Masiosare, domingo 18 de julio de 1999


Yla alianza va


Después de Nayarit y Coahuila, las posiciones de PAN y PRD en torno a una coalición en el 2000 se han flexibilizado en todos los frentes. Cárdenas y Vicente Fox están dispuestos a arriesgarse al veredicto de una consulta ciudadana. La firma del acuerdo político y el lanzamiento de la plataforma común son los pasos siguientes

El PRD-en obediencia a la propuesta de Cuauhtémoc Cárdenas- quiere una elección primaria. El PAN, en cambio, considera ``demasiado arriesgado'' que ese acto fuera organizado por cuenta y riesgo de los partidos.

Ambos partidos llevan casi medio año tratando de ponerse de acuerdo al respecto (aunque apenas unas semanas en pláticas formales).

En el punto, las conversaciones entre los partidos casi no habían avanzado, hasta que se conoció de una idea, surgida en la oficina de Dante Delgado: la aplicación de un macro-sondeo de opinión en todo el país, a cargo de tres empresas especializadas.

En el proyecto original se hablaba de la visita a 40 mil hogares del país, seleccionados aleatoriamente entre los registros oficiales.

Los encuestadores llevarían una cédula de una pregunta (¿a quién preferiría como candidato de una coalición opositora a la Presidencia de la República?) y la información sería recabada en una sola jornada de trabajo.

Pero la propuesta tiene fallas elementales: ¿cualquier miembro de la familia podría contestar? ¿A quién se le preguntaría en los domicilios donde hubiera más de un adulto? ¿Qué pasaría con aquellos donde no se encontrara a nadie en edad de votar?

En las últimas conversaciones ya se definió personalizar la encuesta (en ese esquema, los encuestados saldrían de un sorteo basado en el padrón electoral), pero algunos especialistas consultados han sugerido ampliar la base de entrevistados,a fin de darle mayor certidumbre.

El número mágico ahora es 120 mil cuestionarios.

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¿Hay condiciones para que la oposición convoque a una elección primaria?

Técnicamente sí -según estudios y escenarios que las directvas partidistas han tenido a la mano-, pero es altísimo el grado de dificultad.

Algunos datos, para ilustrar:

Los convocantes tendrían que gastar 50 millones de pesos. Y cinco millones -por lo menos- los votos que tendrían que contabilizarse.

Los centros de votación se instalarían en lugares públicos concurridos, como mercados, centros comerciales y parques.

Se podrían imprimir hasta 10 millones de boletas. Aunque el mayor gasto sería en la promoción del voto en los medios electrónicos.

En las negociaciones en curso se construyeron muchos escenarios: que la primaria coincidiera con el proceso de selección priísta, para no perder en imagen; que los potenciales votantes pudieran participar sólo en su sección electoral, para inhibir suspicacias; que los resultados se dieran a conocer lo más pronto posibleÉ

El mundo ideal de los negociadores: que sólo se registraran dos candidatos, aunque fueran ocho los partidos participantes en la coalición.

Pero a estas alturas, la celebración de una elección primaria -como tal- se da casi por descartada. La falta de recursos, la inexistencia de una instancia que pudiera organizarla y la estrechez de los plazos son las principales ponderaciones en contra.

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De los apuntes de un asistente a las negociaciones:

En las últimas dos semanas, los avances en las negociaciones han sido notorios. Ya existen las bases para firmar el pacto político que daría cuerpo a la coalición y los corchetes prácticamente desaparecieron de los borradores de la plataforma común.

Ya se acordó la fórmula para cumplir con los requisitos legales: la coalición tendría una dirección colegiada -en la que habría representantes de todos los partidos- cuya titularidad sería rotativa.

Además, se integrarían comisiones para las áreas de organización, asuntos electorales, comunicación social, etc.

También hay consenso en los procedimientos. Las directvas partidarias firmarían un acuerdo político y darían su aval a la plataforma común. Después vendría la selección del candidato, sea cual fuere el método adoptado.

Ese procedimiento -así como la elección de los candidatos al Congreso- se conducirá al amparo reglamento que se elaborará de manera conjunta.

Para la elección de sus candidatos, la coalición instauraría un organismo ciudadano -a imagen y semejanza del IFE- en el que habría nueve representantes de la sociedad civil (propuestos por los partidos) y representantes de cada uno de los partidos.

Las fórmulas para seleccionar a los candidatos -incluido el presidencial- son:

- Elección por consenso

- Elección por mayoría

- Elección por consulta directa

- Candidaturas externas

Una comisión nacional de candidaturas que evaluaría a los aspirantes y seleccionaría a los mejores.

Si la coalición se concretara, el partido que obtuviera la candidatura presidencial no podría proponer candidato a la jefatura de GobiernoÉ aunque alguno de los perdedores de la contienda grande podría ser candidato, si los partidos llegaran a un consenso.

En ese caso, la primera opción sería que el partido que quedara en segundo lugar en la primaria presidencial propusiera al candidato a jefe de Gobierno.

La semana que terminó, los partidos intercambiaron listas, con los probables candidatos ``de consenso''.

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- Debe darse una elección primaria. La única condición indispensable es que los participantes convengan en aceptar los resultados.

- La debe organizar una autoridad electoral imparcial, que podría urgir de entre las organizaciones no gubernamentales las encargadas de la preparación de la primaria. Y que a su cargo también quede la supervisión de la legalidad.

Esa es la opinión de Cuauhtémoc Cárdenas.

Pero antes de eso -según el jefe del Gobierno capitalino- los partidos deben llegar a un acuerdo ``sobre qué manejo debe darse a sus diferencias'', clamó Cuauhtémoc Cárdenas el domingo 11, en el arranque de su gira nacional como candidato del PT.

En Veracruz, Cárdenas señaló que las divergencias entre PAN y PRD en temas como los derechos de los pueblos indígenas, la política energética o la gratuidad de la educación, en el pasado reciente han provocado confrontaciones legislativas entre ambas fuerzas.

``No estaría de acuerdo en que fueramos a una coalición si no tenemos preciso qué es lo que nos da unidad y cuáles son los compromisos que partidos y candidatos tomamos respecto de la acción futura, sobre todo en caso de ganar'', argumentó.

Cuatro días después, se dio una señal en ese sentido:

El jueves 15, las directivas de ambos partidos firmaron -junto con PT, PVEM, PCD, PAS, PCN y Covergencia por la Democracia- una declaración pública en apoyo al diputado Santiago Creel.

En los periódicos se reprodujo textualmente la manifestación de la oposición, pero pocos observaron el detalle fino: después de muchos meses de divergencias, PAN y PRD estuvieron del mismo lado en el tratamiento del Fobaproa y el financiamiento público a los partidos. (Alberto Nájar y Alberto Aguirre M.)