el Grupo Caneo. No se diga que no le advertimos de este suceso.